Marta Ramírez llevó su restaurante Captain Cook de Marina del Norte a Martínez, sobre la Avenida del Libertador, con estacionamiento propio. El menú varió casi totalmente a una propuesta de cocina asiática auténtica.
Tras nueve años en Marina del Norte, Marta Ramírez redobló la apuesta y llevó su Captain Cook a Martínez. Una buena manera de facilitarles el acceso de esta propuesta a los apasionados seguidore de la cocina asiática. Está claro que hoy en la Argentina, chefs y restaurateurs se las ven en figurillas para conseguir algunos insumos que se deben traer de los países de origen de cada receta. Aún así, Marta se las ingenia para brindar a sus fieles clientes platos auténticos, imposibles de hallar en otros lugares. A lo sumo, podrán encontrarse especialidades de un solo país, pero en ningún otro caso se entremezclan en la carta platos originarios de Myanmar, Tailandia, Singapur, Vietnam, China Taipei, Indonesia, Filipinas y Camboya, entre otros. A ello hay que sumar algunas creaciones propias, como el ciervo arrollado con Shan Tofu, marinado en salsa hoisin, en cocción a baja temperatura, serivido con “falso tofu” de Myanmar, de harina de garbanzo. Vale destacar que la de ciervo no es claramente una carne que se utilice en la cocina asiática, pero se trata de una “licencia” que Marta se da para aprovechar la calidad de la materia prima. También hay un salmón estilo hawaiano, con jengibre, cilantro, aceite de maní, fideos soba, hongos, pak choy, zanahorias y crema de coco. Y además dos platos para que los más tradicionalistas no se queden sin comer (pollo al chilindrón y medallones de lomo con panceta tostada y milhojas de papas).
Los secretos culinarios del sudeste asiático son develados por Marta Ramírez en Captain Cook, ahora en un nuevo “puerto”, donde el “barco” aparece renovado y con mayores comodidades.
Pero claramente, lo mejor viene por el lado de la culinaria ortodoxa de esa parte de Asia. En este sentido, la chef lleva las de ganar, ya que se ha especializado en un rubro que no abunda en nuestro medio. Ni siquiera hace falta viajar para descubrir estos platos intensos, que pueden pedirse con diverso grado de picor y que conllevan una combinación de sabores increíbles.
En esta ocasión, se probaron los langostinos caramelizados en salsa thai, acompañados de bastones de mandioca fritos (Khun Kara); albóndigas de cerdo vietnamitas servidas sobre rodajas de ananás caramelizado (Thit Lon Thit Vien); el clásico curry rojo del sur de Tailandia con carne, papas, zanahorias, cebolla de verdeo y maní, con arroz, y el verde en “versión moderna”, con leche de coco, langostinos, mejillones, calamares y “bola” de arroz frito. Los postres son originales: buñuelos de banana con helado de canela y almíbar de jengibre (Pisang goreng de Indonesia), o finas capas crocantes hechas con harina de castañas, intercaladas con ganache de chocolate blanco (San Rival de Filipinas).
Recomendamos iniciar la comida con alguno de los tragos del bartender Esteban Iglesias, como el Gran Captain Cook, preparado con vodka pimienta, syrup lima, Sambucca, vino blanco tardío, espumante, jugo de aloe, manzana verde y jengibre. La carta de vinos ofrece alternativas amplias, pero un Pinot Noir como el Barda, de Bodega Chacra, o algún Torrontés, le van de maravillas a esta comida.
Un comentario aparte para la ambientación, con un salón en la planta baja, otro en el primer piso, y un patio dela0ntero al aire libre. Un trabajo del arquitecto Julio Oropel, que potencia la calidad de la propuesta gastronómica. El personal de salón, sobre todo el que proviene del Captain original de San Fernando, sabrá orientar al comensal sobre las características de cada plato.
Un restaurante de campo como los hay a montones en Italia. Peumayén, cuyos dueños son descendientes de alemanes del Volga, ofrece una cocina auténtica en la que se entremezclan platos autóctonos y de inmigrantes.
