El mar y la montaña aportan sus mejores productos para convertir a la Cuina Catalana en una de las más ricas y variadas del mundo. ¿Dónde encontrar estos platos tradicionales sino en el Casal de Catalunya? En el viejo edificio de la calle Chacabuco, abundan los colores rojo y amarillo de la bandera catalana, pero también el azul y rojo del Barça, la institución que “es más que un club”, donde además juega el mejor jugador del mundo (y quizá de la historia del fútbol mundial). Messi, cada tanto, acompaña las comidas del Casal en algún partido que se puede ver en pantalla grande en el Teatro Margarita Xirgu, vecino al restaurante. El menú pasa revista a lo mejor de la cocina catalana, con alguna licencia que saca al lugar del fundamentalismo gastronómico. Uno de esos casos es el cochinillo, al que el director del restaurante, Damián Cicero, define como “el mejor de Buenos Aires”. En Fondo de Olla tenemos al Casal como uno de nuestros lugares favoritos, gracias a su excelente relación precio calidad. Más allá de lo que describe la carta en castellano, catalán e inglés, uno puede ir armando su propio menú si desea comer de todo un poco, en especialcuando los comensales son cuatro o más. Así, por ejemplo, se pueden pedir varias entradas para compartir como si fueran tapas: escalivada, boquerones sobre mayonesa de ajo, tortilla de papas y cebollas con chorizo tipo ibérico, habas verdes con panceta y butifarra negra (típico embutido catalán), tortilla de habas y setas, y por supuesto el pa amb tomaquet i pernil (la clásica pantumaca, o sea pan de campo frotado con ajo y tomate, con jamón crudo opcional).
Mariscos y pescados son opciones casi imprescindibles. Por ejemplo, gambas al ajillo, langostinos enteros a la parrilla, pulpo a la gallega y rabas a la romana. Para seguir con pesca del día a la plancha con alioli, merluzón en salsa verde con almejas y guisantes, mero al horno con romesco, abadejo con sofrito de tomate, salmón grillado con sanfaina, y pescado guisado con caldo de mar y picada. No faltan tampoco la típica fideuá (paella de fideos partidos con pescados y mariscos), la paella de mar y montaña, el arroz con tinta de calamar, mariscos y caldo de mar; el guiso catalán de lomo con hongos al vino tinto, y los callos guisados.
En el rubro carnes ya hablamos del cochinillo, “producto de campo destetado, calibrado entre 3,8 y 4 kilos, cortado al plato”. Puede pedirse entero o medio. Además, hay cabrito al horno; pollo con gambas, y conejo con alioli. Ensaladas y guarniciones concluyen con un menú que, como se observa, es casi un himno a la cultura gastronómica de los catalanes.
Nuestro postre preferido es el flan de naranjas, pero la crema catalana quemada es otro símbolo de la carta. El mel i mató (requesón con miel) lo dejamos para Damián y sus seguidores más audaces. La cata de vinos es amplia, completa y no “te matan”. También hay pacharán y licor de melocotón. Una última cosa: los futboleros estarán de parabienes en cada final con el Madrid, algún partido de la Champions o simplemente cualquier final de los torneos europeos. Comer en el Casal y después ver a Messi y compañía, es una experiencia que no hay que perderse. Sobre todo si uno está lejos del Camp Nou.
Restaurante Casal de Catalunya - Chacabuco 863 - Tel.: 4361-0191. Lunes a sábados noche, martes a domingos mediodía. Principales tarjetas.