Jodeme: un francés nos enseña a hacer el asado Jueves, 7 de octubre de 2021¿Se imaginan a Donato compitiendo por la mejor paella? ¿A Carlos Arguiñano desafiando a un italiano por los mejores spaghetti carbonara? ¿O a Gastón Acurio dando cátedra en la tele mexicana sobre mole poblano? Pues bien, en la tele argentina todo es posible. Ahora un francés nos enseña cómo hacer un asado, juzga a los participantes y luego él mismo desafía al ganador de la semana. Parrileros Space da vergüenza ajena.
Este 3 de octubre se estrenó con toda la pompa el primer capítulo de la serie "Parrilleros Space", que tiene a un francés todoterreno dándonos cátedra de cómo hacer asado, juzgando a los participantes y luego, al final del programa, compitiendo con el ganador para ver quién es el mejor parrillero de la semana.
En efecto, Christophe Krywonis vuelve a la tele berreta de cada día, con un nuevo programa que es colmo de los colmos. Lejos está de nuestros sentimientos el ser xenófobos. Todo lo contrario.
Pero la verdad es que, a alguna mente afiebrada, en estado de embriaguez y bajo los efectos de narcóticos, se le ocurrió poner a un francés al frente de un programa en el que pretenden encontrar al mejor parrillero de la Argentina. Que tal vez al final del ciclo sea el propio Krywonis, porque al concluir cada capítulo, él mismo compite con quien bajo su propia óptica fue el ganador de la dupla participante.
De manera tal que el francés conduce, juzga y cocina, hasta terminar siendo sometido a la decisión de un jurado de tres miembros, uno de los cuales es quien perdió en ese capítulo.
Estrenado el pasado 3 de octubre, vimos el primer programa de la serie, grabado en Tomás Jofré, partido de Mercedes. Allí midieron fuerzas una señora y un señor.
Lo curioso es lo que entienden los genios de Space por parrilla argentina. Porque no hay parrilla ni parrillero sin carne, el alimento emblema de la patria, mal que les pese a veganos, vegetarianos, raws y cuantas tribus urbanas enemigas de las proteínas animales pueda haber por ahí dando vueltas.
En este primer capítulo, solo hubo chorizo y riñón. En la segunda parte, mollejas y morcilla. Ni un mísero pedazo de asado, vacío, entraña, o aunque sea falda como en los asados de obra, que cada vez son menos porque nos llenaron la parrilla de desocupados, obras paralizadas y carne a precio de caviar y foie gras.
La primera parte estuvo dentro de los cánones lógicos, si tenemos en cuenta que al menos la parrilla se usó para asar chorizos y riñones. Aunque la parrillera se pasó de rosca con sus verduritas orgánicas, por cuanto ella misma es quien las produce. Igualmente perdió porque tanto chorizos como riñones parecían salidos de los fuegos de Mallmann, es decir quemados a más no poder.
Lo inconcebible llegó en la segunda parte, cuando el desafío del participante con el "profesional" francés hizo su propio asado, sin carne, con mollejas al oporto, morcilla en plato preparado a la francesa, obviamente, y una tortilla que vaya a saber uno qué curenos tiene que ver con el asado argentino .
Su oponente fue más ortodoxo y presentó unas mollejas que se veían desde la pantalla bastante tentadoras, y tampoco hizo cosas raras con la morcilla.
En teoría, cuando al jurado de tres le correspondió designar un ganador (supuestamente a ciegas), adivinen quién ganó. Voto cantado.
Por otro lado, si hay algo que el asado argentino no tiene es la preocupación por el emplatado, que eso lo dejamos para la alta cocina, que no es la que hace Christophe precisamente, aunque él se lo crea. ¿A quién carajo le importa cómo está presentado lo que sale de la parrilla? Parece que a un francés nomás.
Para muestra basta un botón, por ahora solo está disponible el primer capítulo de 35 minutos, que no se nos pasaba más de lo tedioso, aburrido y absurdo que estaba resultando.
Argentina país generoso. Viene un tipo de afuera y nos creemos que es Michel Bras. Este programa es un grotesco programa que ofende nuestra capacidad parrillera.
Un francés se la da de parrillero como si hubiera nacido en los campos de la Pampa húmeda. Al menos que hubiera sido nativo de Pigüé que, como se sabe, es una colonia francesa en pleno territorio bonaerense. Space das vergüenza ajena.
