Editorial

No tan Santa

Miércoles, 17 de junio de 2020

¿Qué dirán ahora mis queridos colegas militantes de la izquierda caviar, que endiosaron a un lugar y a su cocinero aún en su dudoso profesionalismo? ¿O acaso callarán? Nunca quisimos visitar este lugar ni el anterior, porque el acto de ir a comer a un restaurante debe ser placentero. Y si tenés que escuchar la marchita que combate al capital, la comida es difícil de digerir. Lo que está pasando nos da mucha, pena pero solo por la pobre gente que está luchando por cobrar sus sueldos.

No digan que no les avisamos. El 12 de junio pasado, en la nota titulada "Ladran Sancho", anunciamos que un restó militante estaba atravesando serios problemas y no pagaba los sueldos. No dimos nombres, solo porque queríamos dar tiempo para que los dueños cumplieran sus obligaciones con el personal.

No sucedió el milagro y hoy la cosa ya no tiene vuelta atrás. Una "socia" o tal vez "examiga" de la esposa del cocinero, destapó la olla porque dice que ella salió de garante del alquiler y no lo pagan desde marzo. Ni siquiera le avisaron, dice.

Hay cosas peores, pero porque no queremos hacer más leña del árbol caído, no vamos a ventilar todo lo que sabemos. Todo es grave e indefendible para la patronal.

Fondo de Olla © ya se venía ocupando del cocinero en cuestión, cuando tuvo que dejar el Perón Perón por un problema con los propietarios de ese restaurante. Hubo un juicio en el medio y mucho escándalo. Fue en el mes de mayo de 2018, cuando publicamos la nota escrita por Ronald Falcón, que en su momento dio que hablar: https://www.fondodeolla.com/nota/15201-perdon-peron/

Días antes, titulábamos: "Compañeros de Perón a los tiros". Afortunadamente, este restó siguió adelante (y lo decimos por la gente que trabajaba ahí y no perdió la fuente de trabajo), mientras el "expulsado" se lanzó a la aventura propia con "Santa Evita".

Huelga decir que uno siempre "evita" ir a este tipo de restaurantes militantes, o mejor dicho para militontos. Es así que nunca hicimos una nota, no entramos ni al primero ni al segundo. Sí lo hizo Ronald varias veces al de doble apellido repetido, y nos contó su experiencia gastronómica.

Hoy el tema es noticia de todos los medios, aunque seguramente el relator "del relato" VHM raramente saldrá a decir algo ni tampoco todos los que responden al oficialismo. Da cosa develar que los compañeros se cagan entre ellos.

Repetimos, no queremos ventilar más cosas de lo mucho que sabemos. Igualmente, saldrán los Kukas a pegarnos, como ocurrió con la nota en la que adelantamos lo que estaba pasando en "El Santa".

Pero mejor vamos a generalizar: es lamentable que en cualquier empresa, teñida de militancia supuestamente progre, con clara orientación peronista-kirchnerista, que supuestamente defiende al trabajador, se violen los derechos de los empleados. Ni en un restaurante, o industria, o el ramo del que fuere.

El dicho que se les atribuye a los curas, aquí también le cabe a los que hacen este tipo de cosas: "haz lo que yo digo pero no lo que yo hago". Son muy tauras hablando, pero no predican con el ejemplo.

Queda por agregar que ojalá los trabajadores puedan cobrar, no sabemos si perderán su trabajo porque el futuro del restaurante es cuanto menos improbable. Feo momento para quedarse sin empleo. Se habla hoy de que un 40% cerrarán sus puertas, aún habiendo hecho las cosas bien, imagínense lo ocurre con esta Santa.

Por las dudas, si alguien pone como excusa a la cuarentena, recuerden que todos (todas y todes diría el Presidente) están en la misma situación o parecida, pero se las ingenian para pagan los sueldos. Será con ayuda del Estado, la misma que pidió el cocinero de marras, pero pagan. Y hay que decir que los problemas de estos patrones ya venían de antes. De mucho antes.

Nuestra solidaridad con los empleados, les deseamos lo mejor aun sabiendo que es utópico que esto ocurra teniendo en cuenta quiénes son sus patrones. A éstos, les ofrecemos este medio para hacer su descargo y justificar lo que está pasando. Cuando uno está en falta hay que dar la cara. Algo tendrán que decir.

Por desgracia y a todos nos ha pasado, muchas veces debimos bajar la cabeza y soportar malos tratos, presiones, bullying, sueldos miserables, paupérrimas condiciones de trabajo. Y seguimos para adelante porque hay que mantener nuestros hogares.

Pero no hay peor cosa que ser hipócrita. Decir una cosa y hacer otra. Hablar de derechos humanos y cagar a la gente. Como en FDO tenemos la cola limpia y no le debemos nada a este personaje, podemos decir lo que pensamos. No quisimos entrar en el puterío que se armó hoy en la puerta del local y en las redes sociales; lo adelantamos hace dos años y tal vez haya sido periodismo de anticipación. Pero la cosa se caía de maduro, justo una palabra que nos remite a otro chanta del progresismo.

Al final, esta Evita no era tan Santa.

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