Tragos amargos que son "nada amargos"Lunes, 14 de abril de 2014El Campari se puso de moda y con él, otras bebidas similares. Se dice que a veces, en la vida hay que aguantarse “tragos amargos”, pero esta moda de los bitters ha transformado lo amargo en algo placentero.
Durante mucho tiempo lo dulce le ha ganado a lo amargo en la preferencia del público juvenil, al menos en cuanto se refiere a tragos, ya sea cócteles, aperitivos o digestivos. En Italia, el Campari es una verdadera institución. Se bebe principalmente como aperitivo, antes de las comidas. El “Campari Soda”, inclusive, se vende en pequeñas botellitas individuales. Y el trago “Garibaldi” (es más esnob entre nosotros decir “Campari Orange”), que mezcla Campari y jugo de naranja. El “Garibaldi” lleva ese nombre para homenajear a la “Unión Italiana”: Campari (del norte, fue creado en Milano) y el jugo de naranja sanguina (del sur, la famosa arancia rosa di Sicilia). Se lo llamó “Garibaldi” porque el color del cóctel recuerda las camisas rojas que usaban los garibaldinos. La quinina, el ruibarbo y las cáscaras de naranja, forman parte importante en su elaboración.
En nuestro país, además del Fernet Branca, luego “copiado” por otras marcas locales, es una de las bebidas más consumidas, sobre todo desde Córdoba hacia el norte. Allí se ha popularizado el “Fernando”, que se halla atenuado en su amargor por el agregado de una bebida cola. Sin embargo, nuestros padres y abuelos solían beberlo con soda y en algunos casos también con Vermú Rosso. Era también la época de la Lusera, el Cynar, la Ferro Quina Bisleri y el Amargo Obrero (que hoy está nuevamente impulsado como una bebida tradicional porteña).
Es verdad que con cierto retraso, pero la moda de lo “amargo” llegó a nuestras tierras, mientras que la tendencia ya tiene casi una década en Europa y otros lugares del mundo.
Por lo general, se asocia este tipo de bitters y bebidas amargas hechas con hierbas, a un público masculino, de edad madura. El gran desafío de Campari ha sido transformarse para captar a los jóvenes. Y bien que lo han conseguido. Para ello contaron con el aporte de los bartenders, que dieron en la tecla con diversas combinaciones, entre las cuales el Campari con Tónica y el Campari Orange (el “Garibaldi”), son los más fáciles de preparar y de beber.
En Italia, no obstante, el Negroni es el “trago fuerte” por antonomasia: lleva partes iguales de Campari, Gin y Vermú Rosso. Sólo para machos, pareciera. Pero los barmen le encontraron la vuelta suplantando el Gin por vino espumoso (Prosecco), lo que lo hace más llevadero para quienes no gustan de las emociones fuertes. Carlo Contini, barman del Restaurante Leopoldo, nos preparó precisamente un Negroni “Sbagliato”, tal como lo creó Mirko Stocchetto en los años ’60, en el Bar Basso, de Milán. También hay que decir que una medida de cualquier bitter con hielo, sirve para abrir el apetito pero también para matar al “hangover”. Es lo que hacen los daneses con una bebida elaborada con más de 40 hierbas que se llama Gammel Dansk; suelen beberlo en shot junto con el desayuno, para atemperar la resaca de la noche anterior, en la que seguramente corrió el acquavit a lo loco. Los italianos tienen además especial predilección por el “amaro”, otra bebida de similares características. El Jägermeister y el Underberg son otras variantes parecidas al Gammel Dansk.
Pero otra manera de lograr la captura de los jóvenes y el público femenino ha sido instalar la moda del “Spritz”. Confieso que conocí este trago gracias al amigo Arnaldo Gometz, que lo presentó en una reunión de prensa, hace varios años, junto con el Alamos Maceración Atenuada, que reemplazaba al Prosecco. El Spritz clásico se hace con Aperol, espumante italiano y un chorrito simbólico de soda. Este trago es muy consumido en Italia, sobre todo por el público joven. La realidad indica que hace apenas un año, trajimos de Brasil alguna botella de Aperol, porque aquí el Gruppo Campari lo trajo en exclusiva para doce barras, solamente. Fue una extraordinaria estrategia de marketing, que dio sus resultados de forma inmediata. Al poco tiempo, la empresa comenzó a importarlo masivamente desde Brasil, donde se halla la planta elaboradora para esta parte del mundo. Y hay más: el Cynar pasó del ostracismo a ser un elemento insustituible para algunas barras, como es el caso de Federico Cuco, que se “puso la camiseta” de esta bebida que tiene como base a la alcachofa. El Cynar Julep pasó a ser uno de los tragos más requeridos por los jóvenes.
Lo cierto es que hoy lo amargo está de moda y le pasó por encima al daiquiri, el mojito y otros tragos “dulzones”. Y todo parece indicar que los bitters llegaron para quedarse.
