A esta altura, nadie puede dudar de que Fernando Mayoral es uno de los grandes cocineros argentinos de la joven guardia. Y nos sorprende con un Club de Cocina, su última creación.
Somos muchos los que extrañamos Thymus. Pero afortunadamente, Fernando Mayoral sigue presente con nuevos emprendimientos, entremedio de viajes como el que realizó por Hong Kong. Esto le ha permitido incorporar a su bagaje de conocimientos las técnicas orientales, agregadas a las que ya traía consigo, nada menos que de su época junto a Michel Bras.
Mayoral es de los que trabajan en silencio, lejos de los mediáticos que no le llegan ni a los talones. Pero eso no importa a uno, a poco de comprobar el nivel de la cena que compartimos, a modo de inauguración, de la nueva casa (Club de Cocina) en Villa Crespo, donde se puede reservar mesa para no menos de ocho personas y un máximo de veinte; asistir a las clases y cumplir otras actividades vinculadas con la cocina, precisamente.
Leandro Caffarena, reconocido por sus afinidades gourmet y partícipe de la primera cena, nos comentaba que “charlando con Juan Boggiano, le comentaba mi opinión acerca de que sólo en un país que limita todo el tiempo con el absurdo, como lo es la Argentina, un Don Nadie como yo tiene la posibilidad de tomar clases con un cocinero como Fernando Mayoral, un ícono de la gastronomía local”.
El Club de Cocina es un ámbito donde se puede comer, se puede aprender a cocinar, se puede charlar sobre la gastronomía que nos apasiona junto a un top chef como Fernando Mayoral.
Agregaba Leandro que “Thymus, en su versión original de Adrogué y en su venida a la Capital, fue en su momento un restaurante revolucionario. Mayoral, que venía de sudar la gota gorda en la cocina de Michel Bras, decidió trasladar todo lo que se hacía en Francia a un lugar y a un país que, para bien y para mal, no es Francia”. En ese esfuerzo, Fernando cultivaba sus propias hierbas y verduras, y era parte de toda la vida del restaurante, desde la producción hasta el servicio. Y aun siendo un veinteañero.
Respecto de las clases, decía Caffarema que “la dinámica es muy divertida: grupos chicos, entrada, principal y postre a un precio más que razonable; el espacio está perfectamente preparado para estar cómodo y Fernando cuenta con el equipamiento de un restaurante”. Es decir que uno aprende a cocinar siguiendo sus recetas -los platos son desarrollados por él mismo-, pero la verdadera riqueza de las clases es el propio Fernando, escuchándolo contar anécdotas de su vida o las características y exigencias del servicio cuando se es profesional, aprendiendo los trucos que todos los cocineros tienen guardados en la manga (cómo arreglar una mayonesa cortada, mantener el color de las verduras en la cocción, cómo hacer que el pan salga con burbujas...), eso es lo impagable”.
“Nadie en Nueva York puede tomar clases con Thomas Keller, Daniel Boulud o David Chang. Es realmente una oportunidad, para todo aquel al que le gusta la gastronomía, poder disponer de un profesor de este nivel”, asegura Caffarena.
En nuestro caso, como simples comensales, continuamos disfrutando de esta posibilidad única, mejor aún que en un restaurante tradicional, ya que el chef está más relajado, se acerca a la mesa, te sirve él mismo si cabe, charla y aporta siempre algo más. La cena inaugural del C.C.F.M. consistió en lengüitas de conejo confitadas, oliva patagónica y escamas de Cheddar de Lincoln estacionado; langostinos a la plancha, chimi con miel y jengibre, palta y orégano fresco; carré de cordero de Santa Cruz grillado con ñandubay, papa bouchón y pesto de alhabaca y limón confitado; durazno de Río Negro al horno, relleno con nueces y crema helada de pistachos. Los vinos de Catena Zapata y Domingo Hermanos.
Para los que deseen contactarse, hay que escribir a mayoralfer@gmail.com, Acevedo 830 PB “C”. Ojo, no es un restaurante a puertas cerradas, sino que se ofrecen eventos, asesoramiento y clases de cocina.
La parrilla de Recoleta ofrece un menú por pasos para compartir, acompañado por copas de vino Malbec D.V. Catena L' Esploratore, procedentes de las provincias de Mendoza, Salta y La Rioja. Está disponible todos los días, desde las 19:00, a un valor de $ 70.000 por persona.
Del 15 al 20 de julio, el restaurante de cocina italiana del chef italiano Leonardo Fumarola presenta un menú que rinde homenaje a la culinaria de la región del Piemonte. Excelente relación precio calidad, como es habitual.
La emblemática casa de comida árabe sefaradí, ubicada en Monserrat, presenta ahora sus especialidades envasadas al vacío para llevar, conservar y consumir con total comodidad, sin perder sabor ni frescura, disponibles para pedir online o vía WhatsApp.