¿Pomodoro o tomate que vale oro?

Martes, 8 de octubre de 2013

Otra vez el tomate es noticia, por su precio, claro está. Esta semana comenzó con un valor obsceno: $ 600 el cajón de 20 kilos en el Mercado Central. Trasladado esto a las verdulerías, habrá que pagar no menos de $ 40 por un kilo de tomate muy lindo a la vista, pero encima insípido en su sabor.



El tomate es uno de los grandes legados del continente americano a la culinaria universal. Por algo en Italia, donde ostenta protagonismo en muchos de sus platos (pizzas, pastas) lo llamaron “pomo d’oro” o “pomodoro”. Esto quiere decir, traducido literalmente, “manzana de oro”. Ya hemos escrito varias veces en Fondo de Olla sobre los tomates que no tienen gusto a tomate, y acerca de los tomates platenses, esos que son tan feos pero tan ricos al mismo tiempo. Habrá que esperar un poco más para tenerlos, porque sólo aparecen en el verano. Mientras tanto, tendremos que seguir consumiendo los híbridos “larga vida”; muy bonitos ellos, todos igualitos, relucientes, pero de sabor nada. Y a precio de oro.


Si hace unos días nos sorprendía que un kilo de berenjenas costara $ 60 el kilo, no menos llama la atención hoy que el tomate haya alcanzado los $ 40 esta semana. Y eso que Guillermo Moreno maneja el Mercado Central como su propio feudo. Sin embargo, por aquello de que “en casa de herrero, cuchillo de palo”, el que controla los precios no puede con las “verduritas”. ¿Por qué ocurre esta situación? La cosa no pasa por reemplazar el tomate por otra cosa, como quieren Moreno y la Pimpi; tampoco por clausurar los puestos del MCBA, y mucho menos por echarle la culpa a los productores, que de esos 40 mangos reciben unas migajas. Días pasados, en una visita al Alto Valle del Río Negro y Neuquén, nos contaban que el pobre productor recibe $ 1,20 a $ 1,50 por cada kilo de peras, que luego en las verdulerías todos pagamos cerca de $ 18 el kilo.




En esta época del año siempre hay faltante de tomate. Y ya no importamos de los países vecinos. De manera que el que quiera tenerlo en su mesa, deberá pagar no menos de $ 40 el kilo. Ni hablar de los tomates "cherry" que andan cerca de los $80 el kilo.

Volviendo al tema que nos ocupa, realmente estamos del tomate. La explicación racional es que está concluyendo la cosecha en el interior del país, en tanto que la producción bonaerense viene atrasada. Todo por culpa del clima, que sequía mediante se ha ensañado con la horticultura, pero también es verdad que sin incentivos, los productores deben hacer malabares para encontrar al menos una mínima rentabilidad. El hecho es que para esta época, por cuestiones estacionales, siempre falta el producto. Y ya no se importa de los países vecinos como antes, lo que permitía suplir la carencia local.


Así las cosas tendremos que comer pizza blanca, inventar salsas sin tomate (porque hasta los de lata aumentaron descaradamente), comer mucha lechuga y no ir al cine a ver “Tomates verdes fritos”. Frente a este panorama no se nos ocurre decirle a Moreno: “tomátela”.

 

 
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