Hace más de 30 años que la tasca de la calle Paraguay nos sigue deleitando con sus tapas y platos españoles. Hace poco, se sumó un segundo local en Acassuso, el cual visitó FDO. La propuesta nació curiosamente de la iniciativa de Jorge Cavaliere, de inequívoco apellido italiano. En su primer viaje a Madrid, trajo la idea de instalar una tasca en Buenos Aires. Y razón no le faltó, dado el éxito de público que ha acompañado a Tancat desde el comienzo. La propuesta de cocina es netamente española, pero con el acento puesto en lo catalán. Precisamente Tancat significa “cerrado” en la lengua del Pep Guardiola, nombre propuesto por el arquitecto Ricardo Plant, quien diseñó el local del microcentro porteño. Pero para seguir con las contradicciones (a favor), Tancat no cierra nunca, está abierto todos los días, mediodía y noche. Para el mediodía, la casa propone una selección de dos pasos (principal, postre, bebida y café) o de tres pasos . Otra opción interesante es el Tapeo Hour (domingos a jueves de 17 a 20) con precios ultracompetitivos.
Pero lo mejor se reserva para la cena, a la carta. Lo primero es lo primero, y en este sentido no se puede omitir el pa amb tomaquet, clásico catalán más conocido como “pantumaca”. Son rodajas de pan de campo untadas con tomate perfumado al ajo, al cual recomendamos incorporarle jamón crudo estacionado por no menos de 8 meses. También la tortilla española (que se considera el ícono de Tancat), gambas al ajillo, patatas bravas, setas rellenas con salmón ahumado y chipirones a la plancha. La “pesca del día” es numerosa: chernia, merluza, lenguado, abadejo, lenguado negro, salmón rosado y blanco, trucha, mero, besugo, corvina negra, corvina rubia, pez espada, atún rojo, anchoa de banco, róbalo y trillas (sólo basta con consultar a los mozos sobre la disponibilidad, ya que cuentan con ocho proveedores). En oportunidad de nuestra visita, nos sorprendimos con el casi inhallable pez limón, que se pesca sólo durante el verano, una de las variedades más ricas que haya probado. Todos los pescados se pueden pedir simplemente a la plancha o salseados. Los mariscos salen también de la plancha, como es el caso de los langostinos enteros, calamares “baby”, patas de centolla fueguina, navajas frescas, pulpo a la gallega. También hay otras carnes para disimular la preferencia hacia lo marítimo. La crema catalana es el postre más clásico; yo paso con el arroz con leche. La carta de vinos es bastante completa y a precios razonables. La sira tirada la sirven “on the rock”. Otro dato favorable: no cobran servicio de mesa.
Un restaurante de campo como los hay a montones en Italia. Peumayén, cuyos dueños son descendientes de alemanes del Volga, ofrece una cocina auténtica en la que se entremezclan platos autóctonos y de inmigrantes.