Si acaso todavía querés pasarte por Colombia para ver cómo termina la Copa Mundial de la Fifa sub 20, conviene que tengas en cuenta que la denominación de algunos alimentos y bebidas cambia sustancialmente aunque hablemos el mismo idioma
Tinto. Lo que para la mayoría del mundo de habla hispana es un vino elaborado con uvas rojas, en Colombia es un café negro, así que cuando le ofrezcan un “tintico”, porque el diminutivo es otra práctica nacional, no espere una copa sino una taza, y prepárese para tomar algo caliente.
Perico. Palabra “problemática” porque alude a la tristemente célebre cocaína, pero en muchos pueblos o cafeterías tradicionales, un perico es también un café con leche, o el más sofisticado latte, es decir, un “tinto” con leche o un café elaborado directamente en ella.
Fresa. Nada de frutilla, esta deliciosa fruta roja cambia de nombre en la tierra del café.
Factura. En Colombia, la palabra ni siquiera tiene que ver con un alimento, o bueno, sí, con la cuenta del mismo, porque la factura es lo que le entregan al cancelar algo, comestible o no.
Croissant. Más evidente porque el nombre viene del original francés, pero solo por referencia no pida una “media luna” en Colombia, pues sólo en negocios de ascendencia argentina, como por ejemplo De Lolita, aparece este delicioso pan con su nombre argentino.
Calabaza. El principal ingrediente de la tradicional carbonada argentina, no es el más utilizado en Colombia, pero bajo la influencia norteamericana, es bastante común para decorar en octubre, con motivo del Halloween y se elabora una buena sopa con ella.
Aguacate. Chilenos y argentinos le llaman palta, pero si preguntan por ésta en un supermercado o restaurante colombiano, difícilmente lo encontrarán. Eso sí, en este país su uso también es más común en preparaciones saladas, a diferencia de Brasil, donde preparan jugo con él.
Chunchurria. Obligados en el asado argentino, los chinchulines son conocidos como chunchurria en Colombia, una palabra que no sobresale, precisamente, por su belleza sonora, pero que hace las delicias de muchos en carritos callejeros o algunos sitios en los que se vende la tradicional “fritanga”.
Arequipe. Es la versión colombiana del dulce de leche, algo más compacto, pero igualmente azucarado. Se consume solo, en alfajores –aunque son muy distintos a los argentinos–, en oblea (galleta muy delgada) y en postres y helados.
Perro caliente. El choripán no es muy común por estas tierras, pero el pancho de los argentinos en Colombia se llama perro caliente, o el más conocido hot dog, es otra de esas comidas callejeras frecuentes; desde el más sencillo con solo pan, salchicha, salsa de tomate y mostaza; hasta unos muy elaborados con salsa de piña, viruta de papas, picadillos y cuanto ingrediente más se le ocurra al autor.
Empanada. El nombre es el mismo, la que varía acá es la preparación, pues la empanada colombiana se hace en masa de maíz, y se rellena con papa, guiso y eventualmente carne. Suele ser más pequeña y es, como sus pares argentinas y chilenas, deliciosa, además de barata.