San José, Entre Ríos, Tierra de Inmigrantes

Jueves, 28 de agosto de 2014
Las banderas italianas, suizas y francesas, acompañan a la enseña nacional en cada rincón de San José, Entre Ríos, donde los inmigrantes de ese origen dejaron también su impronta en las costumbres y las comidas.



Entre Ríos es una de las provincias argentinas más identificadas con la colonización agrícola. Los alemanes del Volga en la costa del Paraná, los judíos en el centro (con Basavilbaso como lugar emblemático) y la confluencia de los piamonteses, franceses de la Alta Saboya y los suizos de Valais, en San José, son apenas unos pocos ejemplos de la diversidad cultural de los inmigrantes y sus descendientes en esta región. A través de “Argentina es tu mundo: date una vuelta”, un programa de la Subsecretaría de Promoción Turística Nacional, Fondo de Olla ® pudo descurtir los secretos de esta tierra donde florecen nogales y mieles, y el pescado de río convive en armonía con algunos platos montañeses que trajeron consigo los colonos.

El primer grupo de inmigrantes de los tres países, llegó al país el 2 de julio de 1857. No fueron recibidos en Corrientes, como preveían, y entonces el General Urquiza decidió ofrecerle a cada colono algunas hectáreas para cultivar la tierra, así como los elementos necesarios para su desarrollo. Con el tiempo, éstos terminarían comprando esas tierras, y hoy sus descendientes siguen viviendo en el pueblo, donde algunos de ellos han logrado destacarse en distintas actividades. Esa historia está plasmada en el Museo Histórico Regional de la Colonia San José, donde su director, Hugo Martín, nos fue desgranando paso a paso todos los pormenores de esa casa que alberga, según nos cuenta, miles de objetos donados por las familias sanjosesinas, muchos de ellos que llegaron en los baúles (algunos de ellos pueden verse en el mismo museo) en los que traían sus pocas pertenencias.



San José ofrece al turista numerosos atractivos, entre los cuales su gastronomía no puede dejar de estar presente. Pero sin dudas el Complejo Termal está a la cabeza de las preferencias de quienes visitan la localidad. Termas San José está ubicado a unos 4,5 kilómetros de la Plaza Gral. Urquiza. Bibiana Oradini, coordinadora de Turismo de la municipalidad, es la encargada de abrirnos las puertas de cuanta atracción ofrece la zona. El complejo cuenta con aguas bicarbonatadas, cálcicas y sódicas, y posee la mayor superficie en piscinas cubiertas de la provincia. También muestra el primer parque acuático entrerriano. Hay spa y restaurante. El vecino Apart Hotel Santos Vega parece la mejor alternativa para alojarse. La propuesta se completa con la vecina playa de arena sobre el río Uruguay, que al momento de nuestra visita se hallaba cubierta por la crecida de las aguas.

Para conocer en profundidad la ciudad y sus alrededores, nada mejor que interiorizarse en la oficina de Turismo sobre los diferentes Paseos. El del Casco Histórico, que incluye la Plaza Gral. Urquiza, el Museo Histórico, la Iglesia y la fábrica de Licores Bard, que ya se encuentra en manos de la tercera generación de la familia fundadora. En la actualidad, los elaboran de yatay (fruto de las palmeras de la zona), miel y naranja.

El Paseo de la Miel incluye una visita al Establecimiento “Miel Dorada”, un recorrido guiado por la producción apícola y los productos que se elaboran allí: caramelos, turrones, alfajores, entre otros. Queda en el Barrio Perucho Verde, sobre la Ruta Provincial 130 (ex 26), kilómetro 13.

Los sanjosesinos están orgullosos de su ciudad y sus costumbres. El Museo Histórico Regional de la Colonia San José permite adentrarse en el origen mismo de este pueblo entrerriano.

 



En el Paseo de la Costa se hallan los Dulces La Juanita, a sólo 200 metros del acceso al Balneario San José, donde se encuentra una oferta de más de 50 mermeladas y dulces, como el de naranja y manzana, de frutilla, y de naranja amarga. Y otros menos “comunes”, como el de berenjenas con nuez, tomate y de papa chuchú. Termas San José estará presente en Termatalia Argentina 2014, que se realizará en la localidad de Termas de Río Hondo, Santiago del Estero, del 2 al 4 de octubre.

En el Paseo Colonial, hay dos lugares que llaman la atención. Uno de ellos es el Molino Forclaz, que tiene una historia apasionante. Juan Bautista Forclaz poseía originalmente un molino a malacate movido por mulas, donde se molía trigo y maíz. Entre 1888 y 1890, decidió construir un molino a viento inspirado en los holandeses que le demandó una enorme inversión. Pero éste nunca llegó a funcionar por un error de cálculo en la construcción de las aspas, dado que los vientos de la zona eran mucho menores que los de Holanda. La depresión causada por este hecho, terminó por causar la muerte de Forclaz. Hoy el Molino puede visitarse; en 2003 fue declarado “Patrimonio Histórico de la Provincia de Entre Ríos”. A corta distancia, se halla la Primera Administración de la Colonia San José, construcción hecha a pedido del Gral. Urquiza hace 150 años. En el lugar ofrecen picadas, así como también una visita a la vieja casona y al mini zoológico, donde se observan ñandúes, carpinchos, ciervos y otros animales.

La frutilla del postre es sin dudas El Paseo de los Nogales, donde encontramos la mayor plantaciones de nueces pecan de la Argentina. Julieta Forissi, quien inició hace más de una década este emprendimiento, junto con su esposo ya fallecido, nos cuenta que la pecan es originaria de Texas, y crece en lugares húmedos, en el caso de los Estados Unidos en las costas del Mississippi. Como es sabido, crece en forma silvestre en el Delta, pero esta productora de Concordia, afincada hace varios años en San José, trajo al país 22 variedades. El establecimiento cuenta además con un patio cervecero y salón, donde se pueden probar las nueces clásicas, saladas, caramelizadas y con chocolate. También, diferentes tortas preparadas con este producto. Hay picadas y una cerveza artesanal rubia, roja y negra. Sobre la ruta que conduce al balneario y complejo termal, desde el centro del pueblo, se halla La Boutique de la Nuez Pecan.



Para disfrutar de la gastronomía de la zona, el mejor restaurante es “Menú”, ubicado a media cuadra de la plaza principal, sobre la calle Centenario. Allí recomendamos no perderse los pescados de río (boga entera para caranchear), pacú y posta de surubí. También a pedido, pueden preparar algunos platos con el típico sello de los inmigrantes. El lomo a la montañesa se prepara con salsa demiglase, queso, morrones flambeados al whisky y papas rejillas. Nada más oportuno que acompañarlo con un Cabernet o Malbec de la vecina bodega de Colón, Vulliez Sermet. La vid fue uno de los cultivos predilectos de los colonos. En 1893, San José contaba con 600 hectáreas de viñedos, pero al igual que en resto de la provincia, una ley que prohibía la vitivinicultura fuera de Cuyo, acabó con desguazar una actividad que prometía desarrollarse como en la otra costa de río Uruguay.
San José es Tierra de Inmigrantes, donde todo el visitante es bienvenido. Vale la pena conocerla. Por sus aguas termales, las bellezas naturales, la calidad de sus productos y sobre todo, por la calidad de su gente. Ello queda patentizado en la Fiesta de la Colonización, que este año tendrá lugar el fin de semana largo de octubre.

 
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