Fallida serie con Luis Brandoni y Robert De Niro

"Nada" por acá, "Nada" por allá

Lunes, 16 de octubre de 2023

Puede parecer simpática pero no es mucho más que eso. Resulta pasatista, claro. Pero después de ver los cinco capítulos de la serie, ésta no te deja "Nada", al igual que el título de marras. Encima nos deja muy mal parados a los periodistas gastronómicos.

Teníamos expectativas porque sabemos que Luis Brandoni es un actorazo y encima nos cae muy bien como persona. Porque Robert De Niro, inesperadamente accedió a participar, por primera vez en su extensa trayectoria, en una serie (encima) para streaming.

Y, a priori, claramente nos interesaba verla sobremanera por la profesión del protagonista: un vetusto periodista gastronómico que no usa celular, que dirige a sus empleadas para que le cocinen según sus anticuadas recetas (la primera, su ama de llaves Celsa, papel a cargo de María Rosa Fugazot, y luego la revelación paraguaya Majo Cabrera, como Antonia), y que la pasa mal porque no tiene ingresos y encima debe dinero que le adelantaron de un libro que nunca publicó.

Se esperaba mucho más de la dupla integrada por Mariano Cohn y Gastón Duprat, éste último que también dirigió a Brandoni en "Mi obra maestra", película en la cual el actor -vaya casualidad- es un pintor hosco y decadente como este Manuel Tamayo Prats, que así se llama la figura central de "Nada". Salvo la profesión, los personajes parecen un calco.

Para colmo de males, señalan en los créditos que fueron asesorados por dos cocineros que no cocinan (esto lo decimos nosotros): uno de ellos Francis Mallmann que prestó su casa de La Boca para la filmación y no creemos que haya hecho algo más que eso; y la inefable Narda Lepes, versión femenina del propio Francisco, capaz de sacar agua de las piedras cuando se trata de venderse como gran chef, que por cierto no lo es.

El tercer asesor en cuestión es el periodista Federico Oldenburg, residente en Madrid, hijo de la recordada Elisabeth Checa y hermano de Ernesto, periodista gastronómico devenido en cocinero en Lobos, provincia de Buenos Aires.

Creemos firmemente que a Federico mucho caso no le deben haber hecho, porque el personaje de Brandoni denota serias contradicciones como prototipo de un crítico de gastronomía.

Causa extrañeza que, siendo parte del elenco nada menos que Enrique Piñeyro, el dueño del Restaurante Anchoíta, chef y gourmand avezado, no le hayan pedido consejo a él, lo cual seguramente habría redundado en mejores resultados en el guión en cuanto a credibilidad.

Sucede que la figura de Manuel Tamayo Prats aparece como muy grotesca, algo que quizás el público común no advierta, pero que a nosotros que compartimos profesión con el personaje central, se nos presenta como absolutamente increíble.

Vayamos al grano, para que se entienda mejor. Manuel es un insoportable obcecado, decadente y con deudas que le van impidiendo continuar dándose los lujos a los que está acostumbrado desde hace varias décadas.

El personaje comete uno de los pecados más graves de parte de un periodista gastronómico y es que, siendo invitado a un restaurante, en lugar de hacer una devolución porque su experiencia resultó fallida, publica una nota destruyéndolo literalmente. Algo que, por ética, nunca se debe hacer.

Y va más allá el guión, porque luego va con su ama de llaves paraguaya a otro restaurante, donde se ofusca porque le acercan la cuenta y dice: "Hace 20 años que como acá y nunca pagué". Sucede que el dueño lo es también del anterior al que él destruyó en su crítica, y le quiere cobrar no solo esta adición sino también las anteriores de las últimas dos décadas.

¿Qué hace Manuel? No tiene mejor idea que armar un acting contra el restaurateur, al que acusa de racismo y discriminación por la piel morena de Antonia. Se va nuevamente sin pagar, evidentemente.

Otra escena inentendible, es cuando lleva a su empleada paraguaya a comer un pancho que es "el mejor de la ciudad", a un carrito de esos que encontramos en algunos lugares de Buenos Aires, como la Costanera Sur y la Avenida Sarmiento. De gourmet, no tiene nada, por supuesto. A la pobre Antonia le había prometido llevarla a un lugar de alta cocina.

Claramente que lo mejor de la serie se puede ver en los dos últimos capítulos, que son los que cuentan con el aporte de Robert De Niro, que hace de un escritor famoso ganador dos veces del Premio Pullitzer y amigo de Brandoni (los es no sólo en la ficción, sino también en la vida real).

En los tres capítulos anteriores, al gran actor norteamericano de origen italiano se lo puede escuchar en off explicando las diferencias entre "boludo" y "pelotudo". Y muchas otras cosas que no vamos a develar para que los lectores, si se deciden a ver la serie, no se sientan spoileados.

Está bien que la serie se deja ver y, como mencionamos más arriba, resulta hasta simpática. Pero el argumento no tiene sostén, producto de un guión que carece de credibilidad.

Para resumir, como si fuera un delfín, "nada por acá, nada por allá, hace un par de boludeces" y entretiene a la gilada. Qué bueno está el título de la serie y del libro que finalmente publica el protagonismo, que es precisamente "Nada". Más revelador, imposible.

Más de Gastronomía
Territorio Aura: agua, tierra y fuego
Gastronomía

Territorio Aura: agua, tierra y fuego

Esta casa restaurante se convierte en el espacio único donde el agua, la tierra y el fuego se entrelazan para ofrecer una experiencia sensorial diferente. Agustín Brañas es el chef de este lugar que cuenta con tres espacios y propuestas distintas.
Fiesta de la Baguette en Gontran Cherrier
Gastronomía

Fiesta de la Baguette en Gontran Cherrier

El sábado 10 de mayo, desde las 12:00, en el local de Palermo, la boulangerie francesa ofrecerá cuatro sándwiches fuera de carta y cócteles a cargo de la marca de aguas Perrier.
Anasagasti, el bar de la cortada
Gastronomía

Anasagasti, el bar de la cortada

Sobre la cortada homónima, camuflado en una señorial casona de estilo Tudor, se esconde un bar con todas las características e influencias de los clubes privados londinenses. Y en la planta alta funciona un restaurante, además de un omakase de próxima apertura.