Cocineros mancosMiércoles, 4 de agosto de 2021Si algo faltaba para quitarle seriedad a la gastronomía, apareció un nuevo reality: "¡Manos arriba, chef!". Los tres de vuelta juntos para enseñarnos a cocinar sin utilizar las manos, como si fuera por arte de magia.
Mientras todos los colegas periodistas gastronómicos se las pasaban entrevistando en forma complaciente a Francis Mallmann, recuerdo una vieja discusión en una mesa de esas que tenían lugar antes de la pandemia.
De ésta en particular, pasaron muchos años. Algunos de esos colegas, por desgracia nos dejaron ya hace tiempo. Uno de ellos, el recordado Dereck Foster, dijo entonces: "No me gustan los cocineros que no cocinan".
Listo, donde mueren las palabras. El chef argentino más famoso, nos deja su legado sin dudas. Hoy tenemos tres cocineros que ya no cocinan. Pero sí miran y dan órdenes, coherencia pura porque es generalmente lo que siempre hacen, dar órdenes claro.
Uno tuvo la caradurez de renunciar a los 50 Best Restaurants, indudablemente porque su restaurante Tegui lleva un año y medio cerrado y con escasas posibilidades de reabrir algún día. Renunció a la nada misma. Hoy el cocinero de Necochea sólo se dedica a la televisión, donde hace el papel de malo en Master Chef (el programa de mayor rating de la televisión argentina, inexplicablemente).
El segundo, Donato, se ha diversificado de tal manera que no tiene tiempo sino para cocinar para la tele o bien en algunas de las presentaciones en las que es convocado. Más allá de todo, hay reconocerle su capacidad innata para dominar el escenario y al público. Es un actor que cocina muy bien, con lo cual es el que siempre se luce frente a la escasa gracia de sus compañeros.
El tercer caso es un repostero de muy buen nivel, que subió hace casi dos años como chef ejecutivo de Palacio Duhau Park Hyatt Buenos Aires. Por esos golpes de suerte, tuvo este regalo inesperado cuando Antonio Soriano se fue a Canadá.
Vaya a saber uno por qué motivo o contacto, lo convocaron para reemplazar al francés que no arregló sus honorarios, algo sobrestimados luego de aparecer en todos los frentes de las sucursales bancarias del Santander. Pese a ello, fracasó en su participación del programa de Mariana Fabbiani, que fue levantado por su escaso rating. Deberá estar arrepentido de no arreglar una nueva temporada en Master Chef.
Pero eso es harina de otro costal. Volviendo a lo de "levantar las manos", dicen que la idea surgió durante la visita de Dolli Irigoyen a Master Chef (al fin y el cabo todo queda en la Corpo), y los tres mediáticos tuvieron que "hacer unos huevos benedictinos y ayudar a los participantes sin usar las manos". En realidad, en este caso "hacer" no existió en la realidad. Solamente miraron.
En el nuevo programa, hay dos participantes encargados de laburar, mientras los tres se van turnando en la conducción. Ya se creyeron que son como Santiago del Moro.
Los que no conducen forman equipo con cada participante. Y el que gana, se lleva 200.000 pesos. El programa va por la plataforma + Paramount, Viacom CBS.
En fin, ya nada debe extrañarnos. Argentina país generoso, donde todo es posible. Como que los cocineros que no cocinan tengan más fama que los que laburan de verdad. Claro que la fama es puro cuento. Que aprovechen mientras les dure.
Si algo faltaba para quitarle seriedad a la gastronomía, apareció un nuevo reality: "¡Manos arriba, chef!". Los tres de vuelta juntos para enseñarnos a cocinar sin utilizar las manos, como si fuera por arte de magia.
Mientras todos los colegas periodistas gastronómicos se las pasaban entrevistando en forma complaciente a Francis Mallmann, recuerdo una vieja discusión en una mesa de esas que tenían lugar antes de la pandemia.
De ésta en particular, pasaron muchos años. Algunos de esos colegas, por desgracia nos dejaron ya hace tiempo. Uno de ellos, el recordado Dereck Foster, dijo entonces: "No me gustan los cocineros que no cocinan".
Listo, donde mueren las palabras. El chef argentino más famoso, nos deja su legado sin dudas. Hoy tenemos tres cocineros que ya no cocinan. Pero sí miran y dan órdenes, coherencia pura porque es generalmente lo que siempre hacen, dar órdenes claro.
Uno tuvo la caradurez de renunciar a los 50 Best Restaurants, indudablemente porque su restaurante Tegui lleva un año y medio cerrado y con escasas posibilidades de reabrir algún día. Renunció a la nada misma. Hoy el cocinero de Necochea sólo se dedica a la televisión, donde hace el papel de malo en Master Chef (el programa de mayor rating de la televisión argentina, inexplicablemente).
El segundo, Donato, se ha diversificado de tal manera que no tiene tiempo sino para cocinar para la tele o bien en algunas de las presentaciones en las que es convocado. Más allá de todo, hay reconocerle su capacidad innata para dominar el escenario y al público. Es un actor que cocina muy bien, con lo cual es el que siempre se luce frente a la escasa gracia de sus compañeros.
El tercer caso es un repostero de muy buen nivel, que subió hace casi dos años como chef ejecutivo de Palacio Duhau Park Hyatt Buenos Aires. Por esos golpes de suerte, tuvo este regalo inesperado cuando Antonio Soriano se fue a Canadá.
Vaya a saber uno por qué motivo o contacto, lo convocaron para reemplazar al francés que no arregló sus honorarios, algo sobrestimados luego de aparecer en todos los frentes de las sucursales bancarias del Santander. Pese a ello, fracasó en su participación del programa de Mariana Fabbiani, que fue levantado por su escaso rating. Deberá estar arrepentido de no arreglar una nueva temporada en Master Chef.
Pero eso es harina de otro costal. Volviendo a lo de "levantar las manos", dicen que la idea surgió durante la visita de Dolli Irigoyen a Master Chef (al fin y el cabo todo queda en la Corpo), y los tres mediáticos tuvieron que "hacer unos huevos benedictinos y ayudar a los participantes sin usar las manos". En realidad, en este caso "hacer" no existió en la realidad. Solamente miraron.
En el nuevo programa, hay dos participantes encargados de laburar, mientras los tres se van turnando en la conducción. Ya se creyeron que son como Santiago del Moro.
Los que no conducen forman equipo con cada participante. Y el que gana, se lleva 200.000 pesos. El programa va por la plataforma + Paramount, Viacom CBS.
En fin, ya nada debe extrañarnos. Argentina país generoso, donde todo es posible. Como que los cocineros que no cocinan tengan más fama que los que laburan de verdad. Claro que la fama es puro cuento. Que aprovechen mientras les dure.


