A esta Vedette sólo le faltan las plumas. Una oportuna visita a Ramos Mejía nos permitió descubrir una nueva “perlita”, de ésas que nos gusta contarles a nuestros lectores de Fondo de Olla. Ubicado sobre la Avenida Rivadavia, este restaurante excede el perfil “de barrio”, por su propuesta realmente amplia. Comenzó siendo una parrilla para transformarse en lugar donde además es posible comer platos de autor de estilo mediterráneo con predominio de lo italiano. La brigada de cocina está a cargo del chef Patricio Cuello.
Ante una carta tan extensa cuesta encontrar la elección, sobre todo si uno tiene flexibilidad suficiente como para comer de todo. Ahora también acaban de incorporar platos elaborados con carnes no tradicionales. Por ejemplo, yacaré bridado en panceta con puré de arvejas, humus de calabaza y espárragos glaseados; ancas de rana a la provenzal con puré de ajo y papas fondant; ciervo con salsa de frutos del bosque y papines en dos cocciones, y llama andina acompañada de quinoa envuelta en fina láminas de berenjenas, jalea de mora y crema de calabacines. Y lo de siempre. Tablas y degustaciones ideales a título de entrada, si los comensales son cuatro o más. Probamos la de frutos de mar, con langostinos, vieiras y mejillones. Pero además otra de “tierra”, para los amantes de quesos y fiambres. Hay también un excelente gravlax y en tren de continuar con pescados, un abadejo “español”, acompañado con ajo y risotto de calabaza, y también la trucha del sur, rellena de jamón serrano, morrones asados y zucchini fritos. Hay variedad de pastas: “Perla negra”, rellena de salmón rosado y salsa de camarones; panzotti de cordero; sorrentinos verdes; rótolo y spaghetti al nero di seppia.
Hay también un variado repertorio de “lomos”, entre ellos a las cuatro pimientas, otro “bridado” en jamón con reducción de Oporto y Robbins, con champiñones y crema azul. Otras opciones son la pechuga de ave a la naranja, ribbs de cerdo con salsa de soja, mostaza y miel, y un “must” de la carta, el rack y rable de cordero en su jugo con papas y setas al romero. Los carnívoros de parabienes, con la parrilla “Premium” para dos (que en realidad pueden ser 3 ó 4 comensales) incluyendo molleja, una alternativa excelente para comer mucho y bien, a precio accesible. Para el final, la mousse de cítricos con chocolate. La Vedette es para vecinos del barrio y de la zona oeste, y también para aquellos que no se amilanan por hacer algunos kilómetros.
Un restaurante de campo como los hay a montones en Italia. Peumayén, cuyos dueños son descendientes de alemanes del Volga, ofrece una cocina auténtica en la que se entremezclan platos autóctonos y de inmigrantes.
