Elogio de la sencillez. Con esta definición que nos remite al colega Abel González (autor del libro, lamentablemente agotado, “Elogio de la berenjena”), le rendimos pleitesía a Restó, que desde 1997 deleita nuestros paladares de la mano de María Barrutia primero, María y Guido Tassi después, y Guido ahora en solitario...
Pero nada ha cambiado, y si lo ha hecho es mínimo y para mejor. Ambos cocineros se formaron con Michel Bras, creador de un estilo propio y no un sacador de recetas tradicionales francesas. Los platos de Restó son así, sencillos, pequeñas obras de arte (algunos dicen que lo bueno viene en envase chico aunque no siempre, sí en este caso), sabores que se potencian entre sí y están perfectamente combinados, nobleza de productos, un sinfín de placeres que nunca defraudan.
Los almuerzos de lunes a viernes proponen elegir entre tres entradas, cuatro o cinco principales y algunos postres, que son el paso obligado entre lo salado y lo dulce, como sorprendentes creaciones con aceite de oliva, el infaltable Chocolate que Fluye de M. Brás (que el propio Guido se encarga de aclarar que no es un coulant o un volcán de chocolate). O si lo prefiere , el plato de quesos (en el menú propuesto como entrada, no a la francesa) puede suceder al principal si uno lo pide como antepostre o postre.
Elogio de la perfección, podríamos agregar para ser más contundentes. Olvídese del salón algo ruidoso, de la pequeñez del local, porque la cocina y el servicio (a la sazón es lo que más nos importa) son un culto a la excelencia. Camareras atentas e informadas, un sommelier discreto, vinos servidos en su justa temperatura, comida de primera y precios que son inferiores a los de otros restaurantes de similar nivel culinario.
Le Rêve, símbolo de la elegancia y distinción de la cocina francesa en Buenos Aires, inauguró una nueva etapa. El restaurante, con cinco años de historia y emplazado en la esquina de Uriarte y Nicaragua, reabrió justo enfrente, en un espacio más amplio pero fiel a su esencia cálida y parisina.
Tres elementos confluyen para ofrecer una propuesta de brunch diferente y de calidad: la cocina siempre destacada del chef Julián del Pino, un servicio súper eficiente y el espacio que se adecua a las circunstancias. Hay un cuarto factor que hace aún más atractivo al brunch de "Aire Libre": una excelente relación precio calidad.