Grand Prix sin burbujasLunes, 30 de agosto de 2021Hay que tener cuidado con los concursos. No siempre son lo que parecen. Es más, nunca suelen ser como nos quieren venderlos. Más allá de las buenas intenciones, que es darles espacio a cocineros del interior del país, resulta poco serio que convoquen a tres miembros del jurado para que participen por zoom. Extraña manera de elegir un ganador sin probar los platos, como acaba de ocurrir con el Prix de Baron B Édition Cuisine.
Todos saben que Fondo de Olla © dice lo que otros callan. Contar la historia oficial, suscribir al relato o simplemente ser políticamente correctos, significa tener mayor acceso a las empresas, a la publicidad y a la palmada en el hombro.
No es el estilo que elegimos, afortunadamente. Y el Prix Baron B Édition Cuisine 2021 no es precisamente la excepción a la hora de informar sobre su reciente premiación. En todo caso, a su favor podemos decir que la parte "buena" del certamen, es que les da presencia a cocineros del interior del país que son prácticamente desconocidos en la gran ciudad.
Pero con eso solo no alcanza. Como se ha visto en ediciones anteriores, todo es subjetivo y no siempre uno está de acuerdo con quien es declarado ganador.
Primero, entonces, les contamos la "historia oficial":
El jurado de la edición 2021 estuvo presidido por el chef argentino Mauro Colagreco, junto a su colega brasileña Manu Buffara (Restaurante "Manu", Curituba"); el chef de Cave de Dom Perignon, Richard Geoffroy, y el cocinero local Martín Molteni, a la sazón el único que estuvo presente y probó los platos presentados.
La ganadora fue María Florencia Rodriguez, fundadora y dueña del Restaurante El Nuevo Progreso, de Tilcara, en la provincia de Jujuy.
La gala de premiación tuvo todos los condimentos de este tipo de reuniones, donde mucho mediático se pavonea y se da aires de superioridad cual nobles en el Palacio de Versailles. Se llevó a cabo en el Palacio Duhau Park Hyatt Buenos Aires, donde "por limitaciones en los viajes y los requisitos sanitarios, se decidió que los jurados que viven en el extranjero participaran vía Zoom".
Seguimos con el relato oficial: "así, los tres participantes finalistas expusieron sus proyectos (cada uno mostró un video filmado en su ciudad) y todos los asistentes al evento pudieron degustar los platos finalistas con ave como proteína elegida para esta edición y con la premisa de maridar las creaciones con una de las variedades de Baron B".
Los otros dos finalistas fueron Paula Chiaradia, del Restó Fonda Sur (Trevelin, Chubut), y Saúl Lencia, (Restó Poytava (Posadas, Misiones).
Y lo más jocoso, ya que es mejor reír que llorar, ha sido la justificación dada por los organizadores: "el chef Martín Molteni puso al servicio de los otros jueces todos sus sentidos, su amplio conocimiento de la cocina argentina y sus productos, y ofreció su visión para poder valorar la propuesta de cada participante".
Más clarito echale agua. Fue Martín entonces el que dictaminó quién resultó el ganador del certamen, por cuanto fue el único que probó los platos. Los demás asistentes a la gala eran convidados de piedra, vale aclararlo.
Va de suyo que esto le quita toda seriedad, por no decir legitimidad, a la decisión de un jurado que, en un 75% de su composición, tocó de oído.
¿Acaso no hubiera sido más convenientes optar por jurados locales, cocineros de gran nivel como los que tenemos en el país? Hay muchos que son buenos clientes de Chandon y que tienen la suficiente idoneidad o tal vez más aún que los foráneos, porque conocen más de nuestra culinaria que por ejemplo, una brasileña y un francés.
Pero los organizadores optaron por figuritas que viven en el exterior y que se prestaron inexplicablemente a esta irregularidad. Ellos también son poco serios, desde el momento en que aceptaron votar al ganador sin haber probado su plato. ¿O tal vez les hayan mandado lo que cocinó María Florencia por Federal Express?
Por si a alguien le interesa, el plato ganador fue un tamal de gallo y maíz morado, con fondo de kalapurca, milpa y flores. Seguramente espectacular, no lo dudamos.
Pero hacer votar por correspondencia le quita todo viso de seriedad a un certamen que solo es una estrategia de marketing, en la que se usa a los cocineros a quienes en definitiva participar (y ganar) no les cambia la vida. Al fin y al cabo acceden a una pasantía en la colimba de Mirazur y se llevan un corcho de oro.
Es evidente que el Barón Bertrand de Ladoucette se debe estar revolviendo en su tumba. Si hasta le han quitado las burbujas.
