El Quincho de Chiquito (y de Carlitos Monzón)

Jueves, 23 de enero de 2014
El Quincho de Chiquito - Agustín Carlos “Chiquito” Uleriche (ex Obispo Príncipe) 50, Santa Fe - Abierto mediodía y noche, pago en efectivo.

Cocina: Pescado de río a la parrilla y al disco

Lugar: Santa Fe Capital

Precio: $$

A metros de la estatua de Carlos Monzón, en El Quincho de Chiquito sólo sirven pescados de río, preparados fritos, a la parrilla y al disco de arado. Para darse una verdadera panzada por pocos pesos.



Saliendo desde el centro de la capital santafesina, por la Costanera, más allá del puente colgante de la laguna Setúbal, uno llega a la calle que hoy lleva el nombre de Agustín Carlos “Chiquito” Uleriche. Este personaje de la ciudad hizo culto de su amistad con Carlos Monzón, cuya estatua ubicada a media cuadra de El Quincho de Chiquito. Calle y estatua unen para siempre a estos dos grandes amigos de la vida. El lugar se hizo conocido por el gran boxeador, y por ende Chiquito le estuvo agradecido, a tal punto que cuentan que cuando Monzón estaba preso en las cercanías de Santa Fe, Chiquito le llevaba la comida todos los días. Hace dos años, en agosto de 2011, fallecía Uleriche y así su Quincho quedaba en manos de su esposa Mary, a quien suele verse muy seguido en el local.

Vale la pena destacar que El Quincho de Chiquito no es apto para alérgicos o detractores de los pescados, y si aún así uno no encuadra en estas dos categorías, todo lo que sirven proviene del río (dicho esto porque hay gente que come mucho pescado de mar pero nada de nuestros ríos) . Y encima especies muy poco atractivas, a priori, como el armado y el bagre mimoso, del cual hablaremos más adelante. Otra cuestión que hay que tener en cuenta es que el local no cuenta con aire acondicionado, sino con ventiladores de techo que sirven para amenguar en parte los excesivos calores de la ciudad (acabamos de visitar el lugar hace pocos días, en pleno verano). Y parte de su encanto es precisamente el escenario, con su precariedad no apta para exquisitos, sí para quienes amamos los pescados de río.

En El Quincho de Chiquito no hay carta. En la puerta hay un papel escrito a mano con el valor del menú ($ 98, diciembre de 2013). Esto incluye toda la comida que llega a la mesa y que se puede repetir hasta el hartazgo, pescados y sólo pescados, nada más, ni ensaladas ni papas. Hay vino, pero a nadie le importa, estamos en Santa Fe y predomina la cerveza servida en el liso (vaso de un cuarto de litro que es símbolo de la ciudad) o en jarras de litro de cerveza tirada de la marca que lleva el nombre de la provincia. Cuando te hartes de comer podés pedir un postre, pero no es lo habitual entre los clientes.

El Quincho de Chiquito tiene sus paredes pobladas de viejas fotografías del dueño de casa, muchas de ellas con Carlos Monzón y también con Alain Delon.

Vayamos a describir entonces lo que nos tocó en suerte. Comenzamos con empanadas fritas, rellenas de vaya a saber uno qué pescado (o tal vez varios), no importa para nada porque estaban riquísimas. Luego unas albondiguitas misteriosas también anónimas en cuanto a su interior. Luego una increíble milanesa de surubí (de río, no de criadero). Llegaron acompañadas por unas salsitas de tomate y de queso azul onda bechamel. Luego, raya de río soufflé (así nos dijeron para hacer un poco más gourmet el plato, pero eran pequeños trozos fritos, muy sabrosos). Para continuar con pacú a la parrilla (de criadero, porque el de salvaje de río lamentablemente escasea por la sobrepesca); un bagre mimoso que ingresa del mar al río de la Plata y luego a sus afluentes (caso único por lo que nos contaron), y finalmente chupín de armado. ¿Quién hubiera dicho que uno comería alguna vez bagre y armado, y encima que le gustara muchísimo? Pero así fue. Tres jarras de litro, a lo que hubo que sumar cuatro lisos, y una botella de agua mineral para nuestras acompañantes femeninas (compartimos el almuerzo con el chef Lucio Marini, fiel seguidor de Fondo de Olla y de quien hablaremos bastante en el futuro, su novia Alina y mi esposa Marina). Todo costó escasos $ 520 (a razón de $ 130 per cápita). Opípara comida que culminó con la tradicional foto ante el monumento de Carlos Monzón. Y aunque parezca mentira, a Chiquito Uleriche los santafesinos lo conocen tanto como al gran campeón. La verdad es que Chiquito se fue de este mundo hace dos años, pero dejó su legado como “Gran Campeón del Pescado de Río”.



 

 
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