De pobre a rico. La fondue es una comida de origen suizo que crearon los pastores y montañeses alpinos, que con el tiempo pasó a ser una comida sofisticada y si se quiere hasta elitista. En Olivos, Esencia es un restó que vuelve a poner a esta preparación en un nivel más generoso y hasta familiar.
Esencia Restó & Fondue - Dirección: Gobernador Ugarte 1845 Olivos - Abierto de lunes a viernes desde las 17 al cierre, sábados de 12 a 0 y domingos de 12 a 17. Principales tarjetas.
Tipo de Cocina: Especialidad en fondue
Barrio: Olivos
Precio: $$$
Esencia es una casa de fondue que extiende su menú a algunos platos simples y ricos. Todo sin grandilocuencia y una relación costo beneficio que hace más tentadora la propuesta. A priori, uno suponía que se trataba de esos lugares con impronta romántica, luces tenues y ambiente discreto. Y precios altos también.
Nada que ver, por cierto. El mérito de Edgardo Villegas, empresario gastronómico, "salonero" como él mismo se define (posee un complejo de salones de fiestas en Martínez), ha sido darle a la fondue una impronta más popular y familiar. Que al fin y el cabo pone al alcance de bolsillos menos holgados la posibilidad de disfrutar de esta comida que se comparte entre familiares y amigos, no sola con la pareja en tren romanticón.
La locación de Esencia es una vieja casona que funciona también como salón de fiestas para niños. A su frente, un gigantesco y centenario árbol nos da la bienvenida. Hay algunos saloncitos privados, un comedor amplio y un jardín en el fondo.
La noche de viernes luce concurrida. Observando en derredor, se puede certificar que claramente la fondue es la "esencia" del lugar. Y lo más pedidos por los clientes.
Las sirven en dos variantes: la tradicional de quesos y la bourguignone. La primera está preparada con una selección de quesos, vino blanco y kirsh. Acompañan cherries, jamón grillado, salchichas alemanas, champiñones frescos, cubos de papa y pan tostado. Para dos personas cuatro personas.
La bourguignone, también en dos tamaños, sale con cuatro salsas: barbacoa, mostaza y azúcar negra, tártara y cuatro quesos. Y los ingredientes son dados de lomo, pechuga de pollo y carré de cerdo para "freír en aceite".
Hay además una opción dulce de chocolate (clásica) y otra más local de dulce de leche. Van con frutas de estación, vainillas, obleas, bay biscuits y merengues rotos.
La carta propone dos entradas: cuarteto de provoletas y polenta crocante con salteados de hongos a la provenzal. Y algunos principales, como mollejitas a la plancha con cubos de papa y cherries; pesca del día en manteca de salsa de limón y cilantro, vegetales salteados y flan de calabaza; lomo en marinada de chimichurri, papa rellena y dips de espinacas a la crema; pechuga de pollo en crema de puerros, panceta y vino blanco, con puré de batatas; ñoquis de papa, remolacha y espinaca con salsa a elección, y wok de yamaní vegetariano.
También algunas ensaladas, y para el final, tortas artesanales, helados y volcán de chocolate con helado.
Hay una carta de vinos algo acotada y barra de tragos. Y un sector llamado "Cervelandia", con tablas de quesos, hamburguesas, nachos y rabas con cervezas artesanales Wald Weiss.
Un dato importante es que la casa no cobra servicio de mesa.
Un nuevo menú de pasos (el de octubre), creado por el chef Jonás Alba, y el souschef Jeremías Casino, para disfrutar en un espacio único, un living que atesora objetos antiguos y frases geniales de Churchill. Hay que seguir, mes a mes, las creaciones culinarias que nos brinda Winston Club, un lugar sorprendente alejado de los ruidos y las luces de los lobistas de las guías mediáticas y cada vez más descoloridas.
Sus dueños, que también lo son de la "casa de fuegos" Hierro, Francisco Giambirtone y Santiago Lambardi, en sociedad con los hermanos Diego y Gustavo Batica, definen al lugar como un "bodegón neofolk". Dicho de otro modo, un bodegón de cocina porteña moderno, vigilado por la atenta mirada de las imágenes de un Dogo Argentino, el perro que nos representa.
Barra Chalaca, uno de los reconocidos conceptos gastronómicos del Grupo Acurio, inauguró su tercer local en Buenos Aires. Esta apertura forma parte del plan de expansión de la marca, que ya cuenta con otros dos locales, uno de ellos en otro sector de barrio de Palermo y el otro en Belgrano. ¿Sus virtudes?: una cocina generosa, exuberante, sabrosa y amable al bolsillo.