Una pizza por un euroLunes, 1 de agosto de 2016La pizza más barata del mundo; solo basta que el Pipita Higuaín se lesione y los napolitanos podrán comer pizzas a solo un euro. Así lo prometió el local Show Pizza, de la ciudad partenopea para castigar al traditore.
No es el primero ni será el último. Pero sí es novedoso lo que inventó una pizzería de Nápoles en repudio al goleador del Calcio, quien osó traicionar al sur aceptando un nuevo contrato en la Juve, símbolo de poder y dinero.
Ahí es donde se mezclan el fútbol y la comida (en este caso la pizza), dos pasiones no solo en Italia sino también en nuestro país.
Pero lo de Higuaín, que quedará en la historia del fútbol argentino como el jugador que se perdió goles insólitos en las finales del Mundial y de la Copa América, pese a que ha tenido grandes logros en su carrera, es para los terroni del sur un traditore que se vendió a los polentoni del norte.
No es el primero ni será el último que cambie de camiseta en forma directa entre rivales históricos, que en el caso del Napoli y la Juventus conlleva además una cuestión política. Es curioso porque el estadio milanés de San Siro, se llama Giuseppe Meazza, un jugador que curiosamente actuó con las casacas azul y negra del Inter, y roja y negra del Milan. Igual que el gran Roberto Baggio.
En España, el caso más resonante fue el de Figo, el portugués que dejó el Barça para pasar al rival histórico, Real Madrid. Ningún catalán prometió en cambio vender un pantumaca por un euro si el pesetero, como lo llamaron luego en Barcelona, se lesionaba.
En nuestro medio, hubo muchos jugadores que cambiaron de camiseta para pasar al "enemigo". Los más recordados fueron los pases de Gareca y Rugeri de Boca a River en 1985. Ambos eran representados por Guillermo Coppola. Pero nadie prometió una porción de asado por 1 peso, ni siquiera un choripán.
Sin ir más lejos el loco Gatti también vistió ambas camisetas, salvo que en el medio jugó en Gimnasia y Unión. Claro, a nadie se le ocurrió vender una pizza de molde por un peso cada vez que al arquero le hacían un gol de biógrafo.
Cosas del folclore futbolístico, que muchas veces tiene que ver con la comida. Al fin y al cabo, el deporte y la gastronomía tienen un punto de confluencia. Basta recordar los puestos de pizza de cancha, que se vendían fuera de los estadios y que hoy han cambiado por las hamburguesas y los choripanes.
La pizza más barata del mundo; solo basta que el Pipita Higuaín se lesione y los napolitanos podrán comer pizzas a solo un euro. Así lo prometió el local Show Pizza, de la ciudad partenopea para castigar al traditore.
No es el primero ni será el último. Pero sí es novedoso lo que inventó una pizzería de Nápoles en repudio al goleador del Calcio, quien osó traicionar al sur aceptando un nuevo contrato en la Juve, símbolo de poder y dinero.
Ahí es donde se mezclan el fútbol y la comida (en este caso la pizza), dos pasiones no solo en Italia sino también en nuestro país.
Pero lo de Higuaín, que quedará en la historia del fútbol argentino como el jugador que se perdió goles insólitos en las finales del Mundial y de la Copa América, pese a que ha tenido grandes logros en su carrera, es para los terroni del sur un traditore que se vendió a los polentoni del norte.
No es el primero ni será el último que cambie de camiseta en forma directa entre rivales históricos, que en el caso del Napoli y la Juventus conlleva además una cuestión política. Es curioso porque el estadio milanés de San Siro, se llama Giuseppe Meazza, un jugador que curiosamente actuó con las casacas azul y negra del Inter, y roja y negra del Milan. Igual que el gran Roberto Baggio.
En España, el caso más resonante fue el de Figo, el portugués que dejó el Barça para pasar al rival histórico, Real Madrid. Ningún catalán prometió en cambio vender un pantumaca por un euro si el pesetero, como lo llamaron luego en Barcelona, se lesionaba.
En nuestro medio, hubo muchos jugadores que cambiaron de camiseta para pasar al "enemigo". Los más recordados fueron los pases de Gareca y Rugeri de Boca a River en 1985. Ambos eran representados por Guillermo Coppola. Pero nadie prometió una porción de asado por 1 peso, ni siquiera un choripán.
Sin ir más lejos el loco Gatti también vistió ambas camisetas, salvo que en el medio jugó en Gimnasia y Unión. Claro, a nadie se le ocurrió vender una pizza de molde por un peso cada vez que al arquero le hacían un gol de biógrafo.
Cosas del folclore futbolístico, que muchas veces tiene que ver con la comida. Al fin y al cabo, el deporte y la gastronomía tienen un punto de confluencia. Basta recordar los puestos de pizza de cancha, que se vendían fuera de los estadios y que hoy han cambiado por las hamburguesas y los choripanes.