Crítica gastronómica, zapatero a tus zapatos

Lunes, 29 de junio de 2015
Cada vez vemos con mayor preocupación cómo los medios de prensa publican notas sobre gastronomía, escritas por neófitos en la materia. Colegas que al fin y al cabo hacen lo que pueden y por lo general, lo hacen pésimo. ¿De quién es la culpa? ¿Del chancho o del que le da de comer?

Una vez más entramos en colapso con los medios masivos, que si bien cuentan en su staff con periodistas entendidos en la materia, suelen encargarles notas a colegas que no tienen idea de lo que es alta cocina, la trazabilidad de una carne y qué diferencia a un cultivo transgénico de otro que no lo es. Los errores (o habría que decir horrores) son tan groseros, que no sabemos si reír o llorar. Basta leer unas pocas líneas, para advertir si quien escribió el artículo es un verdadero conocedor de los temas gastronómicos, o si son periodistas especializados en moda o en cine, sociedad o política, puestos a escribir sobre comidas y bebidas.

Suele ocurrir también que en otros medios (o revistas de diarios, si quieren mayor precisión), alguien que sí es entendido se pone a discurrir sobre cuestiones poéticas, antes de hablar de lo suele quemar con sus “fuegos sagrados”. De manera que hoy la crítica gastronómica está en crisis, como ya lo dijimos en su momento, pero aún nos causa mayor indignación cuando quien no sabe, escribe como si supiera del tema.

En una nota anterior (“Te muestran el jamón y se lo comen otros”), comentábamos al pasar que un medio envió precisamente a “La Ruta del Jamón” a una periodista que casi no come carnes, y una revista a una exmodelo en lugar de a un periodista capacitado para escribir sobre el venerado jamón ibérico.

Pero ahora nos llamó la atención otra nota, escrita por una colega llamada Maia Jastreblansky, sobre un supuesto legado de Amado Boudou (perdón, pero hay que nombrarlo) a la cocina del Senado de la Nación. La autora señala que hoy es un “Senado Gourmet”, donde les sirven a los legisladores strudel de espinaca y gruyere, cous cous y ensalada Belén, y otras muestras de “alta cocina”, como un triffle de chocolate blanco, yogur y frutillas. Juan Bautista, el hermano del funcionario más requerido por la Justicia por sus chanchullos, fue el encargado de llevar una chef rosarina, llamada Lucrecia Carloni para darle un toque “gourmet” al restaurante de los senadores.

No comen carne pero escriben de ella; no saben qué es alta cocina y por ende la confunden con un cous cous con ensalada; no son periodistas sino modelos y viajan cubriendo rutas alimentarias. Zapatero a tus zapatos, dice el refrán.

Tal vez sea cierto que la comida mejoró y que los precios aumentaron (esto sí que es seguro), pero lo que nos sorprende (y también enerva), es que se diga que estos tres platos que nombramos son ejemplos de “alta cocina”.

En el mismo diario, La Nación, en la edición del martes 16 de junio, aparece de manera sorpresiva una página completa, tamaño sábana y en la Sección Sociedad, sobre El Celler de Can Roca, sobre lo cual el autor subtitula como “un día en el mejor restaurante del mundo”. Firma el artículo, que también está mencionado en la tapa del diario a tres columnas, el periodista Martín Rodríguez Yebra, corresponsal del diario en España.

La nota está bien escrita, pero si en realidad pretendían que se describiera de otra manera la cocina de los hermanos Roca, habría que habérsela pedido a alguien que conoce la gastronomía en profundidad.

De todas formas, nos pareció que se trataba de un operativo de prensa, pensando que El Celler vendrá a la Argentina como parte de su gira fuera de Girona, la patria chica de los cocineros catalanes. El autor de la nota en La Nación, pone el artículo “el” en minúscula, cuando en realidad el nombre del restaurante es “El Celler de Can Roca” para diferenciarse del bodegón de los padres, ubicados a pocos metros y que se llama “Can Roca”.

Ejemplos de esta intromisión de periodistas de otros rubros en la gastronomía hay a montones. Y siempre nos agarramos la cabeza porque queda en evidencia el desconocimiento que, más allá de que se escriba muy bien, denota el texto de marras.

Zapatero a tus zapatos. Y no sé por qué ahora recordamos un episodio sucedido en la época del gobierno de la Alianza, cuando el entonces secretario de Agricultura, Antonio Berhongaray decidió crear la figura de “embajador de la carne argentina”. No tuvieron mejor idea que nombrar a Paloma Herrera, como una de esas embajadoras. Todo bien, es una figura que representa muy bien a la Argentina en su arte, salvo un pequeño gran problema: es vegetariana.
Más de Olla Inox
 ¿Son buenas las nueces para estudiar?
Olla Inox

¿Son buenas las nueces para estudiar?

13 Restós del 2013
Olla Inox

13 Restós del 2013