No es un cuento chino

Lunes, 2 de agosto de 2010
Por boca de nuestro colega YSL (que no es el famoso modisto por cierto) nos enteramos hace un tiempo de la existencia de este proyecto, que desde hace pocos días dejó de serlo para convertirse en realidad. Allá en el último dique al sur (el 1) y en el local donde funcionara tiempo atrás una de las sucursales de Antares, nació a comienzos de julio Royal China.

Se trata de un emprendimiento de capitales locales, aunque de origen chino. Los propietarios ya poseían tres restaurantes, de tenedor libre pero de nivel razonablemente elevado, uno de ellos en la localidad de Morón. Royal China es una rara avis por donde se lo mire. Su ubicación (nunca hubo chinos de calidad en Puerto Madero, y creemos que malos tampoco), la ambientación es tan cuidada que hasta poseen un salón privado con karaoke, los cocineros (un equipo completo de seis personas) fueron traídos desde origen, muchos de los insumos se importan (como los moluscos abalones u orejas de mar) y, por último y lo más significativo, la cocina es auténtica como no se conocía en Buenos Aires hasta el presente.

Si busca chop suey u otras preparaciones poco ortodoxas, su lugar no es éste precisamente. Royal China ofrece platos de la culinaria cantonesa, tal como se los sirve en un lugar cosmopolita como Hong Kong. Y la base de esta cocina son los frutos de mar, de manera que quienes aducen alergia porque no les gustan los pescados y mariscos (y no quieren quedar mal, porque es de tontos que a uno no le gusten estos productos), deberá limitarse al pollo y el cerdo, algunas verduras, en fin un menú acotado que no le podrá dar una idea acabada y certera de lo que ofrece esta propuesta. Otra característica de la comida en este lugar, es que no hay excesos de picantes. Y ni se le ocurra pedir pimienta (más allá de la que ya tienen las preparaciones y en escasa cantidad), porque está mal visto hacerlo, sólo por una cuestión de protocolo chino. O sea que la comida es rica y sabrosa, nada contundente, hará la digestión rápidamente y a la hora de la cena tendrá deseos de comer otra vez como un elefante.

La otra consideración es que cuantos más sean los comensales, más económico resultará el monto a pagar por persona. Depende de lo que se pida, también resultará la cuenta final. Por otra parte no es usual un restaurante donde se pueda pedir una media docena de versiones de langosta. Por ejemplo a la sal (la más sencilla) o salteada con claras de huevo (la más china). La langosta entera cuesta 480 pesos.

Hay que considerar que existe un menú en idioma mandarín para los miembros de la colectividad, que no está traducido e incluye algunos platos que no están adaptados al paladar local (según nos cuentan). La otra cuestión que debemos mencionar, es que se convocó a tres profesionales destacados en sus respectivas áreas. Aldo Graziani armó la carta de vinos (sorprendente por cantidad y variedad de opciones nacionales y extranjeras); Inés de los Santos ideó la carta de tragos (no dude en pedir el Jazmín Shanghai, con Chivas 12 años, té verde de jazmín, choya y star fruit), y Beatriz Chomnalez adiestró a los mozos y se encargó de la parte dulce, en la que la cocina oriental no brilla por cierto. De manera que le recomendamos no omitir este capítulo, porque esta auténtica maestra de cocineros creó algunos postres con frutas exóticas (como el litchi) que se suman a sus preparaciones más tradicionales, como la que lleva su nombre (Beatriz Chomnalez).

Para dos personas, le recomendamos un menú de tres Ding Sums (entradas), como los panecillos chinos rellenos de vieiras y cangrejo, las empanaditas rellenas de vieiras y las bolitas crocantes de sésamo. Luego, de principal, habrá que elegir entre el pato con salsa especial y el mero entero con salsa agridulce. Con un postre más bebida sin alcohol, a lo que habrá que sumar el vino, le puede costar unos 120 por cabeza (más 12 pesos de cubierto). También hay un menú al mediodía por 80 pesos, muy recomendable.

Para los bolsillos más generosos, el abalón cocido en salsa especial (300 pesos) podrá resultar toda una experiencia. También sobresalen la sopa de golondrina y pollo (100 pesos) y las ya mencionadas langostas a 480 pesos. El té de las tardes cuesta entre 45 y 50 pesos (excelente relación precio-calidad).

Royal China - Alicia Moreau de Justo 1808, Dique 1, Puerto Madero. Tel.: 4312-1001. Todos los días de 12 a 18 y de 20 a 0. Tarjetas, las principales.
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