A tono con la nueva moda de las carnes dry aged,Minga se suma a esta movida con cortes provenientes de ganado Angus, a los que se somete a un proceso de madurado de al menos una semana, en cámaras frigoríficas con temperatura de 3º a 4º C. Luis González es el creador de este lugar frente a la plaza Armenia, donde se ha instalado un polo gastronómico muy interesante. Seis años demuestran con elocuencia que aquí se ofrece lo que más le gusta a la gente. Cabe destacar que Minga no trabaja con parrilladas ni braseros, sino con el más conveniente paso a paso, que revaloriza la parrilla porteña para evitar olores molestos y sobrecocciones inevitables.
Se puede empezar con empanadas (tres por porción), provoleta común, Mediterránea y de cabra con mermelada de tomates, rúcula y tapenade. El Mix de Achuras sale para dos y puede ser acompañado por mollejas, si es que los comensales superan esa cantidad. También hay berenjenas a la parmesana, y polenta grillada. Los cortes vacunos incluyen bife de chorizo, ojo de bife, matambrito y vacío. Los “especiales” son asado de tira con un kilo por porción, entraña, tapa de ojo de bife y bife de lomo. También bondiola de cerdo, pescado blanco del día y salmón rosado. Las guarniciones son variadas; además de las tradicionales ensaladas y papas, morrón asado, brócoli gratinado, vegetales asados y Revuelto Gramajo.
Con seis años de vida, Minga mantiene sus fuegos encendidos para beneplácito de público local y turistas que disfrutan de sus carnes.
Hay varias pastas para los menos carnívoros, como ravioles de verdura con salsa boloñesa; ñoquis de sémola gratinados y sorrentinos de mozzarella y jamón con salsa de tomates y albahaca.
Los postres son más bien tradicionales, tales los casos del volcán de chocolate, marquise de chocolate con crema, flan casero, tiramisú y panqueques de dulce de leche. Carta de vinos amplia y con precios razonables.
Un restaurante de campo como los hay a montones en Italia. Peumayén, cuyos dueños son descendientes de alemanes del Volga, ofrece una cocina auténtica en la que se entremezclan platos autóctonos y de inmigrantes.