Chila está de diezMiércoles, 13 de julio de 2016Para la gastronomía argentina, una década es mucho, demasiado tiempo. Chila es un ejemplo de respeto por el comensal y la calidad de lo que se produce en nuestro territorio. Una experiencia poco usual y digna de elogiar.
Chila - Alicia Moreau de Justo 1160 - Tel.: 4343-6067. Martes a domingo solo por la noche. Principales tarjetas.
Cocina: De Autor
Barrio: Puerto Madero
Precio: $$$$$
Está claro que todos los que encaran un emprendimiento tienen una intención clara de que su negocio sea rentable. Pero la cuestión pasa por los medios, que pueden ser maquiavélicos o no. Para los que gestionan Chila, el fin no justifica los medios.
Este año, el restaurante de Puerto Madero cumple su primera década de vida. Y no podemos menos que valorar el esfuerzo y el tesón puesto de manifiesto por Andrés Porcel, mentor y propietario, que tiene desde sus comienzos a Soledad Nardelli como chef.
Porcel pensó en tener un restaurante mucho tiempo antes de que Chila fuera una realidad. Gourmet acostumbrado a comer bien en cualquier parte del mundo, su deseo –cumplido por suerte para todos nosotros- era abrir un lugar donde se pudiera disfrutar de la comida de igual manera que él lo hace habitualmente.
Andrés nos cuenta que el nombre surgió de aquel restaurante de Puerto Madero que se llamó Cholila y que firmaba Francis Mallmann, de corto recorrido por cierto.
Chila comenzó siendo un restaurante con estilo francés en sus técnicas y una interpretación personal de la chef Nardelli. Sin embargo, los continuos viajes al interior del país para filmar un programa que se emitía en el cable, le dieron a Soledad una visión diferente de encarar su propuesta con la presencia de productos nacionales.
Es así que Chila fue mejorando con el tiempo, como los vinos. Y hoy es un emblema de esa Cocina Argentina que no terminamos por definir, pero que tiene por suerte otros exponentes de peso en todo el territorio, que nos acercan cada vez más a ese objetivo.
También surgieron cambios en la ambientación: mayor informalidad, cocina a la vista desde el pasillo de acceso al salón, eliminación de manteles y una separación de mesas que permite la conversación discreta. Pero hay más, Chila es uno de los escasos restaurantes donde se han preocupado por la sonoridad. Si hay un lugar donde uno puede comer sin ruidos molestos, ni mozos que pasan entre las mesas como si fuera un desfiladero, más un servicio impecable, ése es Chila.
CHILA ES UNA SABIA MEZCLA DE PRODUCTOS ARGENTINOS Y TÉCNICAS QUE POTENCIAN SUS CUALIDADES. UNA EXPERIENCIA QUE NOS ACERCA A LO MEJOR DE NUESTRA GASTRONOMÍA.
Pero siempre, al menos para nosotros, lo prioritario es la comida. Y en este aspecto, estamos en presencia de uno de los mejores restaurantes argentinos, muy por encima de otros que figuran mejores posicionados en ciertas guías por obra y gracia de algún contubernio lamentable.
Soledad Nardelli define la propuesta de Chila como "Cocina de Producto/res". Hoy la "vedette" de la carta son los productos de nuestros campos, mares y ríos.
Hay dos opciones de menús, de 3 y 7 pasos. Ambos tienen un precio fijo. En el primero, el comensal elige entre siete opciones de entradas y principales, y seis de postres. El segundo, en cambio, incluye platos escogidos por la chef. Ambos tienen un precio fijo y otorgan la posibilidad de optar por el maridaje, o bien elegir uno mismo los vinos de la carta, que abunda en bodegas y etiquetas como para satisfacer a los bebedores más exigentes.
Algunos platos del menú de tres pasos son las vieiras, arvejas y manzanas; pulpo, papines y puerro; ostras, pepino y apionabo; mollejas, limones curados, palta y polen; cochinillo, ananás y berenjenas; corte madurado al vacío, tomates y romero; ananás y eucalipto; soufflé de dulce de leche, helado de crema americana y salsa de maní.
Los siete pasos del segundo menú son los siguientes: "nuestra idea vegetariana" en su versión de humita; langostinos, uva blanca y algas; "nuestro Revuelto Gramajo"; merluza negra, albahaca, hinojo y yogur; codorniz, quinoa, melisa y yema ahumada; Kobe, morrón, ajo negro y olivas; "nuestro queso y dulce".
Creemos enfáticamente que Chila está en el podio de los mejores restaurantes del país. El valor del cubierto es elevado, pero sin dudas que cuesta lo que vale. Ningún gourmet que se precie de tal, debería perderse esta experiencia. Ganó su década y va por más.
