Allá por 2005, el pueblo de Cafayate sufrió un grave incendio iniciado en una finca cercana al ejido urbano, que amenazó con devastar todo: casas, bodegas, viñedos. Hoy la localidad cuenta con sus Bomberos Voluntarios. Lástima que hay algunas bodegas que no colaboran voluntariamente.
Recuerdo la preocupación que me embargaba en aquel momento, llamando a cada rato a mis amigos cafayateños. La situación se había complicado por la sequedad del ambiente y los fuertes vientos. Durante varios días, la capital salteña del vino estuvo amenazada por el fuego. No había entonces Cuartel de Bomberos Voluntarios. De Salta casi no llegó ayuda; sí de Santa María, la cercana ciudad catamarqueña. Hubo gente que tomó conciencia y se dedicó a trabajar para que Cafayate tuviera su cuerpo de Bomberos Voluntarios.
Siete años después, Gabriel Domingo y sus colaboradores detallan con orgullo (y satisfacción) el trabajo realizado, entre los que se destaca el numeroso equipamiento que se ha adquirido, así como la obra ya iniciada en lo que será el futuro cuartel central de bomberos. En el frente de dicha obra, hay un cartel que reza: “Aquí se construye un sueño”. El predio fue entregado por la Bodega Domingo Hermanos, en carácter de donación mientras los Bomberos Voluntarios de Cafayate sigan funcionando como tal.
Los muchachos han viajado al exterior a capacitarse (Chicago, Chile, Bolivia); ha tenido participación en rescates en la montaña, también en las rutas, y apagaron cuanto fuego apareció en las cercanías. Pobladores de escasos recursos salvados por estos arriesgados seres humanos comprometidos, han sacado un poquito de dinero de lo mínimo que poseen, para contribuir al sostenimiento de los mismos, para donar aunque sea una bolsa de cemento que ayude a construir el tan anhelado sueño. La verdadera “Argentina de gente buena” es ésta, más allá de la pretenciosa publicidad oficial. Sin embargo, sobre 10.000 habitantes, por ahora sólo ayudan 400. Y entre ellos hay empresas, bodegas (que podrían poner más de lo que ponen), restaurantes y hoteles (Cafayate Wine Resort y el Restaurante Terruño, siempre dispuestos, entre otros). Algunos no ponen dinero, sí mercaderías, insumos, lo que sea. Pero con tristeza hay que decir que muchos no hacen lo mismo. Un ejemplo, es una conocida y decana bodega ubicada hacia el sur del pueblo, que colabora con una suma de pesos igual a la que lo hace un conocido vendedor de tortillas en el pueblo y como si fuera poco, no lo hace en forma constante. Pero no es la única, sólo un caso emblemático nada más. Dios no lo quiera, pero si aparece un incendio en sus instalaciones, ¿llamarán a los Bomberos para que arriesguen sus vidas para salvar el patrimonio de la multinacional propietaria). Y hay más. Algunas bodegas cuentan en su personal con bomberos, que cuando suena la sirena, salen corriendo a cumplir con su obligación. A algunos les molesta, porque ello implica que dejen de producir para dedicarse al prójimo. Nadie está exento de la desgracia. La ayuda, algunos la merecen y otros no. Pero estoy seguro de que la vocación solidaria de Gabriel Domingo y sus muchachos, nunca hará diferencia entre unos y otros. Por suerte, Cafayate cuenta hoy con su Cuartel de Bomberos. Y pronto tendrán un moderno y funcional cuartel, que será ejemplo en el NOA. Ojalá que pronto podamos decir que todos colaboran en la medida de su envergadura empresarial. Y los pobladores de menos recursos, con sus moneditas, le dan el ejemplo a los que pueden ayudar y no lo hacen.
Agradecimiento de un rescatado
Hay gente agradecida y muchas veces basta un mail para que los bomberos se sientan recompensados. Ponemos las iniciales de la persona que le envió mensaje a Gabriel Domingo, ya que no tenemos aún la autorización de publicar su nombre, pero la historia es verídica y es una muestra elocuente de lo que hacen estos hombres que ayudan al prójimo sin pedir nada a cambio: “Mi nombre es N. M., soy un salteño de 33 años amante de la provincia y de sus cerros. Hace ya muchos años que no vivo en Salta pero regreso una o dos veces al año, para ver a mis grandes amigos y a la provincia que cada año me parece más linda. Este febrero anduve por Cafayate y como le habrán contado, decidí subir solo el San Isidro. Algunas personas me advirtieron no hacerlo solo, pero me fui igual. Subestimé al cerro ya que he subido montañas mucho más altas y complicadas queésta. Al intentar bajar me perdí, volví a subir y bajar unas cuantas veces pero siempre terminaba en un acantilado diferente.
Por suerte estaba con mi celular. A las 6 de la tarde, me comuniqué con uno de mis amigos que estaba en Cafayate y le pedí si podía encontrar a alguien que me orientase, así bajaba. A los 20 minutos me avisaron que los bomberos decidieron ir a buscarme antes de que se hiciera de noche. Al principio creí que era innecesario, pero ellos fueron prudentes y decidieron ir a buscarme.
Desde el principio me comuniqué con Ramón Quipildor, él se encargó de hacerme unas preguntas para saber mi situación y organizar el rescate. A las dos horas y media, la montaña estaba a oscuras y los muchachos llegaban a la cima para buscarme y ayudarme a bajar.
No voy a aburrirlo con los detalles, pero le escribo para felicitarlo por el excelente equipo que está formando en el Cuartel de Cafayate. Desde el primer momento los muchachos se mostraron profesionales, concentrados, organizados y sobre todo muy cálidos. En ningún momento dieron a entender que subir la montaña, cansados (por que venían de hacer prácticas) y de noche, los molestaba en absoluto. Al contrario siempre se vio entusiasmo.
Lo felicito por el equipo conformado por Vilte, Cancino, Marcial, Liendro y por Ramón Quipíldor que se portó muy bien, organizado y con una sonrisa todo el tiempo. Trabajo en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires desde hace unos años, y le aseguro que no es moneda corriente. Así que, para terminar, lo felicito por el grupo, le recomiendo que lo cuide, capacite y motive para seguir trabajando y sobre todo les agradezco por el buen ejemplo que me dieron de cómo funciona un rescate organizado. Quiero que sepa que tienen un amigo en Buenos Aires y cualquier cosa que necesiten, de cualquier índole, no duden en comunicarse conmigo por que estoy a su disposición. Un fuerte abrazo para todos y para sus familias desde Buenos Aires”.