¿Se imaginan a Donato compitiendo por la mejor paella? ¿A Carlos Arguiñano desafiando a un italiano por los mejores spaghetti carbonara? ¿O a Gastón Acurio dando cátedra en la tele mexicana sobre mole poblano? Pues bien, en la tele argentina todo es posible. Ahora un francés nos enseña cómo hacer un asado, juzga a los participantes y luego él mismo desafía al ganador de la semana. Parrileros Space da vergüenza ajena.
Este 3 de octubre se estrenó con toda la pompa el primer capítulo de la serie "Parrilleros Space", que tiene a un francés todoterreno dándonos cátedra de cómo hacer asado, juzgando a los participantes y luego, al final del programa, compitiendo con el ganador para ver quién es el mejor parrillero de la semana.
En efecto, Christophe Krywonis vuelve a la tele berreta de cada día, con un nuevo programa que es colmo de los colmos. Lejos está de nuestros sentimientos el ser xenófobos. Todo lo contrario.
Pero la verdad es que, a alguna mente afiebrada, en estado de embriaguez y bajo los efectos de narcóticos, se le ocurrió poner a un francés al frente de un programa en el que pretenden encontrar al mejor parrillero de la Argentina. Que tal vez al final del ciclo sea el propio Krywonis, porque al concluir cada capítulo, él mismo compite con quien bajo su propia óptica fue el ganador de la dupla participante.
De manera tal que el francés conduce, juzga y cocina, hasta terminar siendo sometido a la decisión de un jurado de tres miembros, uno de los cuales es quien perdió en ese capítulo.
Estrenado el pasado 3 de octubre, vimos el primer programa de la serie, grabado en Tomás Jofré, partido de Mercedes. Allí midieron fuerzas una señora y un señor.
Lo curioso es lo que entienden los genios de Space por parrilla argentina. Porque no hay parrilla ni parrillero sin carne, el alimento emblema de la patria, mal que les pese a veganos, vegetarianos, raws y cuantas tribus urbanas enemigas de las proteínas animales pueda haber por ahí dando vueltas.
En este primer capítulo, solo hubo chorizo y riñón. En la segunda parte, mollejas y morcilla. Ni un mísero pedazo de asado, vacío, entraña, o aunque sea falda como en los asados de obra, que cada vez son menos porque nos llenaron la parrilla de desocupados, obras paralizadas y carne a precio de caviar y foie gras.
La primera parte estuvo dentro de los cánones lógicos, si tenemos en cuenta que al menos la parrilla se usó para asar chorizos y riñones. Aunque la parrillera se pasó de rosca con sus verduritas orgánicas, por cuanto ella misma es quien las produce. Igualmente perdió porque tanto chorizos como riñones parecían salidos de los fuegos de Mallmann, es decir quemados a más no poder.
Lo inconcebible llegó en la segunda parte, cuando el desafío del participante con el "profesional" francés hizo su propio asado, sin carne, con mollejas al oporto, morcilla en plato preparado a la francesa, obviamente, y una tortilla que vaya a saber uno qué curenos tiene que ver con el asado argentino .
Su oponente fue más ortodoxo y presentó unas mollejas que se veían desde la pantalla bastante tentadoras, y tampoco hizo cosas raras con la morcilla.
En teoría, cuando al jurado de tres le correspondió designar un ganador (supuestamente a ciegas), adivinen quién ganó. Voto cantado.
Por otro lado, si hay algo que el asado argentino no tiene es la preocupación por el emplatado, que eso lo dejamos para la alta cocina, que no es la que hace Christophe precisamente, aunque él se lo crea. ¿A quién carajo le importa cómo está presentado lo que sale de la parrilla? Parece que a un francés nomás.
Para muestra basta un botón, por ahora solo está disponible el primer capítulo de 35 minutos, que no se nos pasaba más de lo tedioso, aburrido y absurdo que estaba resultando.
Argentina país generoso. Viene un tipo de afuera y nos creemos que es Michel Bras. Este programa es un grotesco programa que ofende nuestra capacidad parrillera.
Un francés se la da de parrillero como si hubiera nacido en los campos de la Pampa húmeda. Al menos que hubiera sido nativo de Pigüé que, como se sabe, es una colonia francesa en pleno territorio bonaerense. Space das vergüenza ajena.