Parker larga la lapicera pero le queda algo de tinta

Jueves, 20 de diciembre de 2012
Luego de varias décadas influenciando sobre los vinos, con sus puntajes siempre teñidos de intereses espurios, Robert Parker se aleja de la Revista The Wine Advocate. Tres inversores de Singapur se quedaron con parte de la tinta, habrá que ver si siguen el mismo nefasto camino de su antecesor.

No hay mal que dure cien años, dice el refrán, pero a no ponerse tan contentos. Sucede que si bien Robert Parker (de nefasta influencia en el mundo del vino con sus calificaciones malintencionadas), no se va del todo. Deja apenas el cargo de editor en jefe, aunque mantendrá  la presidencia del directorio. Su reemplazante será Lisa Perrotti Brown, quien vive en Singapur y representa a los inversores que le pusieron la mosqueta a Parker. Se dice que éstos son empresarios altamente calificados en el área de la tecnología y la informática. Todos ellos fueron suscriptores de la revista, de manera que uno podría deducir, irónicamente, que de vinos saben poco y nada. Por las dudas, si bien se dice que TWA seguirá saliendo en su versión en papel, habrá cambios sustanciales on-line, sobre todo porque planean poner a disposición de los lectores una versión en pdf, para que se puedan ver e imprimir las notas. Hoy, la revista cuenta con 50.000 suscriptores. Y más allá de gustos personales (que en nuestro caso se trata de una opinión negativa de esta figura negativa del periodismo vitivinícola), el caso es que sus calificaciones han sido capaces de transformarse en un trampolín hacia las ventas o, en sentido inverso, en verdugo de quien ha caído bajo la impiadosa lapicera parkeriana. Muchas veces, casi siempre, los que fueron aplastados por la pluma del director de TWA han sido las bodegas que jamás pusieron un aviso publicitario en sus páginas.

Por lo que se sabe, Parker continuará revisando los vinos de la publicación, aunque se limitará, según dijo, a “cubrir ampliamente a Burdeos, Ródano, retrospectivas de cosechas de California los perfiles de vinos de menos de 25 dólares de nuestros mejores importadores”. No hace falta recordar que uno de sus laderos más confiables (confiable para él, aclaramos), fue despedido al comprobarse connivencia con el español Pancho Campo y su empresa The Wine Academy of Spain, quien le organizaba sus catas en la península ibérica. Lo reemplazó, como se sabe, el británico Neal Martin. Va de suyo que ninguno de estos personajes nos inspira la mínima confianza. Por fortuna, más allá de la pleitesía que le brindan bodegueros y enólogos cuando vienen a catar a la Argentina, en nuestro país esa modalidad de puntuar a los vinos no cuenta con sustento alguno, mucho menos si se trata de los Parker del subdesarrollo, por más que algunos pretendan convertirse en “líderes de opinión”. Y esto lo saben los empresarios vinculados al rubro. De manera tal que no hay que preocuparse demasiado, porque Parker está lejos, ganando dinero. Aunque de verdad es una lástima que no haya largado la lapicera del todo.

 
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