En el corazón de La Rioja, Chilecito y el Valle de Famatina acaparan la producción viñatera, olivícola y de nogales. Un viaje al pueblo que creció con la minería y hoy ofrece un sinfín de atracciones para los visitantes, como su rica gastronomía.
La ciudad de Chilecito fue fundada en 1715 por el español Domingo de Castro y Bazán, con el nombre de Villa de Santa Rita. Luego cambiaría varias veces de denominación, hasta la actual de Chilecito. Dicen los lugareños que el origen más preciso estaría en el hecho de que con motivo de la explotación aurífera de la mina La Mejicana, gran cantidad de chilenos llegaron a trabajar en este rubro. Inclusive, hay escritos del Siglo XVIII que indican que la región se identificaba como “Puerta de Chile”.
En rigor de verdad, Chilecito es un oasis en forma de valle encerrado por los cordones de las sierras de Velasco (que la separan de la ciudad capital de la provincia) y de Famatina (hacia el oeste). Por sus características naturales, donde los viñedos se desarrollan favorablemente, podríamos incluir a Chilecito y Famatina en un lugar de preponderancia vitivinícola con otros dos valles, los Calchaquíes y Cafayate en Salta, y el de Pedernal en San Juan (que a diferencia de los otros dos aún no posee bodegas en su jurisdicción).
La ciudad posee un hotel cinco estrellas (MAC Royal), que gerencia la cadena Howard Johnson, y varios lugares para disfrutar de la buena mesa, entre los que se destacan El Rancho de Ferrito (donde dicen que se crearon las famosas “costillas (o costeletas) de cerdo a la Riojana” del cual ya hablaremos más adelante, al igual que La Rosa Restó, donde se pueden comer especialidades criollas y árabes de la mano del chef Luis Sánchez (su apellido materno es el que devela el origen de los inmigrantes llegados desde Siria y El Líbano).
Las empanadas son grandes protagonistas de la gastronomía local. Son fritas, con un relleno de carne picada, papas y cebollita de verdeo. La papa es lo que las emparenta con sus vecinas y famosas empanadas salteñas, pero en este caso al horno y con una combinación de especias. Las hemos comido diariamente y no cansan, son riquísimas. También se comen algunos platos regionales comunes con el NOA (a propósito, La Rioja ha pasado recientemente a ser parte de esta región del país, una especie de puerta de entrada hacia Catamarca, Salta, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. Y no faltan, en temporada, los cabritos chivitos, que al fin y al cabo son la misma cosa. Otra curiosidad gastronómica local son los alfajores elaborados con crema de Torrontés en La Rinconada, un local de productos regionales, cuya fórmula se mantiene secreta.
Chilecito es la segunda ciudad de La Rioja en cuanto a población. Está en el ombligo de la provincia, una ubicación estratégica desde donde se pueden conocer toda la provincia.
A nivel productivo, la vitivinicultura es una de las actividades con mayor predicamento. La Cooperativa La Riojana es referente en la zona. Funciona desde 1940 y ha incorporado hace algunos años la marca Nacarí, otro símbolo de la región. Muy conocida en el mercado por sus etiquetas Santa Florentina y Raza Argentina, entre otras. Si bien el portafolio incluye numerosas variedades blancas y tintas, es el Torrontés Riojano el que más se destaca por sus características organolépticas únicas, como consecuencia de su origen por segregación genética y la posibilidad de desarrollo de todo su potencial en los Valles del Famatina. Como dato adicional, hay que decir que la cepa es la misma que se cultiva en la provincia de Salta (es decir la Torrontés Riojana, tal su denominación oficial). Se debe destacar además, que la zona vitivinícola de La Rioja es la mayor productora de vinos orgánicos del país. En las cercanías de Nonogasta, a pocos kilómetros de Chilecito, también funciona otra importante bodega: La Puerta. Asimismo, la zona posibilita el cultivo de nogales, cuya propagación puede observarse a lo largo de toda la “costa riojana”, así como en la Vuelta al Pirque, que así se llama el puesto de nogales donde se ubica el lugar más alto del recorrido, que incluye una estación del famoso cablecarril que transportaba en vagonetas y tolvas todo lo recogido en las minas de La Mejicana. También hay membrillos y duraznos, además de un cultivo que es común a toda la provincia: el olivo. La elaboración de aceite está muy desarrollada en la provincia.
