"Tramando" un veggie

El chef pierde el pelo, pero no las mañas

Lunes, 13 de diciembre de 2021

Al chef no le gusta que lo critiquen ni que digan que no es el mejor. Aun cuando el periodista no mienta y escriba lo que todos saben, él igual se enoja. No soporta que uno de sus empleados sea elogiado. "Primero yo, siempre yo". Las luces de las cámaras televisivas, no hicieron otra cosa que potenciar su ego. Pero en realidad, no está inventando nada nuevo.

Ya pasaron varios años, pero tenemos buena memoria. Les recordamos a los lectores: una empresa de café organiza una presentación en el restaurante del chef mediático y egocéntrico. Fondo de Olla © estaba invitado, pero cuando el dueño de casa se entera de que, en la lista de invitados, estábamos nosotros, nos pone bolilla negra.

La empresa de marras, pensando que jamás nos íbamos a enterar del asunto, acepta la discriminación del buen señor. Con la gente del café hicimos las paces, pero en ese restaurante -que ya pasó a la historia, no por su excelencia, sino porque acaba de cerrar sus puertas- nunca fuimos bienvenidos.

Resulta que el chef de marras cambia ahora las dos últimas sílabas de su apellido por las dos primeras. Y así es que su nuevo restaurante será ovolactovegetariano.

No van a matar animales, dice el chef. Como si no lo hubiera hecho hasta ahora. No obstante, parece ser que el personaje, potenciado en su ego por la participación en un programa de televisión abierta de alto rating, vuelve a enojarse con la prensa.

¿Acaso la colega mintió o dijo cosas impropias sobre su persona? Para nada, encima lo elogió más de lo que merece. Pero aun cuando hace rato que se sabe que el nuevo emprendimiento pronto a inaugurarse será vegetariano, a él no le gusta que otros lo publiquen. 

Y eso que él mismo lo reconoció, al igual que la noticia fue difundida por su socio, de profesión modisto (o diseñador de modas). De manera que se explica, entonces, que pasó el tiempo, pero la actitud es la misma. Esta vez le erró al vizcachero, porque lo que afirmó está grabado, según pudimos averiguar.

Quizás haya llegado el momento de decir basta, que nadie más lo entreviste si es que pretende controlar lo que se va a publicar sobre su persona y sus actividades.

Enteramos como estamos de parte de lo que se viene, un restaurante ubicado justo al lado de donde funcionó un ícono gastronómico como Tarquino, aunque en este caso dentro de una boutique, queremos dejar nuestra opinión.

La verdad sea dicha: el chef mediático no está inventando nada. Si hablamos de hacer una cocina sin animales, Nitu Digilio incursionó antes que él en el tema, en JAAM, el pequeño restaurante del barrio de San Telmo. Y es utópico pensar que alguien lo vaya a superar a quien hoy dirige Peperina, en Traslasierra.

Si pretende ser innovador con una barra circundante a la cocina, le ganaron de mano Mercado de Liniers y Anchoíta. Igual no está mal copiar, si se copia lo bueno. Pero, al fin y al cabo, la creatividad es ajena. Y siempre hay que reconocerlo.

Finalmente, hay que decir que suena raro esto de la moda de abrir lugares de comida sin proteínas animales. Según la encuesta más seria a la que accedimos, perteneciente al IPCVA, solo el 5% de los consultados no come carne (3% vegetarianos y 2% veganos). Eso sí, los omnívoros vamos a comer a cualquier restaurante, porque no tenemos problemas con ingerir lo que se nos ponga en el plato. Así que tal vez nos cuenten como potenciales clientes.

No se entiende tampoco cómo el Hotel Hyatt, precisamente vecino al lugar que es motivo de esta nota, transformó Gioia en un "Botánico". Dicen algunos que son las nuevas tendencias, que es lo que se viene. No lo creemos, porque la evolución del cerebro humano está relacionada con la ingesta de proteínas animales. Es ley de la naturaleza, por otra parte.  

Y además hay un 95% de los consumidores que no siguen esta moda. También es cierto que nunca hemos visto un vegano revolviendo un volquete de basura buscando comida.

Pero, volviendo al tema central que nos ocupa, solo podemos agregar que el chef pierde el pelo, pero no las mañas. Que tenga cuidado, porque cuando lo bajen del pedestal, la soberbia quedará hecha añicos. Matar animales para comer, no es delito. 

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