El último "invento" de Tatu Rizzi

Opio crea adicción

Miércoles, 4 de enero de 2017

Tras su experiencia en Blanch, el chef Tatu Rizzi sorprende con sus interpretaciones de la cocina del sudeste asiático. Opio exige varias visitas para recorrer todas las opciones de la carta.

A finales de octubre, Tatu Rizzi (que no es pariente de Carlo Rizzi, el primer marido de Connie Corleone, de trágico final) abrió su nuevo local en Palermo: Opio Gastropub. A Tatu lo conocíamos desde la época de Blanch, que tantas alegrías nos supo dar. En este nuevo local, esa identidad que se insinuaba en su anterior trabajo aparece mucho más definida.

Opio se encuentra frente a El Tejano en plena nueva zona gastronómica palermitana (Gran Dabbang, La Alacena, Proper, etcétera). Su salón es bastante grande, lo que a priori no era la idea original del chef. Tatu nos contó que estaba buscando abrir algo más pequeño pero que se presentó la oportunidad de alquilar este local -era un taller- y no lo dudó.

La decoración es sencilla e "industrial", prolija y bien pensada. Todo fue hecho a pulmón por el mismo Rizzi y su equipo en tiempo récord. El nombre remite a los tugurios de la China dominada por los países colonialistas, una Shanghai repleta de occidentales haciendo negocios y de almas perdidas que se refugiaban en los fumaderos durante días. Y así es Opio, un lugar que atrae y que se marca en el inconsciente como un hogar seguro, un lugar adonde acudir con la garantía de sentirnos protegidos y alimentados.

Y en cierta medida la comida de Tatu responde, haciendo analogía, a un refugio culinario, un lugar que trata de combinar algunos platillos que poco a poco se van haciendo conocidos en Buenos Aires, en algunos casos quizás un poco exageradamente. U otros como los arrolladitos primavera que siempre los comimos iguales y en este caso son diferentes, más crocantes, más sabrosos, más lindos, en definitiva, mejores. 

La grafitería de la fachada define el alma: Curries, Sandwiches y Sopas. Y en el menú -gracias a Dios Tatu se suma a la hora de romper con las categorías de entradas, principales y postres-, se ven ensaladas, snacks -una opción para el "estoy para picar algo"-, curries, sopas (al fin como una sección entera del menú), sándwiches orientales (baos, buns y banh mi) y postres.

Probamos las crab cakes de langostinos con panko ($ 140 x 5 unidades); el banh "mi clásico", con albóndigas de cerdo y pickles de zanahoria ($ 130 x 2 unidades); los arrolladitos primavera de pollo, fritos con akusay, fideos y hongos ($ 110 x 2 unidades); el bum clásico que viene con panceta (como corresponde) akusay, salsa hoisin y pickles ($ 125 x 2 unidades), y de postre, la paleta de chocolate y chili con garrapiñada ($ 60) que resultó una verdadera y agradable sorpresa. Y con todo esto no llegamos ni a un quinto de las opciones disponibles.

Hay un menú de tragos y bebidas en general, con muchas opciones interesantes: el gin tonic con manzana verde y enebro ($ 120) fue mi elección. Pero nos quedamos con ganas de probar el Opio (Jameson, syrup, albahaca, lima y soda) y la caipirinha de sandía, ideal para el verano. Los precios de los tragos van desde $ 60 hasta $ 120.

Elegimos sentarnos en la barra porque ahí se puede disfrutar de Tatu despachando y cocinando, lo cual es muy ventajoso. Y porque hace al espíritu del lugar según lo que describimos anteriormente. Quisiera destacar esto: es un lugar para ir seguido porque tiene muchas opciones de sabores fuertes y diferentes, porque tiene esa cualidad que tienen algunos otros locales en donde "todo es rico" y porque los precios son realmente muy cómodos. 

Hay lugar para estacionar en las cercanías y la mesa comunitaria del centro del salón parece ideal para hacer sociales y conocer gente.

Creo que de no mediar ningún huracán, en poco tiempo Opio se transformará en uno de esos lugares de culto en los cuales hay que hacer cola para entrar -de hecho ya pasa eso en horario pico- y que conseguirá muchísimos adeptos y defensores.

Una nota importante: abre de miércoles a sábado. Ojala se extiendan a los martes y por qué no, a los lunes, días en los que las opciones son limitadas.


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