En el mundo del vino todos se quejan y pareciera que tienen razón. Más allá de que la escalada del dólar favorece a las bodegas exportadoras, también provocan aumentos considerables en algunos insumos. Pero el tema principal sigue pasando por la situación de Winery y de una distribuidora mendocina.
Las bodegas continúan en estado de alerta. Solo aquellos privilegiados que exportan buena parte de su producción, han recibido la buena nueva de la escalada del dólar, que les permite incrementar su facturación por arriba del 30% en poco más de un mes.
Vayamos por partes. La situación de la firma Dayche S.A. (Winery & Co) parece haber entrado en el silenzio stampa, como dicen en Italia. Todos callan, a la espera quizá de un milagro a esta altura utópico de lograr recuperar parte de lo que les adeudan.
Pareciera que todos los caminos conducen a la quiebra, algo que ya se palpa en el ambiente y que cuenta con el pedido ante la Justicia de uno de los acreedores. Por el momento, la sociedad comercial de Winery pidió el concurso de acreedores. Sucede que algunas bodegas solo ven una lejana chance de cobrar por vía de la quiebra, seguros mediante.
Según ha trascendido en algunos blogs del sector, la firma no tiene intenciones de cumplir con sus obligaciones financieras. Es más, las han evitado, apelando a ciertas artimañas.
Como la deuda ya supera los $ 370 millones de pesos (datos del Banco Central), los locales que permanecen abiertos utilizan el sistema de Mercado Pago para evitar las ventas con tarjetas y así evitar que los depósitos sean retenidos por las entidades bancarias.
Hemos consultado a exempleados, quienes nos aseguraron que la compañía no realizó los aportes jubilatorios y de medicina prepaga de los últimos seis meses. A la fecha, tampoco pagó las liquidaciones finales a los despedidos el 26 de enero, no se presentaron a la mayoría de las audiencias de conciliación y no realizaron ningún tipo de ofrecimiento a sus empleados y exempleados.
Ni siquiera se pagaron los haberes a los trabajadores eventuales contratados en diciembre, cuando aumentan las ventas por las fiestas. Los empleados despedidos, han sido enviados al concurso de acreedores, a la espera de poder cobrar algo de sus liquidaciones.
Se habla de una deuda adicional de 400 millones de pesos con la Corporación Vitivinícola Argentina, y otra de por lo menos 100 millones en cargas impositivas, sociales, aportes jubilatorios, proveedores menores, sueldos y liquidaciones adeudadas.
La supuesta aparición de un socio inversor pareciera ser solo una cortina de humo para ganar tiempo. No vamos a hablar de las causas que llevaron a esta debacle, que son varias y de diverso tenor.
Pero no termina así la cosa. Días atrás, en Foro del Vino alguien reprodujo un post que había hecho en su propia cuenta de Facebook el enólogo Laureano Gómez. Ese post fue levantado poco tiempo después por el administrador del sitio.
Laureano se quejaba de que una firma mendocina "es la responsable de haber comercializado en forma unilateral vinos de distintas bodegas en los supermercados chinos y lamentablemente no fuimos la excepción".
Y agrega que "bajo el falaz relato de ?distribución' este nefasto personaje utilizó los descuentos, promociones y principalmente los plazos de pago otorgados por bodega, para revender por un precio absurdo a los comerciantes chinos con el propósito de obtener efectivo rápido para poder realizar la compra de todos esos productos que se pagan de contado (cerveza, fernet, Coca-Cola, whisky, destilados, etcétera)".
Pero el tema no se detiene acá. Por lo que hemos averiguado esta empresa tendría una carrada de cheques emitidos sin fondo.
Habrá que ver cómo sigue la cosa, pero mientras tanto algunos de sus vendedores locales están tratando de cobrar lo que les adeudan, aunque más no sea con la entrega de vinos. Por el momento, aun cuando están furiosas, las víctimas guardan silencio y no dan nombres. Las bodegas, salvo Laureano, también. Pero el problema existe y parece ser una bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento.
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