Fin de año, hora de balance, tiempo de conclusiones, de elogiar a los que se destacaron y de pegarle a los que hicieron las cosas mal. Un ranking de Fondo de Olla para analizar concienzudamente lo acontecido en el 2013.
Germán Martitegui recibiendo el premio en los 50 best de LATAM. Nosotros también coincidimos en que es el mejor de la Argentina.
Llegamos al final de este 2013 cargado de hechos que hemos comentado y analizado en Fondo de Olla ®. Un año gastronómico que tuvo de todo, mucho de bueno y otro tanto de malo. Y nosotros no escatimamos elogios hacia quienes lo merecieron, ni críticas a los que también se hicieron acreedores a nuestra pluma filosa. A no dudarlo que Francis M., que se llama Francisco como el Papa, nada menos, fue el chef destacado del año, sobre todo por su participación como jefe de la delegación argentina en el Festival Montreal on Lumiére. Su mejor plato en la muestra fue la calabacita rellena de queso de cabra, una pinturita que demuestra que también la cocina de hospital puede ser de alto nivel gastronómico. Este plato, sin dudas, mereció ser el mejor del 2013, pero finalmente le ganó otra obra maestra del propio Francisco: el último sánguche en París, una brillantez preparada bajo la Tour Eiffel.
Pero la verdad es que a FDO le costó muchísimo elegir como mejor cocinero del año entre Francisco y Narda. Esta última dio cátedra en el Restaurante Mirazur, adonde viajó junto con Darío Gualtieri, Germán Martitegui y Fernando Trocca. Hasta el mismísimo Mauro Colagreco debió reconocer que Narda está un paso más arriba de los demás (y hasta de él mismo, lógicamente). Ella fue la encargada de retocarles las preparaciones a sus colegas. Menos mal porque si no hubiéramos pasado vergüenza. Además no sabemos cómo Darío Gualtieri se animó a cocinar con estos monstruos, de los que debería aprender muchísimo. Pensar que a los veintipico fue chef ejecutivo de La Mansión del entonces Hotel Hyatt.
Este año hubo de todo como en botica y Fondo de Olla te lo cuenta. ¿Los mejores?: Mallmann y Narda, por supuesto, como siempre. Y la Guía S. Pellegrino LATAM, que hizo justicia.
En tren de hablar de lo mejor del año, nada mejor que destacar los premios S. Pellegrino de la Revista Restaurant, de Londres. Hubo 15 argentinos entre los 50 mejores de LATAM, gracias a los brillantes jurados locales y extranjeros, que dijeron que o mais grande de la Argentina es Tegui, y que somos capaces de tener una parrilla como segundo mejor restaurante del país. Hicieron justicia, tal como el año pasado la Academia Argentina de Gastronomía, entidad plagada de grandes genios de la cocina, que premió como mejor restaurante del “ispa” a una tal “Nadia O”, de la ciudad de Mendoza. ¿Qué haríamos nosotros, desinformados, si no contáramos con el apoyo de la AAG y de los jurados de la S. Pellegrino?
Pero también el 2013 nos deparó sorpresas desagradables. Por ejemplo, el fiasco del año fue el Restaurante Elena, del Hotel Four Seasons, más de lo mismo, cero innovación, cocina mediocre. Otro fiasco mayúsculo fue el de Tarquino, nada de creatividad, platos comunes y corrientes, y una pizza con gusto a pizza, pero servida en una copa. Madonna. Como es habitual, pasamos por La Brigada y nos llevamos una sorpresa desagradable. Ahora trabajan con carne de feed-lot, ya no cortan más la carne con la cuchara, ni te cambian los platos que antes llegaban calientes con cada paso.
Pero lo pior de lo pior son los cocineros del interior del país. No tienen nivel por favor. ¡Cuánta razón tienen los de GAJO que no aceptan colegas del otro lado de la Avenida General Paz! Por favor, a quién le ganó el muchacho ése, Diego Zárate, que se calienta con buscar verduritas entre los quinteros platenses, que se deje de embromar y cocine con tomates larga vida. Y el flaco de Mendoza, el de Siete Cocinas, más que Pablo del Río es un Pablito del Arroyo. Que se vaya a cocinar chivitos a Malargüe, que es lo único que sabe hacer. Ni hablar del otro, el que está en Purmamarca, más que Manantial del Silencio, es agua sucia ruidosa del río de montaña. No debiera llamarse Sergio Latorre sino Sergio La Torra. Hasta te da carne de llama, el caradura. Y el chabón de Mar del Plata, el de Sarasanegro, que en realidad debiera ser “Qué Sarasa, todo Negro”. Está loco, te da de comer pescados y mariscos, con lo mal que hace comer estas porquerías nocivas para la salud.
Y ojo, que acá en Buenos Aires tenemos también cada ejemplar. Por ejemplo ese Pol Likan, que en Freud & Fahler te hace dibujitos en lugar de darte de comer. Y Rivarola, el de El Baqueano, que te da de manyar hormigas y víboras, qué asco. Este 2013 hemos tenido que comer en cada lugar, por favor. Un sacerdocio lo nuestro. Bien la cortamos acá porque si no vamos a tener que escribir una guía de teléfono, con tanta mediocridad dando vueltas.
Por si no quedó claro, esta nota es una joda grande como una casa. Tiene que ver con que la nota fue escrita el 28 de Diciembre. ¡Que la inocencia les valga!