Nuestro Secreto, afortunadamente ya dejó de ser un secreto; es la última sorpresa del Hotel Four Seasons. Nada más ni nada menos que una especie de palacio de cristal donde se comen carnes hechas con leña de vid y zarzamora.
Hace unos días nomás “te miraba de afuera, como esas cosas que nunca se alcanzan”. Mientras estaba en obra, pusimos la “ñata contra el vidrio” y no entendíamos mucho. Una especie de palacio vidriado, con techos ídem, parrilla y horno de barro, asador afuera, una propuesta de parrilla sorprendente que nos obliga a agregar una recomendada más a nuestra nota “5 Parrillas en Buenos Aires”, que pasan ahora a ser 6. Nuestro Secreto es el hermano menor de Elena y del Pony Line. Un lugar donde disfrutar de la parrilla con leña de vid y zarzamora. Otra muestra de que cuando hay materia gris se pueden hacer grandes cosas, a fuerza de talento y originalidad, a lo que por cierto nos tienen acostumbrados el chef Juan Gaffuri y toda su brigada, hoy apuntalados por el nuevo gerente de Alimentos y Bebidas, Dan Mizrahi. A la parrilla y el asador, hay que sumarle otro artefacto bien argento, como lo es el horno con leña de manzano, donde entre otras cosas preparan pastel de rabo con puré de papas trufado, y paleta de cordero con berenjenas y cebollas bebé.
Cuando uno creía que todo estaba inventado en materia de gastronomía, apareció Nuestro Secreto, una parrilla gourmet “escondida tras las paredes vidriadas” en un costado de La Mansión del Four Seasons.
Está claro que el lugar se “vende” por sí solo, pero en lugar de quedarse en el ambiente, Nuestro Secreto apuesta a una cocina de alto nivel y un servicio impecable. En definitiva, la propuesta no difiere de Elena, al menos en materia de calidad. La diferencia la hacen el sol y la vista al jardín. En esta época, hay que aprovechar las mesas colocadas afuera, cerca del asador criollo.
Los domingos hay un brunch formidable, que cuesta $ 375 por persona con una copa de bienvenida y las comidas libres (aperitivos, achuras, ensaladas, asado de tira, bife con hueso, vacío, matambrito de cerdo, cochinillo y cordero al asador, vegetales al rescoldo y magníficas papas fritas como las de Elena. Hay varios postres y los helados Dolce Morte, increíbles. El acompañamiento con vinos D. V. Catena sube la cuenta a $ 550. Puede parece mucho, pero vale la pena, sin dudas. La carta parece un diario tipo “sábana”, onda La Nación. Hay empanadas de carne cortada a cuchillo; croquetas de morcilla con manzana verde; chorizos; ostras las brasas con manteca cítrica; queso de cabra a la chapa; ensaladas muy originales y también clásicas; albóndigas de cordero; entraña con queso cuartirolo; pesca del día con vegetales al rescoldo y ricota). De la parrilla, asado de tira de siete costillas; bife de costilla de 450 gramos; medio lomo; vacío, entraña tiernizada; filet de truchón entero; molleja con limón encurtido; langostinos con alioli de azafrán). Del horno con leña de manzano, pastel de rabo; pesca del día con papa, pimiento y pimentón de Cachi; matambrito de cerdo con batatas; ñoquis de espinaca con gratín de queso Pecorino).
Y los postres que te “matan”, con los helados Dolce Morte a la cabeza, que también pueden servirse para acompañar las frutas asadas con crumble de semillas. Excelente carta de vinos, no se cobra servicio de mesa.
Ya saben nuestros lectores que no somos de elogio fácil, pero Nuestro Secreto ya se inscribe en la innovación más grande que hayamos visto en parrilla desde que abrió La Brigada hace 21 años. Juan Gaffuri ya ha demostrado que está jugando en las grandes ligas (y no se le quema nada, él sabrá entender la metáfora). El Four Seasons ha creado una revolución gastronómica que nos hace muy bien a todos, y ése no es ningún secreto.
Un restaurante de campo como los hay a montones en Italia. Peumayén, cuyos dueños son descendientes de alemanes del Volga, ofrece una cocina auténtica en la que se entremezclan platos autóctonos y de inmigrantes.