Hay que tener cuidado con los concursos. No siempre son lo que parecen. Es más, nunca suelen ser como nos quieren venderlos. Más allá de las buenas intenciones, que es darles espacio a cocineros del interior del país, resulta poco serio que convoquen a tres miembros del jurado para que participen por zoom. Extraña manera de elegir un ganador sin probar los platos, como acaba de ocurrir con el Prix de Baron B Édition Cuisine.
Todos saben que Fondo de Olla © dice lo que otros callan. Contar la historia oficial, suscribir al relato o simplemente ser políticamente correctos, significa tener mayor acceso a las empresas, a la publicidad y a la palmada en el hombro.
No es el estilo que elegimos, afortunadamente. Y el Prix Baron B Édition Cuisine 2021 no es precisamente la excepción a la hora de informar sobre su reciente premiación. En todo caso, a su favor podemos decir que la parte "buena" del certamen, es que les da presencia a cocineros del interior del país que son prácticamente desconocidos en la gran ciudad.
Pero con eso solo no alcanza. Como se ha visto en ediciones anteriores, todo es subjetivo y no siempre uno está de acuerdo con quien es declarado ganador.
Primero, entonces, les contamos la "historia oficial":
El jurado de la edición 2021 estuvo presidido por el chef argentino Mauro Colagreco, junto a su colega brasileña Manu Buffara (Restaurante "Manu", Curituba"); el chef de Cave de Dom Perignon, Richard Geoffroy, y el cocinero local Martín Molteni, a la sazón el único que estuvo presente y probó los platos presentados.
La ganadora fue María Florencia Rodriguez, fundadora y dueña del Restaurante El Nuevo Progreso, de Tilcara, en la provincia de Jujuy.
La gala de premiación tuvo todos los condimentos de este tipo de reuniones, donde mucho mediático se pavonea y se da aires de superioridad cual nobles en el Palacio de Versailles. Se llevó a cabo en el Palacio Duhau Park Hyatt Buenos Aires, donde "por limitaciones en los viajes y los requisitos sanitarios, se decidió que los jurados que viven en el extranjero participaran vía Zoom".
Seguimos con el relato oficial: "así, los tres participantes finalistas expusieron sus proyectos (cada uno mostró un video filmado en su ciudad) y todos los asistentes al evento pudieron degustar los platos finalistas con ave como proteína elegida para esta edición y con la premisa de maridar las creaciones con una de las variedades de Baron B".
Los otros dos finalistas fueron Paula Chiaradia, del Restó Fonda Sur (Trevelin, Chubut), y Saúl Lencia, (Restó Poytava (Posadas, Misiones).
Y lo más jocoso, ya que es mejor reír que llorar, ha sido la justificación dada por los organizadores: "el chef Martín Molteni puso al servicio de los otros jueces todos sus sentidos, su amplio conocimiento de la cocina argentina y sus productos, y ofreció su visión para poder valorar la propuesta de cada participante".
Más clarito echale agua. Fue Martín entonces el que dictaminó quién resultó el ganador del certamen, por cuanto fue el único que probó los platos. Los demás asistentes a la gala eran convidados de piedra, vale aclararlo.
Va de suyo que esto le quita toda seriedad, por no decir legitimidad, a la decisión de un jurado que, en un 75% de su composición, tocó de oído.
¿Acaso no hubiera sido más convenientes optar por jurados locales, cocineros de gran nivel como los que tenemos en el país? Hay muchos que son buenos clientes de Chandon y que tienen la suficiente idoneidad o tal vez más aún que los foráneos, porque conocen más de nuestra culinaria que por ejemplo, una brasileña y un francés.
Pero los organizadores optaron por figuritas que viven en el exterior y que se prestaron inexplicablemente a esta irregularidad. Ellos también son poco serios, desde el momento en que aceptaron votar al ganador sin haber probado su plato. ¿O tal vez les hayan mandado lo que cocinó María Florencia por Federal Express?
Por si a alguien le interesa, el plato ganador fue un tamal de gallo y maíz morado, con fondo de kalapurca, milpa y flores. Seguramente espectacular, no lo dudamos.
Pero hacer votar por correspondencia le quita todo viso de seriedad a un certamen que solo es una estrategia de marketing, en la que se usa a los cocineros a quienes en definitiva participar (y ganar) no les cambia la vida. Al fin y al cabo acceden a una pasantía en la colimba de Mirazur y se llevan un corcho de oro.
Es evidente que el Barón Bertrand de Ladoucette se debe estar revolviendo en su tumba. Si hasta le han quitado las burbujas.