Comida thai como en las calles de Bangkok, para comer in situ o llevar a la oficina. Thaisu es una opción interesante para los que tienen poco tiempo para almorzar en el Microcentro.
La cocina thai ha gozado su momento de fama en Buenos Aires, con lugares que tuvieron el furor de la moda (Lotus Neo Thai) y luego decayeron sin pena ni gloria. Sin embargo, tanto en Green Bamboo como Sudestada, con menús más extendidos a la región del sudeste asiático en general, se logró imponer esta comida tan particular gracias a la autenticidad de la propuesta y la calidad de las preparaciones. Lo de Thaisu es encomiable, realmente, porque se ha logrado trasladar lo que se come en las calles de Bangkok, a un pequeño local “microcéntrico” con unas pocas mesas abajo y algunas más en el entrepiso. El público es en su mayoría de las oficinas de Catalinas. Para completar la propuesta también se ofrecen combos de sushi, que se hacen en el propio local, pero que responden a las características del vecino Irifune, que comparte los socios propietarios. Dicen que la comida thai engloba los cinco sabores conocidos (que en realidad son cuatro, salado, dulce, ácido y amargo, más el ají no moto, umami o directamente glutamato monosódico, que algunos aluden como picante, que claro está no es un gusto en sí mismo).
Thaisu ofrece platos de la culinaria tailandesa, una buena manera de descubrir todos sabores en un solo plato, junto con el sushi (que se asemeja al vecino Irifune).
La premisa de Thaisu es simple. El cliente llega, pasa por la caja, ya habiendo elegido sus opciones individuales o combos; luego se sienta a la espera de que le alcancen la comida si consigue una mesita, o directamente se la lleva a la oficina. Algunas especialidades del wok son el pad thai (fideos de arroz thai, huevo y brotes de soja) que probamos; kai pad met mamuang o salteado de verduras con castañas; o pad khao (salteado de arroz con langostinos y ananás). De las entradas, los clásicos spring rolls, las empanadas thai (kari pap), arrollado vietnamita (poh piah sod), o el afamado sándwich vietnamita (bánh mi). Hay tres curries: verde de vegetales, amarillo de pollo y rojo de cerdo. También ensaladas (por ejemplo, arroz al cilantro y salmón rosado o de langostinos con pomelo rosado). Buenas opciones son los combos, como el Phuker con roll vietnamita y curry de vegetales, más ensalada de frutas y bebida sin alcohol. O el Ha Noi, con sándwich Báhn Mi (cerdo rojo, huevo, lechuga, cebolla, paté, brotes de soja, mayonesa, chilis y sriracha) con cerveza. Los sushis salen en cajitas de cinco rolls. El flan de coco es el postre “diferente”. En Thaisu suele haber mucha gente y ésa es una buena señal. Una forma distinta de comer rápido pero bien. Y con mayor tranquilidad en las tardecitas.
Un restaurante de campo como los hay a montones en Italia. Peumayén, cuyos dueños son descendientes de alemanes del Volga, ofrece una cocina auténtica en la que se entremezclan platos autóctonos y de inmigrantes.