El Campari se puso de moda y con él, otras bebidas similares. Se dice que a veces, en la vida hay que aguantarse “tragos amargos”, pero esta moda de los bitters ha transformado lo amargo en algo placentero.
Durante mucho tiempo lo dulce le ha ganado a lo amargo en la preferencia del público juvenil, al menos en cuanto se refiere a tragos, ya sea cócteles, aperitivos o digestivos. En Italia, el Campari es una verdadera institución. Se bebe principalmente como aperitivo, antes de las comidas. El “Campari Soda”, inclusive, se vende en pequeñas botellitas individuales. Y el trago “Garibaldi” (es más esnob entre nosotros decir “Campari Orange”), que mezcla Campari y jugo de naranja. El “Garibaldi” lleva ese nombre para homenajear a la “Unión Italiana”: Campari (del norte, fue creado en Milano) y el jugo de naranja sanguina (del sur, la famosa arancia rosa di Sicilia). Se lo llamó “Garibaldi” porque el color del cóctel recuerda las camisas rojas que usaban los garibaldinos. La quinina, el ruibarbo y las cáscaras de naranja, forman parte importante en su elaboración.
En nuestro país, además del Fernet Branca, luego “copiado” por otras marcas locales, es una de las bebidas más consumidas, sobre todo desde Córdoba hacia el norte. Allí se ha popularizado el “Fernando”, que se halla atenuado en su amargor por el agregado de una bebida cola. Sin embargo, nuestros padres y abuelos solían beberlo con soda y en algunos casos también con Vermú Rosso. Era también la época de la Lusera, el Cynar, la Ferro Quina Bisleri y el Amargo Obrero (que hoy está nuevamente impulsado como una bebida tradicional porteña).
Es verdad que con cierto retraso, pero la moda de lo “amargo” llegó a nuestras tierras, mientras que la tendencia ya tiene casi una década en Europa y otros lugares del mundo.
Por lo general, se asocia este tipo de bitters y bebidas amargas hechas con hierbas, a un público masculino, de edad madura. El gran desafío de Campari ha sido transformarse para captar a los jóvenes. Y bien que lo han conseguido. Para ello contaron con el aporte de los bartenders, que dieron en la tecla con diversas combinaciones, entre las cuales el Campari con Tónica y el Campari Orange (el “Garibaldi”), son los más fáciles de preparar y de beber.
En Italia, no obstante, el Negroni es el “trago fuerte” por antonomasia: lleva partes iguales de Campari, Gin y Vermú Rosso. Sólo para machos, pareciera. Pero los barmen le encontraron la vuelta suplantando el Gin por vino espumoso (Prosecco), lo que lo hace más llevadero para quienes no gustan de las emociones fuertes. Carlo Contini, barman del Restaurante Leopoldo, nos preparó precisamente un Negroni “Sbagliato”, tal como lo creó Mirko Stocchetto en los años ’60, en el Bar Basso, de Milán. También hay que decir que una medida de cualquier bitter con hielo, sirve para abrir el apetito pero también para matar al “hangover”. Es lo que hacen los daneses con una bebida elaborada con más de 40 hierbas que se llama Gammel Dansk; suelen beberlo en shot junto con el desayuno, para atemperar la resaca de la noche anterior, en la que seguramente corrió el acquavit a lo loco. Los italianos tienen además especial predilección por el “amaro”, otra bebida de similares características. El Jägermeister y el Underberg son otras variantes parecidas al Gammel Dansk.
Pero otra manera de lograr la captura de los jóvenes y el público femenino ha sido instalar la moda del “Spritz”. Confieso que conocí este trago gracias al amigo Arnaldo Gometz, que lo presentó en una reunión de prensa, hace varios años, junto con el Alamos Maceración Atenuada, que reemplazaba al Prosecco. El Spritz clásico se hace con Aperol, espumante italiano y un chorrito simbólico de soda. Este trago es muy consumido en Italia, sobre todo por el público joven. La realidad indica que hace apenas un año, trajimos de Brasil alguna botella de Aperol, porque aquí el Gruppo Campari lo trajo en exclusiva para doce barras, solamente. Fue una extraordinaria estrategia de marketing, que dio sus resultados de forma inmediata. Al poco tiempo, la empresa comenzó a importarlo masivamente desde Brasil, donde se halla la planta elaboradora para esta parte del mundo. Y hay más: el Cynar pasó del ostracismo a ser un elemento insustituible para algunas barras, como es el caso de Federico Cuco, que se “puso la camiseta” de esta bebida que tiene como base a la alcachofa. El Cynar Julep pasó a ser uno de los tragos más requeridos por los jóvenes.
Lo cierto es que hoy lo amargo está de moda y le pasó por encima al daiquiri, el mojito y otros tragos “dulzones”. Y todo parece indicar que los bitters llegaron para quedarse.


