Abrió sus puertas Han, un restaurante que busca posicionarse como referente de la alta cocina coreana en Buenos Aires. El proyecto, liderado por el chef Pablo Park, es el resultado de años de planificación y trabajo, que demandó superar varios desafíos para lograr su apertura. Hoy, Han se presenta como un espacio donde la gastronomía se entrelaza con la historia y la cultura coreana desde una mirada contemporánea.
Antes del auge de las barras omakase en Buenos Aires, Pablo Park ya exploraba propuestas que revalorizaban tradiciones desde un enfoque moderno. Inspirado en esta tendencia, decidió aplicar la misma lógica a la cocina coreana, tradicionalmente vista como rústica fuera de su país de origen. La visión de Han no busca replicar la cocina coreana clásica, sino resignificarla desde una perspectiva renovada.
El concepto del restaurante se basa en el "Han", una palabra profundamente arraigada en la identidad coreana. "Han es la memoria que se transforma en fuerza y resiliencia, la conexión que nos une", explica Park y agrega que "es el alma de nuestra propuesta, la unión de lo clásico con lo moderno".
Esta idea se refleja tanto en la cocina como en la ambientación del espacio, para crear una vivencia envolvente que trasciende lo meramente gastronómico a través de un formato innovador.
Han se aleja de la estructura tradicional de un restaurante fine dining. La experiencia gira en torno a una barra, desde donde los comensales pueden observar el trabajo de los cocineros en un entorno íntimo y "teatral".
"Es como un espectáculo en vivo: los clientes ven el movimiento en la cocina, el emplatado, el servicio del vino y la dinámica del equipo", comenta Park. La interacción directa con los cocineros es clave, ya que son ellos mismos quienes presentan cada plato y comparten la historia detrás de sus creaciones.
La propuesta se alinea con restaurantes de alta cocina, pero con una identidad propia que la distingue dentro del panorama gastronómico porteño. Hay que decir, además, que actualmente no existe en toda América latina otro restaurante coreano de estas características, lo que convierte a Han en referente de la cultura gastronómica coreana y pionero en la región.
La selección de vinos abarca alrededor de 60 etiquetas entre tintos, blancos, naranjos y espumosos, lo cual se adapta a la propuesta gastronómica, priorizando vinos blancos y tintos ligeros que armonicen con los sabores fermentados y especiados característicos de la cocina coreana. Si bien hay opciones clásicas como el Malbec, la carta está pensada para ampliar el horizonte del maridaje con vinos menos convencionales en la escena local.
El menú de Han cambia regularmente, siguiendo la estacionalidad de los productos y la narrativa que el equipo de cocina quiere contar.
Desde su apertura, la propuesta se ha estructurado en capítulos, comenzando con "Introducción", una primera aproximación a su filosofía, y evolucionando hacia "Capítulo 1: Obangsaek", inspirado en los cinco colores tradicionales de la cultura coreana: rojo, negro, azul, blanco y amarillo.
Los comensales reciben un glosario de términos coreanos en lugar de un menú detallado, fomentando la sorpresa y el descubrimiento. Al finalizar la experiencia, se entrega una carta con los platos degustados y sus ingredientes principales, cerrando el círculo de la experiencia gastronómica.
CÓMO ES EL ESPACIO
El espacio de Han es una extensión de su propuesta culinaria. Una pesada puerta conduce a algún lugar, como si fuera un búnker. Diseñado como un refugio para los sentidos, el lugar combina materiales como madera, piedra negra y hormigón, evocando un ambiente introspectivo que honra las tradiciones coreanas.
En su ancha barra en forma de U, los 20 comensales son testigos de la creación del arte culinario en tiempo real, donde cada detalle cuenta una historia. La vajilla, especialmente diseñada para cada paso, transforma cada plato en una escultura que no solo deleita el paladar, sino también la vista.
El diseño del restaurante refuerza la experiencia sensorial. La entrada, enigmática, da paso a un túnel metálico que conduce a un salón de techos altos, donde la barra y la cocina son el centro de atención. La disposición del mobiliario permite una interacción cercana entre cocineros y comensales, mientras que la iluminación tenue y los detalles en materiales oscuros aportan un aire de misterio. Elementos como un hanbok gigante (vestimenta tradicional coreana) aparece colgado en una pared y un jardín vertical completan la propuesta estética.
QUIÉN ES PABLO PARK
Nacido en La Plata, Pablo Park proviene de una familia de inmigrantes coreanos y encontró en la cocina su verdadera pasión tras haber iniciado estudios de Arquitectura. Su formación se desarrolló entre Buenos Aires, Seúl, China, Canadá y los Estados Unidos, acumulando experiencia en restaurantes de renombre y participando en múltiples aperturas.
De regreso en la Argentina fundó Kyopo, un concepto más casual con influencias coreanas, mientras trabajaba en la gestación de Han.
"Este proyecto es el resultado de años de aprendizaje y evolución", afirma el chef.: "Han no es solo un restaurante, sino una forma de compartir la esencia de la cocina coreana desde una perspectiva que la enriquezca y la proyecte hacia el futuro".
Han - Korean Fine Dining Experience . Vera 966, Villa Crespo. Horarios: martes a sábados, de 19:00 a 00:00. Reservas vía WhatsApp: +54 9 11 2250 4459 e ingresando en han.meitre.com (con reserva exclusivamente). IG: @han.restaurante
Se trata de un menú aniversario de tres pasos, que incluye también agua y una copa de vino o bebida sin alcohol. A solo $ 33.000 por persona, y descuento del 10% por pago en efectivo.
En una casa histórica de más de 100 años, que perteneció al sobrino del expresidente Carlos Pellegrini, se instaló Muyè, el nuevo proyecto gastronómico de Marcelo Böer, junto a Fernando Bertuol. Tuvimos la oportunidad de conocer el lugar en la marcha blanca. Todavía en etapa de experimentación, de prueba y error, encontramos una propuesta en la que sincronizaban armoniosamente cocina, ambiente y servicio.
El hombre es un maestro, solo que para hacer plata. Como cocinero, es del montón. Y no para de llamar la atención con excentricidades como ésta: una milanesa crudeli crudeli. Contradicción pura, el chef que quema todo, acá te encaja una milanga que da asco de solo verla. Y los periodistas obsecuentes aplauden, como siempre. En tanto que los comensales ingenuos creen que están disfrutando de la obra de un genio.