Una de las sopas más ricas que se puede encontrar en la gastronomía internacional, es sin dudas la soup a l'oignon. Como muchos de los platos más ricos del mundo, la sopa de cebollas francesa fue una vez comida de pobres. Y así se hizo popular, sobre todo en las cenas trasnochadas de los bistrós parisinos. Pedile a Olivier Falchi que te la lleva a tu casa.
Que no se enoje Mafalda, pero la soup a l' oignon, la tradicional sopa de cebollas francesa, es una de las comidas más ricas que existe. Y como muchas de las preparaciones populares, nació como un plato de pobres.
Cuentan que su fama nació en tiempos de la Revolución Francesa, elaborada con ingredientes que la gente común tenía a mano, como la cebolla, pero también lleva una preparación lenta y minuciosa que elevaba su estatura a social a digna de reyes.
De hecho, una leyenda indica que el Rey Louis XV volvió muy tarde de una cacería, y como en la cocina solo había cebolla y manteca, así que tuvo la idea de cocinarla con champagne. Pero bueno, no hay que creer del todo en estas leyendas fantasiosas.
Pero si de historia se trata, habrá que remontarse mucho más atrás en el tiempo. Así, en la Edad Media la cebolla, un vegetal originario de Asia que los romanos llevaron a Europa,comenzó a utilizarse masivamente en la cocina.
Así sale del "vacío" la sopa de Olivier: le agregás las tostadas y queso.
Ya existían documentos en el Siglo XIV, en los que puede comprobarse que era común verter cebolla con pan duro sobre un caldo. Así se supone que los obreros campesinos comían, después de que sus patrones terminaran los restos de verduras y pan que había que ablandar en un caldo.
Sin embargo, la primera mención documentada de la soup a l'oignon recién aparece en un libro de cocina del año 1831, escrito por un tal Nicolás Appert, dueño del albergue conocido como "La ponme d'or" en Châlons sur Champagne. Dicen que ese chef dedicó la receta al duque de Lorraine, cliente habitual del establecimiento.
Todos sabemos lo que pasó después con la soup a l'oignon, que nunca falta en cualquier bistró de Francia, al igual que un steak tartar, un paté o un boeuf bourguignon.
La sopa de cebollas se hizo en tiempos modernos un plato infaltable entre los trasnochadores parisinos. En aquellos bistrós que cerraban sus puertas muy tarde, una de las escasas opciones para saciar el apetito era la soup a l'oignon.
En esta época de cuarentena, qué mejor que encargarle a un chef francés la soup a l'oignon. Olivier Falchi te la lleva a tu casa envasada al vacío y con sus tostadas. También podés pedirle aparte el queso para gratinar. Un lujo que nos da el delivery obligatorio.
Las entregas de Olivier se realizan los lunes y jueves, de 17 a 21, con un pedido mínimo de $ 2.500 (recuérdese que pueden incluirse en el pedido los productos de Almacén 1249); al teléfono: 11 4179 7087. Y además se puede escribir al mail: falchiolivier2@gmail.com
Esta casa restaurante se convierte en el espacio único donde el agua, la tierra y el fuego se entrelazan para ofrecer una experiencia sensorial diferente. Agustín Brañas es el chef de este lugar que cuenta con tres espacios y propuestas distintas.
El sábado 10 de mayo, desde las 12:00, en el local de Palermo, la boulangerie francesa ofrecerá cuatro sándwiches fuera de carta y cócteles a cargo de la marca de aguas Perrier.
Sobre la cortada homónima, camuflado en una señorial casona de estilo Tudor, se esconde un bar con todas las características e influencias de los clubes privados londinenses. Y en la planta alta funciona un restaurante, además de un omakase de próxima apertura.