Conocimos a Ezequiel Gallardo en la última etapa de Katrine, el mejor restaurante de la década del ’90, que marcó una época en Puerto Madero cuando nacía el barrio más joven de la ciudad.
Tras ello, el chef tuvo varias experiencias en los que dejó el sello de su estilo, basado en ingredientes nobles y un manejo excelso de esos mismos productos. En definitiva, una cocina nada pretenciosa pero de alto nivel, algo así como un elogio de la sencillez.
Desde hace varios años, Ezequiel cocina en Treintasillas, su reducto “a puertas cerradas”, en el barrio de Colegiales. La dirección exacta será develada al momento de hacer la reserva.
Para acceder a Treintasillas hay que escribir un mail o llamar por teléfono. Ahí te darán la dirección y las instrucciones.
Fuera de las noches de jueves y viernes, el chef recibe reservas para eventos y cenas especiales. Por discreción no vamos a dar nombres, pero damos fe de que gente famosa y muy poderosa suele ocupar algunas de las treinta sillas de Ezequiel.
El local posee un salón principal y un quincho en el fondo, apto para asados y demás menesteres gastronómicos.
Hay un menú fijo de cuatro pasos, de excelente relación precio calidad, cuyo valor incluye bebidas no alcohólicas y café. El vino se paga aparte, a buen precio y con servicio impecable (temperatura adecuada, entre otros factores, que no suelen ser tan comunes en nuestra gastronomía).
Los platos cambian semanalmente, pero para dar una idea descriptiva, tomamos uno de los que Ezequiel preparó últimamente: paté de foie, chutney de tomate, pan brioche y berro; langostinos, chaucha, espinaca; miel y limón; ojo de bife braseado, calabaza, rúcula y chimichurri; cheesecake de chocolate blanco.
Treintasillas es un lugar mal llamado de “a puertas cerradas”. En realidad, es fácil abrirlas y bien que vale la pena hacerlo.
El Alvear Grill nació el 16 de julio de 2018 para reemplazar nada menos que a La Bourgogne, que apagó sus fuegos tras la cena de la Revolución Francesa, dos días antes y luego de una larga trayectoria en ese lugar. Es uno de los espacios históricos y más elegantes de la gastronomía porteña, ubicado dentro del Alvear Palace Hotel. Hoy el restaurante aparece renovado, a través de la incorporación del chef Leandro Di Mare y de la gerente de AA&BB, Gabriela Troncoso. Su propuesta conlleva una dualidad positiva: las carnes argentinas y una cocina de elaboración puntillosa y creativa.
Pocos días después de su apertura, Kuro Kuma ("Oso Negro" en japonés) aparece poblado de comensales en una fría noche de miércoles. Se trata de uno de los espacios más llamativos de VíaViva, el pasaje debajo del viaducto del tren a Tigre, que nace en la calle Juramento, en la entrada al Barrio Chino. La propuesta es de cocina asiática, garantizada por la sapiencia de Oscar Lin, propietario y chef de Síntesis Tapas Asiáticas, en Palermo. Para quienes prefieren la comodidad de un salón cómodo y climatizado, antes que la comida callejera al paso, sin dudas éste es el lugar a elegir.
En los confines de Villa Urquiza, Bonario es un nuevo pequeño restaurante ubicado en una estratégica esquina del barrio, sobre la Avenida Congreso. Su propuesta -creada por el chef Sebastián Iraola-, se basa primordialmente en la cocina mediterránea, con platos simples, ricos y abundantes. Está abierto todo el día y funciona además como cafetería.