Voto cantado de Germán Martitegui

No soporta no ser el número 1

Lunes, 15 de marzo de 2021

Desde hace varios años, concretamente desde 2018 cuando Don Julio le arrebató el liderazgo argentino de los restaurantes más votados a Tegui, en la corrupta lista de los 50 Best LATAM Restaurants, que se sabía que el mediático Germán Martitegui estaba furioso. Ni hablar de la última premiación correspondiente al 2020 de la pandemia, al enterarse que Don Julio era el 1 del subcontinente. Encima ya en 2019 lo había superado Mishiguene, con lo cual quedó tercero. Voto cantado, renunció como jurado y pide ser retirado de las listas.

Quedate tranquilo Germán. Renunciaste a ser jurado. Y además pedís que no voten más a Tegui pese a que, si bien estuvo abierto dos meses y medio en todo el año, su restaurante fue ubicado en el puesto 25 en la lista 2020, aunque muy por debajo de Don Julio (4) y Mishiguene (20).

No hay problema alguno, sus amigos de la Corpo y de A.C.E.L.G.A. ya no lo votarán y así es que va a desaparecer, aunque las autoridades de los 50° Best LATAM no lo saquen de motu propio.

La historia comienza cuando esta lista emanada de la revista británica Restaurant, con el sponsoreo del agua mineral S. Pellegrino y otras empresas muy importantes, irrumpe en Latinoamérica.

Allí es cuando una periodista, durante una feria en Lima, llamó a los argentinos a ponerse de acuerdo y votar por Tegui, como número uno de la Argentina. Si no estabas de acuerdo, no podías votar. 

En 2013, por ejemplo, el restaurante de GM fue el 9; en 2014 ocupó el mismo lugar; en 2015 llegó al 7° lugar (su mejor ubicación histórica); en 2016 fue 9|; en 2017 bajó al 10° puesto; en 2018 fue 11° pero es superado por primera vez por Don Julio (6°); en 2019 lo mandaron al muere con un deshonroso 25° puesto (para colmo de males Mishiguene lo pasó en la lista de argentinos) y finalmente, en el pandémico 2020 y pese a estar cerrado 9 meses y medio, igual lo pusieron en el 16° lugar, siempre debajo de Don Julio y Mishiguene

Era mucho más que lo que el egocéntrico chef podía soportar. No sorprendió a nadie entonces, cuando la semana pasada y vía su cuenta de Instagram, no solo renunció a ser jurado sino también pidió no ser incluido nunca más en los 50. Ya sabía que muchos de sus amigos lo habían traicionado y que no le da el cuero para hacer lobby poniendo la mosqueta que sí tienen otros. 

Curioso o no, Martitegui no es el primero que renuncia en nuestro país. Justo él que salió del riñón de Francis Mallmann, su maestro, que tuvo más dignidad porque su renunciamiento "histórico" lo hizo en el año 2013, cuando los 50 LATAM estaban en pañales.

Recordamos lo que decía entonces FM: "Gracias por haberme elegido como uno de sus jueces, pero he decidido no votar más en su concurso. Sentí (que es lo que quise) en los últimos dos años, más ahora no puedo continuar. Miren: yo cocino hace 40 años. Como ustedes saben, la cocina es un romance de ingredientes, espacio, servicio, tiempo y silencio".

Seguía: "Veo sentimientos contrarios en tantos de mis colegas que están tan preocupados por los premios que se pasan el año haciendo lobby ante los electores, saltando de conferencia en conferencia y, en mi opinión, perdiendo un tiempo valioso y distanciándose de los valores reales que hacen a un restaurante". 

Parece mentira, pero hasta nosotros, que no somos precisamente en Fondo de Olla © devotos del chef argentino más famoso en el exterior, estuvimos de acuerdo y lo felicitamos por su digna actitud.

Continuaba diciendo Mallmann que "los premios crearon un ambiente ficticio y ultracompetitivo para nuestra cultura gastronómica. La innovación parece ser el principal valor. Aunque no hay nada malo en eso (innovación), se separó de los valores de un oficio en favor de lo que llaman arte. Los jóvenes chefs intentan cruzar puentes mucho antes de lo que deberían simplemente para ser diferentes, famosos o novedosos. El arte es una construcción intelectual, y la comida y el vino tienen más que ver con los sentidos y el compartir".

Aquí ya no coincidimos por cuanto se denota el odio de FM a la alta cocina y a las técnicas de vanguardia. Precisamente porque él nunca podrá hacer ese tipo de cocina destinada a talentosos y creativos.

Otras consideraciones de Francis referían a que "la gastronomía y el vino nos hacen más agudos, más ingeniosos. Sólo entonces pueden estimular nuestro pensamiento y mejorar nuestra comunión con los compañeros, amigos y amantes". Pareciera que tiene muchas de estas últimas, según sus propias palabras. 

Prosigue: "Sin duda, la cocina puede ser intelectual, pero debe serlo de una manera más tranquila y - me atrevo a decir - humilde. Ciertamente, me sentí muy honrado cuando mi Restaurante 1884 (supongo que, por error, habrán querido decir 1984) ocupó el séptimo puesto entre los 50 mejores restaurantes del mundo en su primer año de existencia".

