El autor hace las mejores empanadas tucumanas que se puedan comer en Buenos Aires. Pero cansado de sufrir la variante porteña de delivery, se jugó con su propia versión aunque siga convencido de que las de su provincia son las mejores.
Hace 11 años que llegué a Buenos Aires y, al igual que muchos tucumanos, me sucedió de llegar invitado a una casa y a la hora de comer, sin ánimo de cocinar, los anfitriones sugieren pedir delivery de empanadas.
Ahí entonces comenzaba el primer debate: ¿de qué gustos querés? Hay miles de sabores distintos: carne, humita, pollo, jamón y queso, cebolla y queso, cantimpalo, 4 quesos, verduras, etcétera.
La verdad es que terminás, porque uno llega a la gran ciudad acostumbrado a tener solo dos opciones: carne o pollo, y sus variantes picantes. Así que pensando en ir a lo seguro, pedís de carne.
Cuando llega el pedido, sin embargo, te encontrás con unas empanadas súper grandes, obviamente como buen gordo te alegrás porque vas a comer más de lo previsto. Pero esa alegría se esfuma cuando das el primer mordisco. Y te decís a vos mismo: "esto no es empanada, me pueden dar las de carne que pedí".
Claro, es que uno estaba acostumbrado en su provincia empanadas de carne cortada a cuchillo, chiquitas y jugosas, con mucho sabor, pero te dan una empanada gigante de hojaldre pintada con huevo, rellena de carne molida, con el agregado de morrón, mucha cebolla, predominio del pimentón y, en algunos casos, con aceitunas.
La verdad es que tenés hambre y la comés lo mismo, a las puteadas, porque te sentís engañado. Y la peor parte es cuando los lugareños, que se ve que nunca han viajado al Norte, te dicen: "son muy buenas, viste? Ahí es cuando se te lagrimón.
Pero la tortura no termina ahí, porque cinco minutos después de comer te agarra una terrible acidez en la boca del estómago y entonces jurás y rejurás que nunca más volver a comer una empanada porteña.
Entonces, un día me dije: "voy a hacer una digna empanada de carne molida bien porteña, respetando la materia prima y poniéndole mucho cariño". El resultado fue muy bueno, y me siento realmente orgulloso de mi empanada porteña. Aunque las tucumanas para mí siguen siendo las mejores.
Para conseguirlas, es muy fácil. Hay que comunicarse por las redes sociales: Instagram y Facebook @napocaste o Napo Cocinero. Se toman pedidos de lunes a miércoles, y se pasan a buscar los días viernes y sábados por Chacarita. Horario a convenir.
Esta casa restaurante se convierte en el espacio único donde el agua, la tierra y el fuego se entrelazan para ofrecer una experiencia sensorial diferente. Agustín Brañas es el chef de este lugar que cuenta con tres espacios y propuestas distintas.
El sábado 10 de mayo, desde las 12:00, en el local de Palermo, la boulangerie francesa ofrecerá cuatro sándwiches fuera de carta y cócteles a cargo de la marca de aguas Perrier.
Sobre la cortada homónima, camuflado en una señorial casona de estilo Tudor, se esconde un bar con todas las características e influencias de los clubes privados londinenses. Y en la planta alta funciona un restaurante, además de un omakase de próxima apertura.