Para la gastronomía argentina, una década es mucho, demasiado tiempo. Chila es un ejemplo de respeto por el comensal y la calidad de lo que se produce en nuestro territorio. Una experiencia poco usual y digna de elogiar.
Chila - Alicia Moreau de Justo 1160 - Tel.: 4343-6067. Martes a domingo solo por la noche. Principales tarjetas.
Cocina: De Autor
Barrio: Puerto Madero
Precio: $$$$$
Está claro que todos los que encaran un emprendimiento tienen una intención clara de que su negocio sea rentable. Pero la cuestión pasa por los medios, que pueden ser maquiavélicos o no. Para los que gestionan Chila, el fin no justifica los medios.
Este año, el restaurante de Puerto Madero cumple su primera década de vida. Y no podemos menos que valorar el esfuerzo y el tesón puesto de manifiesto por Andrés Porcel, mentor y propietario, que tiene desde sus comienzos a Soledad Nardelli como chef.
Porcel pensó en tener un restaurante mucho tiempo antes de que Chila fuera una realidad. Gourmet acostumbrado a comer bien en cualquier parte del mundo, su deseo –cumplido por suerte para todos nosotros- era abrir un lugar donde se pudiera disfrutar de la comida de igual manera que él lo hace habitualmente.
Andrés nos cuenta que el nombre surgió de aquel restaurante de Puerto Madero que se llamó Cholila y que firmaba Francis Mallmann, de corto recorrido por cierto.
Chila comenzó siendo un restaurante con estilo francés en sus técnicas y una interpretación personal de la chef Nardelli. Sin embargo, los continuos viajes al interior del país para filmar un programa que se emitía en el cable, le dieron a Soledad una visión diferente de encarar su propuesta con la presencia de productos nacionales.
Es así que Chila fue mejorando con el tiempo, como los vinos. Y hoy es un emblema de esa Cocina Argentina que no terminamos por definir, pero que tiene por suerte otros exponentes de peso en todo el territorio, que nos acercan cada vez más a ese objetivo.
También surgieron cambios en la ambientación: mayor informalidad, cocina a la vista desde el pasillo de acceso al salón, eliminación de manteles y una separación de mesas que permite la conversación discreta. Pero hay más, Chila es uno de los escasos restaurantes donde se han preocupado por la sonoridad. Si hay un lugar donde uno puede comer sin ruidos molestos, ni mozos que pasan entre las mesas como si fuera un desfiladero, más un servicio impecable, ése es Chila.
CHILA ES UNA SABIA MEZCLA DE PRODUCTOS ARGENTINOS Y TÉCNICAS QUE POTENCIAN SUS CUALIDADES. UNA EXPERIENCIA QUE NOS ACERCA A LO MEJOR DE NUESTRA GASTRONOMÍA.
Pero siempre, al menos para nosotros, lo prioritario es la comida. Y en este aspecto, estamos en presencia de uno de los mejores restaurantes argentinos, muy por encima de otros que figuran mejores posicionados en ciertas guías por obra y gracia de algún contubernio lamentable.
Soledad Nardelli define la propuesta de Chila como "Cocina de Producto/res". Hoy la "vedette" de la carta son los productos de nuestros campos, mares y ríos.
Hay dos opciones de menús, de 3 y 7 pasos. Ambos tienen un precio fijo. En el primero, el comensal elige entre siete opciones de entradas y principales, y seis de postres. El segundo, en cambio, incluye platos escogidos por la chef. Ambos tienen un precio fijo y otorgan la posibilidad de optar por el maridaje, o bien elegir uno mismo los vinos de la carta, que abunda en bodegas y etiquetas como para satisfacer a los bebedores más exigentes.
Algunos platos del menú de tres pasos son las vieiras, arvejas y manzanas; pulpo, papines y puerro; ostras, pepino y apionabo; mollejas, limones curados, palta y polen; cochinillo, ananás y berenjenas; corte madurado al vacío, tomates y romero; ananás y eucalipto; soufflé de dulce de leche, helado de crema americana y salsa de maní.
Los siete pasos del segundo menú son los siguientes: "nuestra idea vegetariana" en su versión de humita; langostinos, uva blanca y algas; "nuestro Revuelto Gramajo"; merluza negra, albahaca, hinojo y yogur; codorniz, quinoa, melisa y yema ahumada; Kobe, morrón, ajo negro y olivas; "nuestro queso y dulce".
Creemos enfáticamente que Chila está en el podio de los mejores restaurantes del país. El valor del cubierto es elevado, pero sin dudas que cuesta lo que vale. Ningún gourmet que se precie de tal, debería perderse esta experiencia. Ganó su década y va por más.