¿Qué hacer ante la falta de botellas?

Leíamos hace unos días una nota en el sitio Infobae sobre el tema de la falta de botellas, que está preocupando seriamente a las bodegas. Y más allá de lo coyuntural, hay un problema de fondo que no es lo que dice en el artículo de marras el presidente de la COVIAR, José Alberto Zuccardi, a todas luces aliado con el gobierno nacional.

Para no atacar el verdadero meollo del asunto, el dirigente que no da puntada sin hilo, sostiene -al menos de la boca para afuera- que no hay que hacerse mucho problema, porque de las situaciones críticas salen oportunidades y que, por ende, habría que reemplazar al vidrio por otros formatos como el tetra brik, el bag in box y las latas.

Pero no todos los vinos son de baja calidad como para justificar este cambio, ni el consumidor va a aceptar tan fácilmente estos formatos, en lugar del vidrio. Si hasta a los más conservadores les cuesta aceptar tapones que reemplacen al corcho, entre otras cuestiones que hoy deberían estar instaladas como en otras partes del mundo.

El problema es más de fondo y no se trata de una situación coyuntural, salvo que se tomen medidas urgentes desde el gobierno que no están a la vista, porque los "científicos" no se preocupan hoy de otra cosa que no sea tratar de minimizar la derrota que se avecina el 14 de noviembre.

Hay casi un monopolio en la provisión de botellas de vidrio, ya que las únicas empresas con una producción relevante son apenas dos: Cristalerías Cattorini y Verallia.

Huelga decir que toda la industria nacional está casi en bancarrota a causa de la caótica economía de la inflación galopante, la emisión descontrolada y la falta de un plan superador.

Si hasta otros rubros como las conservas, el aceite de oliva y los encurtidos, por ejemplo, están padeciendo el mismo problema. No obstante, aquí se puede reemplazar el envase de vidrio por plástico, a diferencia del vino.

Hace algunos días, Bodegas López emitió un comunicado a través del cual señalan que "con el objeto de mantener la provisión de nuestros vinos ante la falta de botellas que afecta a todo el sector vitivinícola, durante los próximos días estaremos entregando tanto el Vasco Viejo Blend Tinto como el Vasco Viejo Blend Blanco en otra presentación".

Y agregan que "ambos productos, que acostumbramos entregar en botellas tipo Borgoña de 700 ml, serán presentados en botellas bordelesas de 750 ml hasta nuevo aviso".

No solo por el lado de los vinos se encuentra el problema. Hablábamos del tema la semana pasada en La Brigada con Francisco Pannochia, quien también está preocupado por la falta de botellas para envasar la sidra Zedryc de producción propia.

Por el lado de los vinos espumosos, la situación es más grave todavía, sobre todo porque estamos en vísperas de las fiestas de fin de año, que es la época del año en la cual las ventas se incrementan notoriamente.

En Cavas Rosell Boher fueron previsores y tuvieron la visión de hacer un buen stock, ante la crisis que se avecinaba. Pero de persistir la coyuntura actual, pasarán a tener problemas como todos los demás.

Va de suyo que las bodegas que poseen mayor volumen de producción son las que tienen dificultades más severas, aun cuando su envergadura les permite tener un orden de prioridad en las entregas.

El problema es más grave de lo que parece. Y para colmo de males, en el mes de septiembre hubo un incendio que complicó la producción de botellas en Verallia.

Desde el sector gremial agropecuario, lo que se está pidiendo al gobierno es que se habiliten mecanismos que faciliten la importación -aun cuando en los demás países la situación es la misma que por acá-, y que se consideren algunas ventajas impositivas para poder derivar fondos para paliar esta situación.

Pero por caso, en Rigolleau le han dado prioridad al mercado brasileño que les resulta más rentable. No extrañaría que pronto las dos proveedoras de botellas para vino hagan lo mismo. Cada uno se rasca para afuera y no se pueden culparlos por tratar de hacer un buen negocio.

Mientras tanto, el ministro Kulfas y sus colaboradores "científicos" le creen a Zuccardi y le dan poca bola o ninguna, al problema. Lo triste y dramático es que los que pagan las consecuencias son las bodegas, toda la industria vitivinícola, los que comercializan y, por supuesto, nosotros los consumidores.