Un día, una semana, un país, un mundo

El Malbec copa la parada

Martes, 17 de abril de 2018

Hoy es el Día del Malbec y todos se pusieron de acuerdo para enfatizar en las bondades de nuestra cepa insignia. Como estrategia de marketing la cosa funciona, pero el consumo cae y la sofisticación crece. La pregunta es si realmente tenemos mucho que festejar.

Hoy todos hablan del Malbec. Mientras muchos cuentan su historia sin saber demasiado del tema, nosotros nos regocijamos esta mañana con una nota publicada en el sitio MDZ On Line, firmada por el colega Federico Lancia y titulada "El mundo del vino se llenó de glamour y se vació de consumidores". Brillante análisis, recomendamos su lectura.

El 17 de abril es el Día del Malbec pero, por obra y gracia de los dineros de WOFA, la celebración se extiende toda la semana y en los lugares más recónditos del planeta, que son como un centenar (dato de Wines of Argentina).

La culpa la tuvo Sarmiento porque ese día del año 1853, el sanjuanino le encomendó a un francés llamado Michel Aimé Pouget que trajera e incorporara a nuestro territorio nuevas variedades de uvas.

Y entre las cepas se encontraba el Malbec, originario de Cahors, en Francia. Filoxera mediante, el país galo sufrió una profunda crisis en tanto aquí la variedad iba floreciendo como si no fuera exótica.

La historia es conocida y no vale la pena repetirla como loros, al estilo de los que aparecen hoy en la tele dando cátedra sin un mínimo conocimiento del tema (que hemos escuchado varios, sobre todo funcionarios públicos).

El Malbec dejó de ser una cenicienta y terminó conquistando a príncipes, reyes, emperadores, burgueses y al vulgo todo. No es autóctona como el Torrontés, pero en el mundo de los vinos el racismo es al revés: los tintos siempre son la clase alta. Y los blancos son bastardeados.

En 2011, las bodegas se dieron cuenta de la importancia del Malbec a nivel importación y promovieron esta iniciativa que fue cobrando impulso hasta llegar de día a semana, y de país al planeta entero.

Con el tiempo, el Malbec -como las demás cepas- fue pasando por diversos estadíos. La sofisticación del vino, la irrupción de los sommeliers para enseñar y también confundir, el periodismo complaciente por qué no, los enólogos rockeros, la biodinamia y Michel Rolland.

Los vinos superconcentrados para el mercado yanqui, la vuelta a las fuentes, las vinotecas usureras y las otras, las de barrio; los súper, los insumos en moneda extranjera, la caída del consumo interno y la necesidad de mantener los niveles de exportación.

Todo fue a parar a la misma coctelera y así estamos, debajo de los 20 litros anuales per cápita. Sofisticación inconducente, pura cháchara y pocos efectos beneficiosos.

Así y todo el Malbec es lo que nos hace sentir vivos. Quizá no en las casas de los argentinos, pero sí en los restaurantes (incluyendo insólitamente lugares de sushi y de pescados); los hoteles; los eventos; las compras de extranjeros que visitan el país y las ventas al exterior, siempre copa la parada. Y va por más.

Todos debemos prenderle una vela al Malbec. Salvando las distancias vendría a ser como la soja que se transformó en poco tiempo en la mayor generadora de divisas. En la parte líquida, está el bendito Malbec.

Hay celebraciones por doquier y está bien que así sea. Solo que esperamos que la industria y todo lo que gira alrededor adviertan que no sólo se puede vivir de Malbec, sino que hace falta potenciar al vino argentino en forma genérica.

Y ello no se va a dar a través de milagrosas operaciones de marketing, que pueden ayudar es cierto. Pero hace falta más que eso: porque con decir que "el vino es la bebida nacional" no ganamos nada.

La vida del vino es injusta, debe lidiar con todas las dificultades y encima nos encontramos que una botella vale lo mismo (o menos) que una cerveza artesanal, elaborada a veces sin ningún tipo de control sanitario ni garantía de calidad, en tanto los vinos están rigurosamente controlados por el INV. No está mal que así sea, pero que la ley resulte justa para todos.

Fútbol, tango, carne y Malbec. Banderas de la Argentina. En su día, en su semana, aquí y afuera, Allez Malbec. Pero es hora de empezar a entrarle a la defensa por otro lado. No sea que nos tomen el tiempo y no le hagamos más un gol a nadie. 

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