Cocineros en bolasMartes, 7 de junio de 2022Del ámbito gastronómico, pocas voces se han oído en defensa del trigo HB4, transgénico, un evento creado en la Argentina por científicos del CONICET, la Universidad del Litoral y la empresa Bioceres. Una de las escasas voces coherentes ha sido la de Leandro Caffarena, conocedor como pocos sobre alimentos y hoy también partícipe del negocio de la restauración en nuestro país. Su comentario sobre el trigo transgénico y el hambre en el mundo, no tiene desperdicio.
"Dedico la tapa de The Economist que ilustra esta nota, a todos los cocineros, muchos de los cuales son amigos míos, por comprar el buzón de ‘No al trigo transgénico' y colgar el cartelito y el hashtag: ´Con nuestro pan, no´", señala Leandro Caffarena.
Y agrega: "Una vez más, demuestran que, para hacer expresiones públicas, como dijo Giulio Andreotti, "manca finezza".
Afirma Leandro que "no se puede salir a dar declaraciones públicas de semejante envergadura y estar en bolas, o ser un burro ignorante".
"Y esto también corre para los que alegremente, desde la Argentina o desde el exterior, salen a hablar en contra del consumo de carnes rojas, cuando tenemos al 43% de la población bajo la línea de pobreza y la ‘maldita carne roja' es probablemente la única proteína legítima que esa gente come, ya que el resto son grasas hidrogenadas e hidratos de carbono".
"Así que están a favor de sacarle a la gente lo único a lo que, eventualmente, tienen acceso y en verdad los alimenta".
"Lo más triste de todo esto es que, en la mayoría de los casos, no tienen idea del tema", señala en su comentario Caffarena.
"Solo pegan los cartelitos ‘para quedar bien con la visión políticamente correcta de la industria´´. No sea cosa que pensar, amenace sus eventuales puestos en los 50 Best Restaurants".
PD: recordemos que el trigo resistente a la sequía fue un desarrollo del CONICET, de la Universidad del Litoral y del sector privado.
Nota de la Redacción: va de suyo que desde Fondo de Olla © avalamos cada palabra de este comentario. La población del mundo debe comer y la tapa de The Economist es elocuente al respecto. Es hora de que estos cocineros se informen o callen para siempre. De otra manera seguirán contribuyendo al hambre en el planeta, desde una posición frívola y nada solidaria.
Del ámbito gastronómico, pocas voces se han oído en defensa del trigo HB4, transgénico, un evento creado en la Argentina por científicos del CONICET, la Universidad del Litoral y la empresa Bioceres. Una de las escasas voces coherentes ha sido la de Leandro Caffarena, conocedor como pocos sobre alimentos y hoy también partícipe del negocio de la restauración en nuestro país. Su comentario sobre el trigo transgénico y el hambre en el mundo, no tiene desperdicio.
"Dedico la tapa de The Economist que ilustra esta nota, a todos los cocineros, muchos de los cuales son amigos míos, por comprar el buzón de ‘No al trigo transgénico' y colgar el cartelito y el hashtag: ´Con nuestro pan, no´", señala Leandro Caffarena.
Y agrega: "Una vez más, demuestran que, para hacer expresiones públicas, como dijo Giulio Andreotti, "manca finezza".
Afirma Leandro que "no se puede salir a dar declaraciones públicas de semejante envergadura y estar en bolas, o ser un burro ignorante".
"Y esto también corre para los que alegremente, desde la Argentina o desde el exterior, salen a hablar en contra del consumo de carnes rojas, cuando tenemos al 43% de la población bajo la línea de pobreza y la ‘maldita carne roja' es probablemente la única proteína legítima que esa gente come, ya que el resto son grasas hidrogenadas e hidratos de carbono".
"Así que están a favor de sacarle a la gente lo único a lo que, eventualmente, tienen acceso y en verdad los alimenta".
"Lo más triste de todo esto es que, en la mayoría de los casos, no tienen idea del tema", señala en su comentario Caffarena.
"Solo pegan los cartelitos ‘para quedar bien con la visión políticamente correcta de la industria´´. No sea cosa que pensar, amenace sus eventuales puestos en los 50 Best Restaurants".
PD: recordemos que el trigo resistente a la sequía fue un desarrollo del CONICET, de la Universidad del Litoral y del sector privado.
Nota de la Redacción: va de suyo que desde Fondo de Olla © avalamos cada palabra de este comentario. La población del mundo debe comer y la tapa de The Economist es elocuente al respecto. Es hora de que estos cocineros se informen o callen para siempre. De otra manera seguirán contribuyendo al hambre en el planeta, desde una posición frívola y nada solidaria.