(Nerón y yo) Mi perro es periodista gastronómico

Lunes, 31 de mayo de 2010
¿Qué otra profesión elegirá Nerón?


Lo que temía desde hace varias semanas, finalmente sucedió. Desde que es sommelier, mi perro comenzó a devorarse (y no es que se coma el papel, porque como les dije Nerón es gourmet y no engulle cualquier cosa) todas las revistas gastronómicas que están en plaza. Parece que le gustó la cosa, porque anoche, después de una breve recorrida fisiológica por las calles del barrio, empezó a mover la cola. Mala señal. Ya se imaginan: "Quiero ser periodista gastronómico", me dijo. Yo apenas atiné a decirle: "Zapatero a tus zapatos". Pero el perro es más obstinado que el dueño, y me respondió: ¿Acaso ahora los sommeliers no escriben en las revistas? Pues bien, si los periodistas tuviéramos el mismo celo profesional que los hombres y mujeres de negro, éstos no estarían escribiendo en ningún lado. Pero a los propietarios, directores, editores y secretarios de redacción, no les preocupa demasiado que los sommeliers no sepan escribir, total siempre hay un periodista que los corrige, los edita, hasta les reescriben los jeroglíficos y desaguisados gramaticales originados en la Sommellerie. Y ellos se llevan las palmas. Me rendí a la lógica perruna. Nerón tiene razón. ¿Por qué otros sí y él no? Es que me dijo: "mi dueño es periodista, conoce el campo, a los productores, a los empresarios gastronómicos, a los cocineros, a los mozos, a los consultores de prensa y a los colegas, tengo el problema solucionado". Y ya me comprometió a corregirle las notas, ahora terminaré poniendo mi prosa para un perro, nada menos. Sólo espero que tenga el mismo "olfato" periodístico que su patrón. Al menos, ya con el hecho consumado, lo mandé para el campo.

Luego vendrá el tiempo de los consejos, que más que técnicos serán de cómo manejarse para no perder el prestigio. Que primero tendrá que ganárselo. Nerón no podrá ir a la Facultad de Agronomía, claro está. Pero al menos, mis amigos productores le enseñarán lo básico. Convivirá con las vacas que comen pastos naturales, también las de feed-lot, pisará los campos del “yuyo malo” (digo la soja)... Después de ver cómo se mata un chancho y se hacen chorizos caseros, tal vez lo inviten a comer un asado, la única macana es que a mi perro le gusta la carne más bien crudeli, pero los chacareros comen suela de zapato. Igual el negrito no le hace asco a nada.  Después Nerón va a rumbear para las bodegas, sobre todo para enterarse de qué es eso de la acidez volátil y la maloláctica. Me olvidaba, él ya lo sabe porque es sommelier. Entonces seguro que va a preguntarle al enólogo de turno qué acidez volátil tiene tal o cual vino. A mí no me importa mucho, la verdad, pero seguro que Nerón va a ganar puntos, él necesita escalar en la profesión. Preguntar por la acidez queda chic. Finalmente, tras comerse unas moscas en un viñedo biodinámico (que está lleno de bichos, lógico, además allí el granizo pasa de largo), rumbeará de nuevo para Buenos Aires. Lo voy a llevar a muchos restaurantes.

Por las dudas, le daré algunos consejos:

1) Nerón: no te hagas invitar nunca, total te van a invitar y así no quedás mal, si tu revista no te paga la cuenta, no vayas; hacé el restó que vos quieras ya que si tenés que pagar, hacelo en el que a vos te gusta y no donde te quieren mandar.

2) Siempre pedí la cuenta, porque dicen haber visto a colegas que se comieron todo y se tomaron lo más caro, y luego se levantan y dicen “tinellianamente chau chau”, haciendo gestitos con las manos levantadas.

3) Nunca pidas lo más caro, así te respetarán (me acuerdo de un colega que pidió un vino de miles de euros en un castillo francés, invitado por bodega franco argentina amiga de lo fashion. Que se jodan, la culpa no la tiene el chancho).

4) Dejá de criticar cualquier cosa y  de quejarte de todo, para llamar la atención.

5) No llegues siempre tarde, también para llamar la atención.

Bueno, no quiero hacerla larga, porque seguirían las recomendaciones bastante tiempo y la lista es extensa. Con el hecho consumado, Nerón ya se siente un periodista-sommelier hecho y derecho. Una última cosa: tengo un miedo terrible de que mi perro se haga adepto a la biodinamia. Para colmo, me dijo recién que lo invitaron a una comida no transgénica. “¿Qué decís?”, le pregunté. Nerón, tenés que saber que transgénicos son la soja (casi no se consume en el país), parte del maíz y el arroz, algo de colza y algodón (aún no lo probé). De manera que cualquier comida que no tenga estos productos, será no transgénica. ¿Qué quieren etiquetar entonces? (Ver Slow Food y la Izquierda Caviar) Si ya sabemos qué es transgénico y qué no.

Nerón acaba de mostrarme su primera nota. Tan mal no está, se la corrijo y chau. Y suerte que no habló de maridaje, debe ser porque a mí perro le da lo mismo, al vino él sólo lo huele y no es capaz de decir que encontró aromas al Riachuelo de los 1.000 días de María Julia. Ni le preocupa si a este plato le va mejor el Syrah de 15 ó de 18 meses de barrica. Sabe que eso me enoja mucho. Y tiene temor de que no lo ayude a corregir las notas.

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