Y ahora MasterChef también inventó la sopa de maní

Miércoles, 27 de agosto de 2014
Hace algunas semanas tuvimos la oportunidad de probar la excelsa sopa de maní de Sergio Latorre, gran cocinero argentino ninguneado por el periodismo gastronómico banal. ¡Qué nos vienen con la sopa de Elbita, la de MasterChef!



Para Fondo de Olla ® es un orgullo haber podido gestionar la venida a Buenos Aires de Sergio Latorre, quien se presentó en el Restaurante St. Regis con su menú de la tierra, nada más y nada menos que singulares platos del NOA, lo cual engloba no sólo a las provincias de la región sino también al sur de Bolivia. Si bien hubo una comida especial para el periodismo, organizada por el Park Tower y Bodega El Esteco, hemos visto poca repercusión de ese menú en los medios especializados (salvo las excepciones de siempre). Y para nuestro espanto, hoy todos se rasgan las vestiduras con Elbita, la ganadora de MasterChef, de origen boliviano, de quien dicen conquistó a los jurados con su sopa de maní. No sólo eso, hemos leído también notas donde se ensalza a la danesa Kamilla Seidler, del Restaurante Gustu, de La Paz. No vamos a juzgar ahora a la amiga de René Redzepi, el de las verduritas biodinámicas de Noma, en Copenhague. Lo que sí vamos a decir es que Gustu no es cocina boliviana. Ni que se le parezca, como que tampoco se puede decir que exista una culinaria exclusiva de la nación de Evo Morales. Muchos de los platos de por allí, son los mismos que se comen en nuestro NOA, como el pique a lo macho sin ir más lejos.

Ya se sabe también que la sopa forma parte (siempre) de una comida aquellas zonas de altura donde a veces hace falta ganar calorías para soportar el frío.



Y encima ahora la representante de la cocina boliviana (???) es una cocinera danesa enviada por los genios biodinámicos de Noma a descubrir La Paz y a representar a este país en Mistura y Madrid Fusión.

Está claro que la sopa de maní no tiene ningún secreto, sí hay diferencias que surgen de la mano del cocinero, de su toque personal, siempre ocurre así. Y no dudamos que Elbita la debe preparar muy bien. Ahora bien, qué pueden saber de la sopa de maní un tano, un franchute y un argento que hace solo cosas sofisticadas. Seguramente nada. Lo que sí podemos asegurar es que la de Sergio Latorre es la mejor que hayamos probado alguna vez. No hay Elbita que valga. Es como comparar una Ferrari con un Fiat 600.

Por eso es lastimoso que los medios locales hablen de la sopa de maní de Elbita, no de la de Latorre (y eso que 40 colegas tuvieron la oportunidad de probarla en el Restaurante St Regis). Vende más Elbita, aunque no sea una cocinera profesional. Vende más Kamilla, la danesa, que lo que puede hacer aquí un maestro como Sergio, al que no le gustan las cámaras sino trabajar en silencio en su reducto de Purmamarca. Dejémonos de cosas banales. Vamos, que la sopa de maní no la descubrió MasterChef, ni la cocina boliviana se puso de moda por la exótica cocinera de Copenhague que vive en La Paz. Ni Elbitas ni Kamillas. La sopa de maní es milenaria y no la inventó MasterChef.

 
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