A una década de su apertura, el restaurante del Buenos Aires Design se renovó aunque sin cambiar radicalmente su estilo. Gladys y Mario Balán decidieron simplificar la carta pensando quizás en el turismo extranjero, que sigue siendo mayoría. Es así que tanto al mediodía como a la noche, conviven opciones que se insertan en la culinaria italiana, a lo que se agrega la parrilla pero en cantidad reducida, apenas lomo, bife de chorizo, pechuga de pollo y pesca del día. Optamos por lo mediterráneo, que responde más al origen del lugar. Hoy el manejo está a cargo de Gabriel Balán. El local cuenta con cuatro espacios: vagón (cuatro boxes con lámparas ferroviarias), galería para un café o algo frugal, salón principal, y finalmente la terraza, donde además de comer se pueden probar los cócteles de la casa y aprovechar los viernes de jazz. Hay también una barra de Campari.
Decíamos que la carta se achicó, tal vez porque el tipo de público así lo estaba exigiendo. Hay siempre discusiones respecto a si conviene una carta grande, tipo sábana, o una chica, donde la brigada de cocina puede controlar la situación con mayores recursos. Y en el caso de un restaurante con 200 cubiertos, nos parece que la simplificación fue una decisión acertada. La pizza al horno de piedra se recomienda como una entrada para dos (Margherita, Parmigiana, Jamón Crudo y Provolone). Además, la burrata siempre es un plato muy demandado. Hay también berenjenas a la Parmesana, cake de risotto crocante, rabas y zucchini, y una licencia que se da la cocina, fuera de lo italiano: cebiche con guacamole. Para compartir, se recomienda el antipasto italiano, o el salmón ahumado en horno de piedra, con verdes, peras, almendras y vinagreta de aceto y miel. Para esta época, hay tentadoras ensaladas (de langostinos o de salmón gravlax).
Entre los principales predominan las pastas, como es de rigor: fussili al fierrito Scarparo; penne con brócoli; gnocchi de ricota y espinaca; lasagna; ravioles de calabaza, y crepes de pollo, espinaca y hongos. También risotto azafranado de langostinos; ojo de bife braseado durante cuatro horas; trucha al horno de piedra, mollejas crocantes con chutney de ciruelas y ensalada criolla. Para concluir, sopa fría de mangos y naranja, o panna cota con frutos rojos. Completa carta de vinos. Cobran servicio de mesa.
