Editorial

Campo diabólico

Domingo, 8 de marzo de 2020

Volvieron y lo primero que atinaron a hacer es meterle la mano en los bolsillos a los que no pueden defenderse, como los jubilados y los chacareros que cada vez que exportan deben dejar hasta un tercio de su producción en manos del Estado corrupto. Para justificar tamaña exacción politizan el tema y aparecen chefs que deberían cocinar solamente piedras.

"El campo que protesta es el mismo que elimina bosques, envenena aguas, fumiga sobre escuelas y enferma de cáncer al pueblo". Este texto burdo e inexacto apareció en Facebook, tan pronto el gobierno aplicó 3 puntos extra a las retenciones a la exportación de soja (dos menos que en 2008 cuando una tonelada de la oleaginosa valía más de 600 dólares y hoy la mitad).

Los justos reclamos del campo se han politizado desde que el Presidente dijera que los autoconvocados son mandados por el PRO. Grabois quiere sacarle la tierra a los productores para dársela a los vagos que sostiene junto al Papa peronista. Zaninni está contento porque el campo está en contra del gobierno. Y para él eso es una buena señal.

El campo no son solo los estancieros de la Sociedad Rural, que por otra parte quedan pocos. El campo no son únicamente los productores que tienen más de 10.000 hectáreas. El campo son todos, incluidos los pequeños productores que generan casi dos terceras partes de la riqueza que ingresa a las arcas del Estado.

Después de trabajar casi 30 años junto a ellos, los que trabajan la tierra, todos hijos de inmigrantes que con su trabajo lograron tener sus campos propios (los que Grabois les quiere expropiar), leer lo que dice el primer párrafo de este editorial, resulta un insulto a nuestra inteligencia.

Como si no tuviera suficiente con ingenieros agrónomos y periodistas agropecuarios hoy conversos, que reniegan de los que le dieron de comer toda la vida, ahora aparece un cocinero llamado Martín Gandulfo Dolz, a quien conocí cuando cocinaba para la clase alta en un palacio aristócrata (el Duhau) pero ahora se la da de populista. Como lo vimos reproducido en otros lados, quizá el susodicho chef no sea el autor intelectual de tamaña irrealidad. Pero la avala y eso es peor aún.

Y sí, hay muchos cocineros politizados, que dicen una cosa y hacen otra puesta. Son hipócritas. Escupen para arriba. Nos preguntamos entonces: ¿de dónde vienen los insumos que utilizan en sus cocinas? ¿O acaso se creen que todos los chacareros de este país únicamente cultivan soja?

Lo mismo podríamos decir de algunos de nuestros colegas de la izquierda caviar, que reniegan de la importación con un celular de última generación en la mano, que comen foie gras y trufas, beben los vinos más costosos y luego se las dan de progres. ¿Sabrán acaso que todo eso que consumen de "arriba" proviene del campo que repudian?

Podrían ingerir solo piedras al estilo vegano, que cocinarían los chefs K que reniegan de los que producen y por ende solo tendrían piedras en lugar de alimentos en sus cocinas.

Un país extraño, donde quieren matar a la gallina de los huevos de oro solo por cuestiones ideológicas. Con el actual esquema tributario, cada vez se va a producir menos y peor. El Estado se lleva el 77% de lo que recaudan los productores. Mientras tanto, los demás países que no agobian con impuestos a los que trabajan la tierra, superan los niveles de cosecha año tras años.

Miremos al verdadero campo, al que genera riqueza, invierte en el país, corre riesgos todo el tiempo y no solo por el clima, el que mayoritariamente está integrado por pequeños productores y no estancieros que viven seis meses en París y el verano lo pasan acá.

Déjenlos trabajar, sino quién les va a llenar la heladera como prometió Alberto. Fundan a los productores y el asado va a ser un triste recuerdo que veremos en fotos viejas de tiempos mejores.

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