Cocinera botinera en Madrid

Jueves, 1 de septiembre de 2011
No es un lugar donde vayan a comer las botineras. Tampoco las jugadoras de la selección española de fútbol femenino. Sí es el restaurante más antiguo del mundo, está en Madrid y se llama Sobrino de Botín. Y la especialidad es el cochinillo al horno de leña, con 286 años a cuestas



Figura en el récord Guinness, lo cual le da cierto aire de confiabilidad al asunto. Abrió sus puertas en 1725 y por ende, su horno de leña funciona desde hace 286 años. Basta salir de la Plaza Mayor de Madrid, tomar la calle de Cuchilleros hasta el número 17, y uno se encontrará inevitablemente con la vieja casona que alberga a Sobrino de Botín Horno de Asar, tal el nombre completo del restaurante más antiguo del mundo. Recomendado por un amigo, llegué a Madrid hace tres años luego de una gira agropecuaria por Israel. Dicen que hay que reservar con mucha anticipación para poder ingresar a Botín, sobre todo si uno quiere comer en el salón contiguo al viejo horno de leña. Al menos, gracias a un bodeguero que gestionó ante la casa matriz de su empresa la reserva, pudimos acceder a una mesa ubicada en uno de los salones de la planta alta. La realidad es que no estamos hablando del mejor restaurante del mundo, ni nada parecido. Tampoco hacen cocina molecular, sino cochinillo a la segoviana, cordero, sirven jamón de Jabugo, y haciendo honor a la fría noche madrileña que nos tocó en suerte, una sopa castellana con mucho ajo. Un postre que no recuerdo, al fin de cuentas siempre es lo que menos me importa de una comida. Y el vino de la casa que, como es costumbre en los restaurantes de otros lugares del mundo, nunca es el peor, sino un vino mucho más que aceptable. Pagar 60 euros por todo eso, sentarse a la mesa del viejo Botín, disfrutar de esa comida y sacarse una foto en la casa de la calle Cuchilleros, es más que suficiente para alguien que se precia de saber apreciar estas oportunidades gastronómicas de la vida. Cuentan que por sus salones pasaron grandes figuras de la política, el espectáculo y el deporte. Y hasta el Rey Juan Carlos, tocayo que debe haber tenido más suerte que uno, en cuanto a la ubicación y seguramente con el vino (¿habrá tomado un Vega Sicilia?). Inútil como todos los reyes, por lo menos éste parece simpático. El nombre del restaurante no tiene que ver con ningún calzado, sino que es el apellido de un tal Jean Botín, francés que asaba las carnes en el Madrid del Siglo XVIII. Allí comían Quevedo y Goya, entre otros. Los pequeños cerdos de apenas tres meses de vida son cocinados al estilo de Segovia. Cuentan los dueños de Botín que actualmente se venden como mínimo unos 50 cochinillos por noche, y también 20 corderos. Vale la pena visitar el Sobrino de Botín, pero recuerde que hay que hacer la reserva, y cuanto antes mejor. Y si tiene suerte, se podrá sentar lo más cerca posible del casi tres veces centenario horno de leña.

Restaurante Botín - Cuchilleros 17, Madrid, España - +34 91 366 30 62 - www.botin.es

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