Ubicada en el “ombligo” de la provincia, Chilecito ofrece la posibilidad de realizar excursiones a diario, algunas de medio día y otras de jornada entera. La buena hotelería de la ciudad (además del hotel 5 estrellas ya mencionado, hay posadas como Las Marías y Posada del Sendero). La vuelta al Pirque es un recorrido muy interesante, que incluye la visita de la Estación 2 del cablecarril, que se construyó a instancias de Joaquín V. González y se inauguró en 1905. El tramo de la excursión de medio día prosigue hacia el punto más alto, el pueblo de Guanchín, donde se concentra la mayor producción de nueces del país. La cuesta de Miranda, cuya ruta está actualmente en reparación y ampliación, es una visita obligada en sí misma, pero también se trata del camino que nos lleva al Parque Nacional Talampaya. Desde la ciudad de Chilecito, hay varios circuitos interesantes. Uno de ellos es el que se denomina “Historia entre cerros y viñas”, recorriendo museos y capillas históricas, como la de la Puntilla, el Museo Samay Huasy (finca y casa de descanso del doctor Joaquín V. González, donada a la Universidad de La Plata, que la administra actualmente), el Museo Santiago Bazán, y la Estación Nº 1 del cablecarril. Otro circuito es el “Peatonal”, que recorre la zona céntrica de Chilecito. Incluye la plaza “Caudillos Federales”, Iglesia Sagrado Corazón de Jesús, Plazoleta Santa Rita (la primera de la ciudad), Bodega La Riojana y el ascenso al Cristo del Portezuelo, un símbolo reciente de la localidad. Hay además un circuito religioso, llamado “Iglesias y Capillas”, que conforman las ocho capillas declaradas “Monumento Histórico Nacional”. La Costa Riojana, es un recorrido que circunda una seguidilla de pueblos al este del Velasco. También está el Corredor de la Producción, el Corredor de los Llanos, el Corredor del Bermejo y otros recorridos atrayentes. Y también a unos cien kilómetros de Chilecito, a mitad de camino con la capital de la provincia, está ubicado el pueblo ferroviario de Los Colorados. Es realidad se trata de un pequeño poblado de apenas 27 familias, donde es posible ver casas construidas con durmientes del ferrocarril. Este nuevo circuito turístico es un sitio arqueológico de gran valor histórico y científico, que custodia un legado patrimonial de la cultura Capayán. Se pueden observar muestras de arte rupestre, avistar los cóndores sobrevolando los cerros, llegar hasta la curiosa formación de La Ventana, hasta llegar a la famosa “Cueva del Chacho”, donde dicen que se escondía José Angel Peñaloza, lugarteniente de Facundo Quiroga. El grupo de guías de la Cooperativa “El Chacho”, propone además diferentes opciones para conocer el lugar mediante caminatas y cabalgatas al “Puente Natural”, “Agua Dulce”, “Rio Colorado” y “Agua la Sal”, entre otras formaciones provocadas por la erosión.
El regreso a Chilecito, nos permitirá reencontrarnos con la amabilidad de su gente, los aires pueblerinos que tanto añoramos los habitantes de la gran ciudad y por sobre todo, las costeletas de cerdo a la Riojana de El Rancho de Ferrito, Don Isidro Ferro, un personaje entrañable de la ciudad. Más empanadas, chivitos, humitas y dulces regionales, con Torrontés Riojano, claro está. Todo en el “ombligo” riojano.