Cocina de hotel a lleno completo

Elena Revolucionaria

Jueves, 27 de junio de 2013

El restaurante del Hotel Four Seasons sigue despertando pasiones. Su propuesta se basa en la gastronomía porteña llevada al lujo, la calidad del producto y algunas sofisticaciones como la carne madurada a la vista. Alto nivel gastronómico que el público ama.


No es Elena Roger pero canta como ella. Tampoco es (H)elena de Troya, pero te dan ganas de raptarla. El Restaurante Elena despierta pasiones, es una grata sorpresa en un sector en crisis. En definitiva, queda en evidencia que todo depende de la imaginación con la que se hacen las cosas. En verdad, el desafío que tenían los responsables gastronómicos del

Hotel Four Seasons, Juan Carlos Cardona (gerente de A&B), Juan Gaffuri (chef ejecutivo), Sebastián Maggi (responsable del restaurante)

y todo el equipo de brigada y de salón, han sido capaces con mucho de talento y bastante de originalidad, de ser protagonistas del éxito gastronómico del año. Porque llenar un restaurante con semejante cantidad de cubiertos, dentro de un hotel, lo que en Buenos Aires no se había visto nunca, es casi un milagro.

Hay que bucear entonces en el corazón de Elena y de su Pony Line, el bar ubicado en lo que era Le Mistral. En primera instancia, mucho tiene que ver la gran idea de sacarle la formalidad de un hotel cinco estrellas al restaurante. Más allá de lo que comunicó la prensa, el famoso marketing directo "del boca en boca", ha sido gravitante en este aspecto. Ir a comer a Elena no asusta, no vas a pagar más que en cualquier restaurante de gran nivel en la ciudad y, en algunos casos, hasta te va a costar mucho menos. No había antecedentes tampoco de una cocina a la vista, menos aún que todo el que ingresa al lobby del hotel no ve a la gente que está comiendo. Estos dos factores también forman parte de la "Revolución Elena". Ya hablamos del ambiente, una maravilla que demuestra que se puede gastar mucho dinero pero si esto no va acompañado de un proyecto que esté al mismo nivel, no alcanza para salir de la mediocridad. Y Elena es el ejemplo contrario.

El servicio es la segunda pata sobre la que se asienta el negocio gastronómico. Y aquí también se da por tierra con eso de que los jóvenes no pueden ser eficientes y discretos en la atención del público. Se nota que todos están perfectamente "adiestrados", porque además son capaces de asesorar al cliente de manera clara y concisa. Una buena comida puede ser arruinada por un servicio inadecuado. Y Elena tiene camareros y camareras que potencian la calidad de la propuesta.

Dejamos para el final lo más importante: la comida. En momentos de abrir

Elena

, en FDO identificamos a la gastronomía del lugar como "Cocina Porteña". En realidad, es una forma de decir que, en Elena, cualquier habitante de Buenos Aires va a encontrar todo lo que nos gusta, lo que hemos comido desde chicos. Y un turista, ya sea de nuestras provincias o del extranjero, comprobará que tenemos la mejor carne de mundo, pero que también nuestra esencia gastronómica es mucho más que eso. Si bien se han incorporado novedades como el Kobe y la carne madurada, con buen criterio se pensó en ofrecer también una excelente charcuterie (nuestra picadita del vermú), pollos y lechón rostizado (como lo hemos comido tantas veces), las pastas (que no faltan en la mesa de cualquier argentino, donde la inmigración italiana ha sido la más importante cuantivamente); a lo que se suman platos más elaborados pero que responden al mismo estilo. Todo ello se potencia por la calidad de los insumos, obra de productores artesanales con los cuales el hotel tiene acuerdos de provisión. Ello demandó una intensa búsqueda, por cierto. Pero el que busca encuentra, dice el refrán. Y así es nomás.

Rebeca Selley

, gerente general del hotel, nos dijo antes de la inauguración de Elena, que la idea era encontrar "una cocina urbana de raíces". Es decir una Cocina Porteña surgida de la profunda influencia de la inmigración que cambió la esencia de nuestro país. Y eso se ve reflejado en la fusión de comidas que predomina en lo italiano y lo español, pero que se traslada a las costumbres gastronómicas árabes, judías, francesas y de todos los orígenes habidos y por haber. Eso está reflejado en Elena y de ahí el éxito. Elena es un buen ejemplo del camino que debemos seguir para encontrar una verdadera

Cocina Argentina

, a la que pomposamente algunos definen como una obra completa,

sin que aún hayamos pasado del prólogo

. Y un dato más, Juan Gaffuri es un chef, talentoso, creativo, serio. No es mediático tampoco, ni le hace falta. Y a la vista de los resultados obtenidos, ha sabido armar un equipo "con un arquero que ataja penales, que es fuerte en defensa, que tiene un medio campo creativo y cuenta con una delantera que no falla ante el arco". Casi como el propio Gaffuri quisiera que fuera su Rosario Central. Cardona, catalán como es, puede decir sin ponerse colorado que Elena juega como su Barça.

 

 

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