Conocimos Chila allá por el 2006, pocos días después de su apertura. Con el paso del tiempo, el restaurante sufrió una mutación pero no dejó de crecer en calidad. Todo un mérito de Andrés Porcel y la chef Soledad Nardelli.
Está claro que Andrés Porcel es un amante de la buena mesa y como tal, volcó en Chila, su restaurante, toda la experiencia recogida en sus viajes gastronómicos en el exterior.
Se sabía de entrada que Chila iba a ser algo así como una rara avis en Puerto Madero, donde pocos se destacan y muchos apelan al facilismo de ser fashion antes que gourmet. Quizá haya que decir que el nuevo restaurante estaba llamado a ser el recambio de Katrine, que tuvo las mayores luces del barrio y paradójicamente también dirigido por otra representante femenina, Katrine Röed.
CHILA CELEBRA SUS DIEZ PRIMEROS AÑOS DE VIDA CON UN MENÚ EXCEPCIONAL Y LOS PLATOS QUE MÁS SE DESTACARON DURANTE SU TRAYECTORIA.
El desafío fue mayor, por cuanto su elección luego del casting de cocineros que querían ser chef, decidió optar por una mujer, aun cuando todos piensan que la gastronomía es cosa de hombres. Andrés tuvo buen ojo, a tal punto que Sole es aún quien maneja la brigada de Chila.
En sus comienzos, el restaurante se destacaba por el refinado estilo francés de su propuesta. Los manteles eran de algodón egipcio, la vajilla cuidadosamente seleccionada y los productos de la mejor calidad que se podían encontrar en el mercado. Hasta un foie gras que todavía recordamos.
Hoy, la carta viró hacia algo que no había en la ciudad: productos autóctonos ensamblados con el mismo perfeccionismo de siempre y la misma rigurosidad en las técnicas de preparación.
Ya no hubo carta abierta, sino menús por pasos. Dos opciones: cortas y largas. Vinos elegidos por el sommelier o pidiendo lo que el cliente desea.
La nueva onda de Chila quizá haya comenzado en el momento en que el canal El Gourmet contrató a Nardelli para realizar un programa en el interior del país. Ahí conoció productores y los alimentos que da la tierra de nuestro extenso territorio.
Y Chila finalmente se perfiló como uno de los mejores restaurantes del país, donde se pudo demostrar, contra los pronósticos agoreros, que tenemos insumos de gran calidad, solo que antes nadie los había considerado.
Los diez años han sido una década soñada para el restaurante que Porcel creó con todo el entusiasmo a cuestas, aun a sabiendas de lo difícil que es llevar adelante un proyecto de esta naturaleza en un país de economía inestable como la Argentina.
Para festejar su rica trayectoria, Chila ofrece un menú con una decena de platos (uno por cada año de vida). Todavía estará vigente un tiempo, así que lo mejor será aprovechar esta oportunidad única.
La elección recayó en las ostras con vegetales de invierno (2015): raviol de conejo y pimienta blanca (2011); trucha mi cuit (2013); remolachas, queso de cabra y acelga (2016); rissoto negro con langostinos (2006); merluza negra, coliflor, endivias y manzana verde (2012).
Seguimos con codorniz, lentejas y mascarpone (2010); roll de cordero, papa y ajo (2007); sorbet (2014), y souffl de dulce de leche y Amarula (2008).
Chila -Alicia Moreau de Justo 1160- Tel.: 4343-6067. Martes a domingo solo por la noche. Principales tarjetas.
El Alvear Grill nació el 16 de julio de 2018 para reemplazar nada menos que a La Bourgogne, que apagó sus fuegos tras la cena de la Revolución Francesa, dos días antes y luego de una larga trayectoria en ese lugar. Es uno de los espacios históricos y más elegantes de la gastronomía porteña, ubicado dentro del Alvear Palace Hotel. Hoy el restaurante aparece renovado, a través de la incorporación del chef Leandro Di Mare y de la gerente de AA&BB, Gabriela Troncoso. Su propuesta conlleva una dualidad positiva: las carnes argentinas y una cocina de elaboración puntillosa y creativa.
Pocos días después de su apertura, Kuro Kuma ("Oso Negro" en japonés) aparece poblado de comensales en una fría noche de miércoles. Se trata de uno de los espacios más llamativos de VíaViva, el pasaje debajo del viaducto del tren a Tigre, que nace en la calle Juramento, en la entrada al Barrio Chino. La propuesta es de cocina asiática, garantizada por la sapiencia de Oscar Lin, propietario y chef de Síntesis Tapas Asiáticas, en Palermo. Para quienes prefieren la comodidad de un salón cómodo y climatizado, antes que la comida callejera al paso, sin dudas éste es el lugar a elegir.
En los confines de Villa Urquiza, Bonario es un nuevo pequeño restaurante ubicado en una estratégica esquina del barrio, sobre la Avenida Congreso. Su propuesta -creada por el chef Sebastián Iraola-, se basa primordialmente en la cocina mediterránea, con platos simples, ricos y abundantes. Está abierto todo el día y funciona además como cafetería.