Asador criollo y cocina porteña

Una bicoca llamada Ramona

Martes, 9 de enero de 2024

Este año, en el mes de octubre, Ramona cumplirá 30 años de trayectoria (a la vista de todos aquellos que transitan por la Avenida Gral. Paz). Una parrilla que mantiene la tradición del chivito y el asado al asador, así como platos de la cocina porteña. Todo muy exuberante y con una excelente relación precio-calidad.

Ramona - Avenida General Paz 12.511 Lomas del Mirador, provincia de Buenos Aires. Teléfono: 011 4699 1990. Horarios: todos los días de 12:00 a 16:00, y de 20:00 a 00:00. IG: https://www.instagram.com/ramonarestaurante

En tiempos en que discutimos por las redes si está bien cobrar $ 85.000 un bife de lomo ó $ 50.000 una molleja de corazón, nos encontramos fuera de los circuitos sofisticados una rara avis como Ramona. Que, por sobre todas las cosas, ofrece una excelente relación precio-calidad.

Cuando uno circula por la Avenida Gral. Paz, entre Liniers y Juan Bautista Alberdi, recomendamos mirar hacia la derecha si es que transitamos en sentido este-oeste. A la altura del 12.511 de la vía que separa la Capital Federal de la provincia de Buenos Aires está Ramona, un restaurante que se apresta a cumplir este año su 30° aniversario.

Es un clásico de Lomas del Mirador, partido de La Matanza. Pero a no asustarse, porque el restaurante cuenta con fácil estacionamiento y cuidador que no es un "trapito". Lugar iluminado y nada peligroso.

Lo primero que hay que decir es que la propuesta tiene una dualidad imbatible para el público local: parrilla (con asador criollo incluido, de los pocos que quedan) y platos de la cocina porteña. Todo rico, exuberante, simple y nada pretencioso.

Lo segundo es que los mozos son los de "antes", los de profesión. Esos que no anotan ni usan una tablet, sino que son capaces de recordar lo que pidió cada uno pese a que en la mesa haya una docena de comensales.

Como el que nos tocó en suerte, al que todos llaman "Saddam Hussein" (nos dice que, por el parecido con el dictador iraquí, aunque cuando era más joven). Cuenta también que está en la casa desde que se abrió en el año 1994. Y se nota.

Y lo tercero es la imbatible relación precio-calidad. ¿Ejemplo?: el día de nuestra visita, en la primera semana de enero, la porción de chivito costaba $ 18.000 para compartir (dos costillas y otras tantas suculentas carnosidades). Lo mismo para el asado (costillar de novillo, igualmente compartible).

Nos dice el susodicho "Saddam", que no nos reveló su nombre verdadero, que lo más pedido es el chivito (qué pena que haya tan pocos lugares donde se lo pueda comer) en Buenos Aires.

El tema de los asadores criollos y las causas por las cuales están en decadencia, es el poco respeto que tienen a veces los empresarios gastronómicos, que te sirven a la noche lo que quedó en la cruz del mediodía. O al revés, lo del mediodía a la hora de la cena. Esto espanta clientes.

En este caso, se notaba que el chivito estaba fresco, jugoso y con su cocción exacta. Recuérdese que no es una carne que pueda pedirse muy poco cocida, por lo cual este sistema le viene de perillas.

El costillar, por su parte, estaba muy tierno y nada seco, algo que suele pasar cuando la carne estuvo a la llama mucho tiempo.

Para dos personas, haciendo caso de la recomendación de nuestro eficaz mozo, no fue necesario agregar mucho más: apenas unas jugosísimas empanadas de carne y una ensalada de rúcula, ajo y parmesano.

Mientras tanto. Observábamos pasar los platos hacia otras mesas. De la parrilla, el asado de tira del centro (5 costillas) a $ 18.000 ó un bife de lomo a $ 16.000 (la quinta parte que en el lugar de la polémica). La Tabla Ramona, que tiene de todo, vale $ 50.000 y comen cuatro personas. El plato de mollejas crocantes cuesta $ 12.000 y la provoleta, $ 4.900 (muy pedida, nos dicen).

Hay otros dos capítulos del menú a tener en cuenta por su protagonismo. Uno son las pastas, en variedad y exuberancia, como los raviolones de espinaca y queso azul o los de salmón; fideos negros "olio, alio e mare"; o canelones de jamón cocido, pollo y espinaca con salsa fileto.

"De la Cocina" salen clásicos porteños, como la suprema napolitana, la milanesa de lomo sola o a la napolitana; el lomo al Malbec o el "Ramona" (salsa demiglás, hongos secos, champiñones y papa milhojas). También filet de salmón rosado en salsa de mostaza o de lenguado con soufflé de verduras.

Los postres son bien clásicos, de bodegón. Hay tiramisú, volcán de chocolate con helado, mousse casero de chocolate, flan casero mixto, y las copas "Ramona" e "Irlandesa".

La carta de vinos es corta, pero con opciones para todos los gustos y bolsillos. Elegimos un Númina Pinot Noir de Bodega Salentein, a $ 12.000. Tómese en cuenta que los precios son de la primera semana de enero.

Hay en "Ramona" un ambiente familiar, con los mozos saludando amistosamente a los clientes habitúes (que parecen ser mayoría). Un dato de color es que, al lado de cada mesa, encontramos un pequeño mueble de forma rectangular, en el que quedan depositados el vino y las bebidas sin alcohol.

Se cobra servicio de mesa ($ 1.000) que incluye el pan, una empanadita y un aderezo. Al final de la comida, invitan una copa de espumante.

Realmente fue una grata sorpresa descubrir este lugar que, por su excelente relación precio-calidad, está al alcance del público local. Y si bien no nos metemos en el negocio de cada restaurateur, queda demostrado que hay espacio como para que alguien cobre un bife el equivalente a 80 ó 90 dólares, y otro solamente 18.

Recomendamos enfáticamente a "Ramona", porque es un clásico que mantiene las tradiciones criollas y porteñas, su servicio eficiente y discreto, y precios acordes al público que lo frecuenta. Es un lugar para nosotros, los que vivimos aquí, fuera de los circuitos gastronómicos sofisticados y que bien vale la pena conocer.

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