"Pero es que mi vida en la cocina ya no tiene vínculos con este ranking. Así que les deseo todo lo mejor y les doy las gracias por haberme dejado servir en estos últimos años en su jurado. Compartamos el pan".

Pasemos vuelta la hoja y ya estamos en 2021. Así escribía Germán Martitegui en su cuenta de Instagram: "Por la presente carta renuncio formalmente a mi puesto como juez de los 50 mejores restaurantes del mundo 2021 con el remordimiento de que, aunque la decisión me ha pesado durante algún tiempo, se demoró demasiado en llegar". Lo puso en inglés y queda no obstante una duda, porque habla de los "mejores del mundo" y no de los "mejores de América latina".

Prosigue: "estamos destinados a votar por los mejores restaurantes del mundo, pero haciéndolo en un año en el que los restaurantes de todo el mundo han cerrado y donde ni yo ni nadie más hemos podido viajar. Esto, como no tiene sentido para mí, finalmente ha resultado en mi decisión".

Y continúa: "mi propio restaurante ha estado cerrado durante gran parte de este tiempo, por lo que ciertamente no debería calificar para ninguna lista, y ni siquiera sé si sobrevivirá a la pandemia. Mis prioridades ahora son claramente diferentes" (Nota de la Redacción): seguramente su prioridad es ser un jurado más ventajoso para él como la payasada de Master Chef Celebrities

Suma y sigue: "no tengo ninguna duda de que la lista ha ayudado a poner nuestra querida cocina latinoamericana en el mapa y a destacar el trabajo de colegas que admiro y amo. Y lo mejor que ha logrado ha sido presentarnos y reunirnos cada año para celebrar, y esa camaradería actual se generó a partir de esas experiencias compartidas". 

Con Santos, el ministro de Turismo de Macri.

Hay más: "pero personalmente, desde hace algunos años estoy descontento con el sistema 50 Best, encontrándolo continuamente estresante e influyendo en mi creatividad profesional hasta el punto de no saber si estoy haciendo las cosas como realmente quiero o porque es mejor mantener mi posición en la lista". 

"Siento que crea una sospecha y una competencia que no me gusta entre chefs y que se ha acentuado con el tiempo, y el posicionamiento ordinal de restaurantes muy diferentes en una lista me parece más injustificable cada día que pasa", señala quien seguramente no admite que una parrilla de barrio sea número 1 de LATAM y él ni siquiera pudo estar alguna vez en el podio. Aunque por las dudas se pone un momentín en bueno: "para ser claros, no estoy tomando una posición crítica, he sido parte de este sistema y he pasado cientos de horas presionando por mi restaurante, invitando a los llamados jueces 'secretos', e inclusive he hecho campaña para que se celebren los premios aquí en Buenos Aires. Estoy tomando la posición personal de que ya no siento que pueda ser parte de esto, ni como jurado ni como chef de un restaurant de la lista". 

Va de suyo que lo de la premiación local fue con plata de los contribuyentes de CABA, aunque por fortuna la pandemia y la crisis económica argentina echaron por tierra la festichola de 2020 a la que el Gobierno de la Ciudad se había comprometido inicialmente. 

Da risa por no llorar cuando dice que llamaba a los jueces "secretos", que nunca fueron tal, con lo que admite haber hecho lobby más allá del que se aseguraba con sus amigotes de la Corpo. Lo que no se cree nadie, es que diga que venía madurando esta decisión durante años, pero que "nunca tomó debido a que varios colegas y amigos lo convencieron de que no era lo mejor para él dado que su restaurante podría quedar vacío sin estar en esa lista o que, por estar juntos, estaban más unidos". 

Cortando fideos con cuchillo en Master Chef Celebrities.

Siempre tan bondadoso pensando en los demás. "Creo que seguiré asistiendo para celebrar que mis amigos sean homenajeados y conocer gente nueva, lo haría sin formar parte de la lista", enfatizó. 

O sea que se va, pero no tanto. Y concluye: "ahora es el momento de conocer mi verdadero yo y mi cocina sin presiones, algo que me ha sido imposible en las circunstancias mencionadas. Un abrazo cariñoso a todos". 

Como conclusión, más allá de cualquier tipo de consideración que haga el chef, el mensaje que nosotros leemos es: "para qué seguir si mi restaurante sigue cerrado y aunque no pida que me saquen de la lista, ya no voy a poder estar". 

O que "de nada sirve tanto esfuerzo si una parrilla de barrio es hoy número 1 del continente". Y que "si no puedo seguir satisfaciendo mi ego, para qué seguir mientras gano mucha plata haciendo de malo en la tele y chichoneando con la griega". 

Ni en la renuncia vemos una gota de dignidad. La que tuvo el mismísimo Francis Mallmann con quien él se formó profesionalmente. Con un poquito de discreción hubiera salido ganando, no hacía falta renunciar por Instagram. Esta vez se olvidó de sus colegas amigos, los mismos que lograron mantenerlo en la lista desde 2013 a la fecha, los que él votaba y a él votaban. Ahora Narda y Cía. tendrán un voto menos. No soporta no ser el 1. Y que alguien le haga sombra. Renuncia cuando pertenecer ya no tienen ningún privilegio.

Qué será de tí, 50 Best. Estás en franca decadencia y ya muchos empezaron a abandonar el barco. 

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