Aramburu fuera de los 50 BestJueves, 19 de septiembre de 2019Ya es desvergüenza, ya es patético, ya es irracional. El 10 de octubre se hará en Buenos Aires la premiación de los 50 Best Resaurant LATAM y no estará presente Aramburu, que fue expulsado de la guía por los patéticos jurados que supimos conseguir. Perdonen la generalización, pero aun los que son honestos y votan a conciencia, tienen parte de complicidad porque no renuncian.
Nos gustaría saber cuántos jurados hay, quiénes son y qué vota cada uno. Sería muy bueno para darle una pizca de transparencia al fraude institucionalizado que muchos califican de "lista prestigiosa", pero que no es más que una gran mentira.
Hablamos de los 50 Best LATAM, a cuyos responsables deberemos soportar muy cerca, durante tres jornadas. Es que por obra y gracia de una desafortunada decisión del GCBA, el acto central y demás actividades se realizarán en nuestra ciudad.
Decían que con la irrupción del Academy Chair chileno, algunas cosas iban a cambiar. Parece que en lugar de mejorar fuimos para atrás. Se dice que eliminaron a algunos jurados, para que existiera mayor transparencia. Si fue así, no sirvió de nada.
Fondo de Olla © está en condiciones de adelantar la primera gran injusticia. Aramburu, sin dudas uno de los mejores restaurantes argentinos, en el podio y quizá el mejor de todos, fue desplazado de la lista. Vaya a saber uno para poner a quién en su lugar, seguramente otro "amiguito" de la Corpo.
Como uno nunca fue invitado a ser jurado (que nunca ocurra por favor), no podemos renunciar a algo que nunca nos ofrecieron. Sí podemos protestar respondiendo a la invitación con un "muchas gracias", pero no queremos ser cómplices avalando con nuestra presencia un acto de corrupción tan enorme como la deuda externa argentina.
Gonzalo Aramburu no trabaja para ganarse un lugar en el que figurar poco significa y nada agrega a la trayectoria de un restaurante. Le basta con satisfacer a sus clientes, llenar cada noche y ser un indiscutido entre los chefs de nuestro país.
Esperemos unos días más para comprobar cuántos desatinos más deberemos soportar. A los jurados honestos, los pocos que quedan, les pedimos que renuncien ya. Si hasta Francis Mallmann, que no es santo de nuestra devoción, tuvo la grandeza de pegar un portazo.
Todo esto da asco.
Ya es desvergüenza, ya es patético, ya es irracional. El 10 de octubre se hará en Buenos Aires la premiación de los 50 Best Resaurant LATAM y no estará presente Aramburu, que fue expulsado de la guía por los patéticos jurados que supimos conseguir. Perdonen la generalización, pero aun los que son honestos y votan a conciencia, tienen parte de complicidad porque no renuncian.
Nos gustaría saber cuántos jurados hay, quiénes son y qué vota cada uno. Sería muy bueno para darle una pizca de transparencia al fraude institucionalizado que muchos califican de "lista prestigiosa", pero que no es más que una gran mentira.
Hablamos de los 50 Best LATAM, a cuyos responsables deberemos soportar muy cerca, durante tres jornadas. Es que por obra y gracia de una desafortunada decisión del GCBA, el acto central y demás actividades se realizarán en nuestra ciudad.
Decían que con la irrupción del Academy Chair chileno, algunas cosas iban a cambiar. Parece que en lugar de mejorar fuimos para atrás. Se dice que eliminaron a algunos jurados, para que existiera mayor transparencia. Si fue así, no sirvió de nada.
Fondo de Olla © está en condiciones de adelantar la primera gran injusticia. Aramburu, sin dudas uno de los mejores restaurantes argentinos, en el podio y quizá el mejor de todos, fue desplazado de la lista. Vaya a saber uno para poner a quién en su lugar, seguramente otro "amiguito" de la Corpo.
Como uno nunca fue invitado a ser jurado (que nunca ocurra por favor), no podemos renunciar a algo que nunca nos ofrecieron. Sí podemos protestar respondiendo a la invitación con un "muchas gracias", pero no queremos ser cómplices avalando con nuestra presencia un acto de corrupción tan enorme como la deuda externa argentina.
Gonzalo Aramburu no trabaja para ganarse un lugar en el que figurar poco significa y nada agrega a la trayectoria de un restaurante. Le basta con satisfacer a sus clientes, llenar cada noche y ser un indiscutido entre los chefs de nuestro país.
Esperemos unos días más para comprobar cuántos desatinos más deberemos soportar. A los jurados honestos, los pocos que quedan, les pedimos que renuncien ya. Si hasta Francis Mallmann, que no es santo de nuestra devoción, tuvo la grandeza de pegar un portazo.
Todo esto da asco.