No hablamos de comida asquerosa, de mala calidad, ni de sesos de mono. Tampoco la que hacen en tugurios de mala muerte o en restós supuestamente de nivel gourmet, pero que no se caracterizan por la pulcritud. La comida que te da asco es la que menos te gusta. Contanos cuál es la tuya, la mía es el arroz con leche
Es para Fola que lo mira por la web
Un periodista gastronómico, muchas veces tiene que hacer de tripas corazón. O como decía Luis Sandrini(no recuerdo en qué película): “viva la Patria”. Lo manifestaba cuando en la ficción era un colimba y lo obligaban a comer un guiso repugnante. Conozco mucha gente que se desvela por el arroz con leche, al que particularmente el “sabor no le encuentro” como si fuera una Cristal de etiqueta azul (Fidalgo “dixit”). Serán resabios de niñez, porque en mi casa paterna de origen ciento por ciento italiano (y también por vía materna) se hacía mucho arroz con leche. Nada menos que una casa de tanos del Norte. Plato considerado como de la “cocina porteña” e inspiración de las señoritas que se querían casar, en realidad su origen parece provenir de Medio Oriente, transportado a España, donde le agregaron azúcar quemada. Acá, la fusión de razas y cocinas, le incorporó canela, vainilla y ralladura de limón.
Como periodista del rubro, no podría trabajar con cierta coherencia si no me gustaran los pescados y mariscos, si fuera vegetariano, o si sólo comiera pizza, empanadas y milanesas con papas fritas como mi amigo a quien no nombro para no deschavarlo. Pero el arroz con leche es más fuerte que uno. Vamos por partes: a la leche no la soporto, ni siquiera una gotita en el café (sacrilegio echarle alguna cosa encima, salvo una grapita para transformarlo en un “corretto” como le dicen en Italia). Me gustan los quesos, pero de leche ni hablar. En cuanto al arroz, me encanta en un risotto. Me gusta también y mucho, la paella, como la del Casal de Catalunya. Y me ha empezado a gustar también el sushi. Pero mezclado con leche me parece francamente un asco.
De manera que si alguien quiere vengarse de mis comentarios virulentos, lo peor que me puede hacer es ofrecerme arroz con leche. Dicen que en el NOA, cuando se prepara una cabeza de vaca “guateada” (se cocina bajo tierra), al invitado más importante le dan de comer los ojos. Hasta estaría dispuesto a comerlos, en lugar de una taza de arroz con leche. ¿Y a vos, qué comida te da asco? Contanos.