La tele está famélica

Jueves, 29 de enero de 2015
¿Les pasó su cuarto de hora a los programas locales de gastronomía? ¿En qué quedó el boom de El Gourmet y Utilísima? Sin producciones nuevas, repetición de programas y fiascos como “Mi mamá cocina mejor que la tuya”, la tele tiene mucha hambre, nosotros también.



Los productores piensan que como la gastronomía está de moda y muchos cocineros se creen estrellas porque salen por la tele, solo basta con poner una cocina, una mesa y cuatro sillas, un mediático que se defiende con los cuchillos y las ollas, para llamar la atención y ganarse al público. Pero no es tan fácil.

Hay que decir que la tele por cable tuvo su apogeo culinario hace varios años con la irrupción del Canal ElGourmet.com, donde un productor talentoso como Martín Teitelbaum supo hacer muy buenos programas y hay que decirlo, también sacó del ostracismo a figuras que hoy son o parecen intocables (Narda, Donato, fíjense que ni hace falta mencionar sus apellidos, que quizá subidos al caballo como están ni lo saluden). Pero además había grandes chefs que si bien no daban para la tele, balanceaban un poco inconsistencia de los que salían simpáticos y bonitos para el público en general. No olvidemos que por esas pantallas también pasaron Ada Cóncaro, Katrine Röed, Beatriz Chomnalez, nada más y nada menos. También debemos decir que hubo que seguir fumándose a Don Francis y sus discípulos, como el que cocina con el secador de pelo. Pero al menos había algo de interés, porque la cartelera se renovaba, había producción y dinero para hacer programas en el exterior. Eso también motivó que la competencia se pusiera las pilas (Utilísima, hoy Fox Life). Luego se inició una guerra en la que los cocineros cambiaban de camiseta como los jugadores de fútbol, y lo que es peor, pasaban de Boca a River sin escalas. Y todo por el pancho y la Coca, ya que por lo general la moneda de cambio no era (ni es) dinero importante, sino la imagen que les ha servido para negociar beneficiosos contratos de publicidad, llenar sus restaurantes de cholulos y hacerse famosos como si fueran estrellas de cine.

Distinta es la situación en la tele abierta, donde Cocineros Argentinos sobrevive con la plata que ponemos los ciudadanos con nuestros impuestos (en la TV impúdica), o bien el genial Ariel Rodríguez Palacios, un capo en la cocina y el que mejor da ante cámaras. Creemos sinceramente que Ariel es la excepción que confirma la regla, hace todo bien, cocina y actúa en la caja boba con idéntica capacidad histriónica y profesional.

Sin embargo, el ráting no daba para tanto hasta que llegó MasterChef. Lo pusieron a competir con Lanata y el fútbol y salió airoso. Lo decimos con un poco de bronca, ya que no nos parece que sea un programa que ayude a difundir la gastronomía, sino todo lo contrario. Han puesto a tres cocineros a los que notamos incómodos y no podemos sino pensar mal con el triunfo de Elvita y su sopa de maní.

Aunque nos parezca un programa lamentable, MasterChef es el único espacio vinculado a la gastronomía que logró buen rating el año pasado.

No hay nada nuevo bajo el sol, porque todos los formatos que nos llegan estaban inventados, y lo único que hicieron fue copiarse de la televisión extranjera. Como si no fuera suficiente, volvió Julián Weich con “Tu mamá cocina mejor que la mía”, espacio del Canal 13 que comenzó en la peor época del año, temporada de festejos y de vacaciones, donde nadie se aguanta tantos minutos a madres e hijos cocinando de manera patética. En la tele un minuto vale oro, se sabe, pero en este programa no lo entienden así. Y les ha ido tan mal con el rating, que ahora ponen seudo famosos, o mediáticos de medio pelo (nos tocó ver hace poco a los simpáticos Laura Oliva y Ronnie Arias, pero convengamos que no son figuras que convoquen realmente, y que puedan sacar al programa del pozo en el que está inmerso).

¿Y hoy qué pasa con el cable? Nada. Dan lástima los canales, que repiten viejos programas hasta el cansancio, no hacen producciones nuevas y se con las mismas insufribles caripelas de siempre. No hay un mango, con lo que hoy Fox Life prefiere poner al aire la serie Bones (nada que ver con la cocina por supuesto), enlatados varios, películas viejas y, de última, repeticiones del año pasado, muchas del exterior. En El Gourmet, más de lo mismo. Salvo la presencia del genial peruano Mitsuharu “Micha” Tsumura (al que pronto hemos de visitar en su limeño Restaurante Maido), los programas de Ohno (que no nos cansan aunque sean harto repetidos) y “Alemania, tradición y sabores”, con Pedro Lambertini (que pese a su nombre poco original es muy ameno e instructivo) no hay mucho más que destacar. Hasta vemos a Máximo López May cuando era gordo, así que miren cuánto tiempo ha pasado.

La tele y la cocina no están en su mejor momento. Está famélica, morta di fame diría un italiano, pero lo peor es que nosotros los televidentes, también tenemos hambre y nos quieren arreglar con pan y agua, como a los presos.

¿Por qué no tendremos un programa como el que hacían en España la deliciosa Gwyneth Paltrow (que encima habla en nuestra lengua) y el ítalo yanqui Mario Batali, en “Spain on the road”. Acá nos tenemos que conformar con la baguette de jamón y queso de Don Francis bajo la Torre Eiffel y los jurados que se sienten tan incómodos que parecen estar pisando brasas descalzos. Es lo que hay, subestiman nuestra inteligencia, pero la falta de rating está demostrando que tan bobos no éramos.
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